jueves, 20 de diciembre de 2012

Espíritu de Navidad

He de darme prisa, quedan menos de 24 horas para que el cataclismo cosmológico sea un hecho: este viernes culminará, según los Mayas, la era actual ,que arrancó en el 3.114 A.C, dando paso al B´aktun uno de la era siguiente. 

(Nota: lo que me jode fastidia de éste inmediato y profético apocalipsis es que yo también presagiaba, vislumbraba mi destino como fastuosa multimillonaria justo el día antes de la lotería de Navidad. ¡No podía haber sido otro día! Para una vez que me lanzo al exquisito y atrayente mundo de la tradición y el arraigo navideño de los niños del San Ildefonso vienen los alienígenas filantrópicos a decirme que No, que mi sueño de poderío pecuniario será en otra centuria. Hay que joderse!) 

Con lo cual me voy a dar patadas en el culo para escribir, a título póstumo, éste mi postrero post. Y aprovechando que estamos en fechas de Pascua lo dedicaré a cascar como el espíritu de la navidad se ha apoderado de la condición, hábitat y dominio atmosférico en la morada de aquí la que cotorrea. El canijo, prosélito de San Nicolás, está poseído hasta el tuétano por el espíritu de la Navidad.

Que la Navidad es una fecha señalada, está cantado. Que la Navidad despierta en las personas una cándida pero transitoria felicidad, es un hecho. Que la Navidad es el reflejo del amor a la familia, al mundo, al Universo, a la Galaxia, al Cosmos, a los caracoles, -hasta al pollo, que yo tanto detesto y que no como-, es obvio o al menos, obvio para alguno, no para todos. Otros pensamos que son fechas sin transcendencia, salvo, y aquí viene lo extraordinario, que tengas churumbeles. Si es así, debes o mejor, caerás rendido a los pies del espíritu navideño: de los renos, el árbol, los muñecos de nieve, las luces, el turrón, el polvorón, la zambomba, el villancico...

Navidad, dulce Navidad. Qué sería de la Navidad sin sus polvorones enyugantes pegados a paladar; de sus bolas de coco; del turrón duro y del blando: dos insignes viandas navideñas disputadas en casa de "las foles" por motivos, más que nada, odontológicos: abuelito y tata ya no están pá morder en berroqueño con boca desahuciada. Así que con llanto y desconsuelo tienen que conformarse con el blando quedando privados al gusto del crack, crack, crack almendrado... 

Y, ¿qué sería de una Navidad sin Papá Noel, Santa Calus, San Nicolás? Sus renos, el trineo, la barba, el traje rojo y su grito de guerra: !Jo Jo Jo jo joooo...!! Pero voy más allá: ¿qué sería de Papá Noel sin el deseo de los niños? Sin esa necesidad de creer en él. Sin la ilusión de ellos, los canijos. NA DA. Nosotros, no todos, padres descreídos, apoderados por las cosas de mayores, preocupados por la crisis, la hipoteca, llegar a fin de mes, el corre corre. Nosotros padres que alardeamos de haber cazado muchos elefantes y que no estamos para pararnos a pensar en la ensoñación, en la quimera, en la invención de los infantes, en reflexionar que los recuerdos son el mejor regalo de nuestra vida porque también, no hace mucho, fuimos niños llenos de irrealidades. 

Recordar que cuando, nos dejan y queremos, alimentarnos de ese espíritu de navidad, de ese deseo de contagiosa felicidad, de creer, de estar convencidos que un bonachón hipercalórico con barba de algodón y nariz de trasnochado bebedor de orujo, existe con fe ciega en la mollera de nuestros cachorros; hay que detenerse a mirar a nuestra prolongación genética cómo se les ilumina la cara, como farolillo de feria, con afán cándido e ingenuo, contemplando el agujerito en el cielo desde donde el yayo, venido de tierras de Laponia Mágica, les toma nota de sus andanzas por tierras medias. 

Papá Noel está en todos los lados. El espíritu de la Navidad debe seguir reinando en nuestra sesera; es un deber. ¿Para qué si no tenemos su número de teléfono?







martes, 11 de diciembre de 2012

Qué, !!!estamos!!!

Antes de que explotara toda esta escandalosa, injusta e insolidaria crisis, existían aquellos fines de semana, bastante habituales, en los que nos lanzábamos al relax y al desenfreno; pues una aguanta el sosiego un hora, a lo sumo dos, mi condición de mujer jaranera y chirigotera puede a esa parte zen que llama a gritos a mi materia gris john travoltiana en friebre del sábado noche. Como decía, aquellos tiempo de vinos, rosas (pocas veces, la verdad) y abundancia, la dedicábamos, por lo menos, una o dos veces al mes a largarnos de fin de semana a algún hotel mono y divertido. 

Lo dicho, esta vez no esperamos mucho. Después de las vacaciones de navidad y gracias a que aquí, la que escribe, estaba currando, que a estas alturas mi hipotálamo no identifica la palabra trabajo en espacio público, decidimos hacer terapia de desintoxicación de tanto polvorón, manteado y anís del mono. El sitio, idílico. Un hotelito rural, que como su propio nombre indica: vida de campo y sus labores, básicamente.

Henos aquí. En plena naturaleza. Un remanso de paz. Cuando llegamos ya traíamos la mosca detrás de la oreja. Con el calendario que mi madre me regala todos los años, uno de esos de cartón con la imagen de estampa navideña en la parte delantera y la publicidad, en la parte de atrás, de alguno de los comercios de mi pueblo anunciando sus sabrosas delicatessen, chacinas, embutidos y otros souvenirs, echo cuentas de mi ciclo menstrual. O-o. La roja no ha dado señales de vida. La roja lleva una semana, ¡dios sabe dónde! Intento no ponerme nerviosa. Intento pensar que será un retraso normal. De nuevo, me transporto al mundo del retiro espiritual, pensando que al día siguiente, cómo mucho, hará acto de presencia.

Seguimos con nuestro periplo campestre rural. Le comento mi inquietud al que hoy por hoy es padre, y con una media sonrisa entre nerviosa e inquieta me dice que no me preocupe que será un desarreglo producto del estrés. Esas palabras me tranquilizaron pero el runrún de, ¿y si estoy? ¿y si estamos? No se separaba de mi pensamiento. De hecho todo aquel día no paramos de hacer elucubraciones con la posibilidad de que estuviéramos esperando. Entre birra y birra, pitillo y pitillo, pasaron: nombre, sexo, cambio hormonal, físico, preparativos neonatales e incluso la forma de comunicar a la familia que íbamos a ser madre y padre...Era una sensación extraña. Rara. Curiosa. Llena de inquietud. Pero sobre todo llena de AMOR.

Siete de la mañana. El runrún ha estado toda la noche pegado como un chicle en mis sueños. No puedo más. Ni un sólo síntoma premenstrual. Me toco los pechos, y nada. Igual que siempre. Me miro la barriga por si hay algún tipo de hinchazón que anuncia la cercanía de mi amiga, y nada. Tampoco he tenido esas ansias por comer, ni tampoco tengo sueño de marmota, ni ando de un humor de perros, (qué descripción más bonita de la sintomatología premenstrual, ¿verdad? Nótese la ironía.) NA-DA DE NA-DA. Me dirijo al baño. Sentada en la taza del wáter rezando a todos los santos mientras apretaba, casi buscando lastimarme, la compresa; hago pis, recojo un trozo de papel para limpiarme y encontrar la sorpresa de color rojo. ¡Qué minuto más largo! ¡Qué nervios! ¡Jamás había tenido, en mis 36 años, más ganas de que viniera la 28días!..........Me limpio y.....NAAAAAADAAAAAA!!!

Subo a la parte abuhardillada de la habitación. Allí estaba esperando ansioso el futuro papá. Creo que en el fondo esperando, entre acojonado y feliz, que le dijera que la 28roja no se había pasado por el hotel, se ve que lo rural no le iba mucho. Es cañera, igual que yo. Y una jodida... igual que yo.
Me acuesto junto a él. ¡Qué! ¡Qué! ¿Te ha venido?...Lo miro con cara de pavor, y le digo: " Tenemos que comprar un predictor."

El camino del hotel hasta la farmacia, cómo lo diría, eterno, kilométrico. Parecíamos estar jugando al juego de la oca: ¿quién va a pedir el test de embarazo? Yo no. Tú. No, tú. Yo no. Tan grandes y tan tontos. Pues sí, tan tontos. Al final me salí con la mía y lo pidió él. Entramos en la farmacia. El azorado  y cohibido padre con voz susurrante le echa un par: Ho-o-ola. Mientras yo, me dedicaba al disimulo mirando los productos de higiene para bebé, fíjate tú que ironía. El padre seguía con su misión. Con un hilo de voz y mirando hacia un lado y hacia el otro, se atreve: "Qui-qui-qui-quiero un-un-un test de embarazo....." La farmacéutica, no sé si por choteo, haciéndose la sorda le echó todo el oxigeno a sus pulmones y le replicón con el volumen de unos 450.000000000000....decibelios: "¡Ah! ¡UN TEST DE EMBARAZO! SI. AHORA MISMO." Imagínense nuestras caras de batata. No he sufrido peor humillación pública.

Prestos salimos de allí hacia el hotel. A ver, ¿como mierda se utiliza esto? ....No te pongas nerviosa,-replicaba el padre- Tranquila. Dice que eches una gota de pis en la cánula y que se espere unos minutos. Si sale rosa, estamos. Si no....Pues imagino que NO. NO SÉ. ¡TOMA, YA!
Voy al baño. Le pido ir sola. Él al igual que si estuviera en la sala de espera de un hospital, agitado, ansioso y angustiado por si si o si no.
Gota. ¡Clin! Y salgo. Coloco el test encima de la mesa y ya lo único que nos quedaba era esperar. Tic, tac, tic, tac, tic, tac...Una tenue, tenue, tenue,tenue, tenue, tenue...Parece...Parece...Parece...Tenue...Tenue...Tenue...Tenue..Se torna...SE TORNA...SE TORNA...ROOOSAAAA!!! ¡¡Qué, estamos!!

Después de aquello quisimos dejar testimonio del recuerdo de ese fin de semana que nos cambió la vida PARA SIEMPRE. En el libro de visitas del hotel dejamos escrito que regresaríamos a aquel hotelito lleno de vida con el fruto de nuestro AMOR, BRUNO!!


viernes, 30 de noviembre de 2012

Llegó la hora

Después de que la ginecóloga me invitara a quedarme, sentí un palpitar taladrando todo mi cuerpo de tal magnitud, que tuve la sensación de que iba a estallar en mil pedazos. Éste efecto, lleno de impresión, que produjo la comunicación de que "ya estaba aquí-iii.." de que "llegó la hora..." coadyuvó a mi cerebro a disparatarse sucediéndose un sin fin de pensamientos inútiles imposibles de controlar: "Hay que llamar a mis padres. Y, ¿el móvil! ¿Dónde dejaré mi ropa? ¿Me pondrán la bata dejando ver mis partes nobles? ¡Dios! ¿Guardé el gel en la maleta? ¿Estaré sola en paritorio?...Tortuoso. Un sinsentido. Los nervios se apoderaron de mí y de mi entendimiento. Bloqueda. ¡Shock, brutal! Asustada. 

En ese momento también recorrió mi mente aquella imagen de pequeña, en el comedor de casa junto a mi madre, tendría unos 7 u 8 años, viendo en la televisión un reportaje sobre la maternidad, y en concreto sobre los partos. Aquella imagen se quedó grabada en mi alma con dolor y sufrimiento. Recuerdo que le dije a mi madre: "Mamá nunca seré madre." Aquel escozor tornado temor, se convirtió durante muchísimo tiempo en una de mis peores pesadillas. Y ahora, me veía ahí; yo, la que renegaba de la maternidad por miedo al dolor,  con angustia y desasosiego. Llegó la hora. Era mi hora: la hora de ser madre. Casualidades del destino.

Después de intentar sobreponerme al anuncio del inminente parto quedaba la nada desdeñable y osada tarea de dar la buena nueva al padre del futuro infante. La encarga de hacerlo, mi cuñi. He de confesar que utilizó una artimaña viperina y pérfida aunque no falto de comicidad pues se trata de un ritual laboral que forma parte de sus trasnochados años de matrona. Con lo cual, estaba más que justificado hacerlo. Y pensándolo bien, su hermano no iba a ser menos en pasar por esa pequeña broma macraba de ver su cara de pérdida súbita y pasajera del sentido y el movimiento. "Cuñi, ¡verás qué cara! Mientras recorríamos el pasillo hacia un un vestuario donde tendría lugar mi cambio de outlift, la cuñi iba con un porte chirigotero y sibilino pensando en la imagen que vería una vez se abriera la puerta y su hermano contemplara a la futura madre de su hijo con tan distinguida a la vez que humillante guisa. "Ponte la bata,  los patudos y el gorro." Dijo la cuñi, con premura y ansioso deseo.  Así que sin más preámbulo se abrió la puerta y...¡Tachán! Lo que esperábamos se cumplió: la viva imagen del vapor hecho realidad. "Que me quedo. Comienza la cuenta atrás." El padre, engarrotado, entumido, paralizado ante tal estampa y ante tales palabras. Mientras, la cuñi y yo, explotadas de la risa y el impedido procreador con lengua de trapo contraatacaba a las carcajadas con delirantes frases y movimiento vacilante: "Y ahora, ¿qué? ¿Qué hago? ¿Me voy? ¿Me quedo? ¿Qué necesitas? ¿Has llamado a tus padres? No, claro. Tengo que llamarlos yo. ¿Y la maleta? y...y...y..."

Deambulando pasillo arriba, pasillo abajo. Vuelta a la cama. Escuchando música. Vuelta para un lado, vuelta para otro. Risa nerviosa. Esperando que la oxitocina hiciera su efecto. De nuevo, deambular. Pasillo arriba, pasillo abajo. Hasta hubo oportunidad de hacer algunas fotos: ¡qué cara, Dios! El miedo estaba escrito en mis ojos. Y otra vez en la cama. Imaginando como sería la hora: si saldría todo bien, cuanto se tardaría, cómo serían las contracciones, ¿las aguantaría? Las aguantaríamos. Concentrándome en mi respiración. Respirar: uuuuno, dooossss.. ¿Estará todo apunto? Pañales, pijamas, mudas, bodies, libreta para hacer las anotaciones correspondientes...etc Puro nerviosísmo.

La espera agota. Angustia. Y más si estás rodeada de otras parturientas observándolas como llevan la espera; que las hay de todos tipos. Si tienes la suerte de que te toque alguien con algo de sentido común, bien, aunque son pocas. Pero si no, si no tienes esa suerte, debes intentar que no se produzca el efecto contagio he intentar ser lo más práctica posible, aunque ya, ya sé que es impracticable: en ésos momentos el ser humano es capaz de convertirse en un diabólico engendro. 

El pasillo de paritario fue el escenario del tsunami. Mientras a cada contracción los dos, al igual que una pareja de guardia civiles, respirábamos concentrándonos para que el dolor fuera lo más humanamente llevadero, de repente, como si hubiera estado dos o tres días aguantando el pis, salió una tromba de líquido desbocada y estrepitosa. Comienzo a gritar como una posesa, el progenitor, pálido con un muerto,sin saber que hacer, bueno sí, gritar pidiendo ayuda, nos dirigimos a la cama y aquí viene lo más divertido, tacto vaginal a pelo. ¡Diossss! Todavía lo recuerdo y me duele. Intentando tener la cordura que te puede dar  tener un dolor de mil pares, o sea una mierda, con voz de ultratumba endemoniada, le pedía, le suplicaba, le rogaba, le imploraba que sacara su miserable, dañino, putrefacto y doloroso dedo de mi genital aderezando el momentazo con algún que otro improperio, blasfemia, grosería y maldición, no personal, pero si llena de búsqueda de piedad y magnánima humanidad. 

Comienzo a dilatar. ¡No puedo! Ni respiración, ni mierdas. Me meto en la ducha. Estoy un poco más calmada. Llega mi cuñi, y con ella intento controlar la contracciones. Aguanto un poco más. Pero mi resistencia llegó al límite. Le pido, por dios  ¡qué me pinchen! ¡Pínchame! ¡Por dios! ¡Pínchame!

Conseguí aguantar hasta los 8 centímetros a pelo. El resto lo dejé en manos de la epidural.

A las 2:30 de la madrugada del domingo 27 de septiembre del 2009 nació el canijo. Lo pasé mal, muy mal. Pero es verdad, y cuando lean esto seguro que estarán conmigo, cuando los ves te olvidas de todo lo pasado. 

LLEGÓ LA HORA. YA ESTÁS AQUÍ, ENTRE MIS BRAZOS.





martes, 13 de noviembre de 2012

Cuarenta y una semanas

El 17 de septiembre era cuando estaba previsto que naciera el canijo. Pero no, no sucedió así. 
El niño, quizás estaba algo confundido y pensó que su madre era elefanta y que debía estar ahí dentro hasta pasados 22 meses para salir con 100 kilos de peso y en edad preescolar. Pero no, no pudo ser. La naturaleza quiso que naciera humana, no Paquidermus tremebundus
Recuerdo cuando iba a las últimos controles o registros o, retomando el argot que dentro del mundo de las experimentadas y vetustas madres existe para referirse a algunas de las etapas del preñamiento, y la de los registros es una de ellas, como mi santa madre los llama: "las correas". Sí, lo oís bien: las correas. 
Una, que durante los 9 meses está todo el día con el ojo en garita, contratando participaciones preferentes con la santa sede por la súbita y repentina fe ciega depositada en vírgenes, cristos y beatos, mi cartera era un puesto ambulante de ésos que hay a pie de iglesia, producto del secuestro al que tenían sometido mis hormonas a mi agnóstico entendimiento de que las santas divinidades me ayudarían a combartir el canguelo preñeril,  para que llegue tú madre, tú santa madre y en un nanosegundo, con esa sutileza práctica que le ha dado mare, te desmonte, tú bienaventurada  y celestial confianza, diciéndote que lo siguiente, en tú proceso de mujer bocoy, será rodear tú panza de correas, postrada en una camilla, a modo de Hannibal Lecter en el Silencio de los Corderos. Ésa es mi madre. 
Pues recuerdo esos registros en los que llena de cansancio y desesperación, sin alcanzar ya a verme los pies, porque el cachorro de Dumbo diera señales de humo, el señorito, para que se manifestara cual espíritu de ouija, aquí, la futura parturienta, debía zamparse uno de los más emblemáticos y tradicionales dulces granadinos: la Martitoñi. En los cinco o seis registro que tuve, si quería  notar patada, mano o culo, el dulce alimento rico en grasas y colesterol era su gasolina. Ergo, atiborrarme a maritoñis podía ser la clave para encabritar al devorador de tortas y salir de su sueño de bienestar fetal. Peeeero, peeeero la evidente crisis hiperglucémica que sufriría no era una idea brillante, la verdad. Así que en el último de los registros a los que me sometí , viendo que el niño oKupa no se decidía a mostrar culo o cabeza , llegó la hora, la frase que tanto quise escuchar: "Mi niña, ¿te has traído la maleta? El Show va a comenzar... "

En el siguiente capítulo. Contracciones, respiración y tacto vaginal..."sáquenmelo de ahí, por el amor de diosss..."

TO BE CONTINUED....




lunes, 12 de noviembre de 2012

Un universo aparte


En un país en el que los niños no pueden creer en las hadas existía un enorme, robusto y vetusto árbol llamado Baobab, el gigante africano. Así era como lo llamaba Ousmane. Un niño de 11 años hijo de un agricultor de cacao que compartía choza con 6 hermanos, que trabajaba en las tareas de cultivo y en alguna que otra chapuza más que le ayudaba a traer algo de sustento al hogar. Un ángel en territorio comanche. Ousmane el león, así lo llamaba su madre. “Eres como el león: valiente, fuerte, brioso y aguerrido.” Ousmane, poseía una sabiduría, ingenio y ganas de saber sometido, por el instinto de supervivencia. Pero este dios sin nombre, de cuerpo enjuto, pelo azabache y serena mirada discursiva guardaba un secreto. Si. Un sueño de la razón donde se sentía libre para construir su universo animado. Un universo aparte. Donde dibujaba los mapas de su pequeña parte del mundo. Donde lo que le hacía grande no era difícil de ver. Donde el tiempo se paraba y parece que está, pero que no sabe que está. Donde la inocencia perdida aparece golpeando fuerte, como un estallido de luz. Donde hadas, elfos, gnomos, genios, brujas y faunos, conviven a la vera de la imaginación. Ousmane tenía un secreto, un refugio, que alguna vez compartiría; sentarse a la sombra del orgullo de África, el Baobab. Buscando la paz, la calma y la esperanza de lo que su majestuosidad simboliza: la victoria de la fuerza y la determinación con la injusticia y la escasez. “Tú me das fuerzas.” -Repetía.- “Bajo tú sombra me cobijo. Gracias a tú corteza increíblemente gomosa y dura, tus frutos y tus hojas nos dan alimento, agua y medicinas.” 
Sentía auténtica devoción por el gigante de raíces inversas. Para él, lo sentía como si fuera una especie de hada cabalística africana, llena de magia y misterio. Se sentía protegido, lleno de energía cuando yacía ante él. “Sería una osadía pensar que ésta árbol pudiera acabar con el mundo. Pero si fuera así, ojalá fuera con éste en el que no reinan hadas sino bestias, monstruos y demonios. Censurando, brutal e impunemente los deseos de niñez. Ojalá, Dios Baobab lo consiguieras. Consiguieras hacer, del azul oscuro casi negro, algo melífluo, acaramelado para hacernos meridianamente felices a nosotros, los dioses sin nombre. Para dejar de sentirnos reptando, en vez de caminar erguidos, entre el cielo y la tierra sin haberlo pedido.” “Baobab, sálvame de esta pesadilla donde ni Peter Pan ni Campanilla tienen cabida. Para dejar de preguntarme: ¿cuál será mi última misión, pararme y estar preparado para lo que sea? ”
De repente, el milenario árbol dobló una de sus ramas rodeando a Ousmane. Y sucedió. El corpulento y magnífico árbol parecía querer transmitir al pequeño un mensaje. Ousmane, pegó su oreja a la prodigiosa corteza y comenzó a escuchar como la savia se transformaba en un aullido penetrante: “Ousmane”, -dijo el cavernoso árbol.- “El universo se expandirá y volverá a su estado. Y de nuevo se expandirá y volverá a su estado. Y lo errores también regresarán. Pero llegará el momento en el que el universo no se expandirá y será cuando llegarán las oportunidades de no volver a cometer esos mismos errores para aprovechar la ocasión que te brinda el Universo...”

jueves, 8 de noviembre de 2012

Reina, Spiderman, Buzz lightyear y más allá...

Todavía recuerdo aquel salón de plenos del ayuntamiento de mi pueblo. Si, allí estaba yo con cuatro añazos bien calzados. Dispuesta y preparada a luchar por la corona de reina infantil de la feria de 1977. 
Pero en toda batalla hay rivales, en éste caso la lista de adversarias, cinco. Y perdonad mi vanidad pero no eran competencia para mí. Si algo había que me daba confianza y seguridad era que con mis cuatro primaveras estaba para toma pan y moja, no era la versión miniyo de Nefertiti pero tenía un "ángel", parafraseando a la madre que me parió. Pues bien, como decía, un convencimiento con aplomo, con premeditación y alevosía. Reconozco que era la candidata perfecta pues me avalaban mis grandes dotes de comunicación, desparpajo, liderazgo y sobretodo mucha habilidad para las relaciones sociales. Conocida por todo el pueblo, mis padres eran dueños de negocios de hostelería, me abrían el camino a ser una auténtica star systems en el arte de las public relations. Cuantos pellizcos de mofletes no me habré llevado por mi notorio, reconocido y popular gracejo descarado, ¿mil? ¿Dos millones? ¿Cuatro cientos millones? Infinitos. El leit motiv que guió mi infancia: "aaaainsss, la gracia y el salero que tiene la niña." Con lo cual, igualdad matemática,  jugaba con ventaja. No porque las otras 4 fueran unas siseas, que no, o sí, dejemos la crueldad infantil de lado eso es harina de otro costal, sino porque existía una clara relación de equivalencia entre mis cualidades físicas y las sociales dejando claro que quién apostara por mí jugaba a caballo ganador en la misión encomendada a toda reina: llevar el nombre de mi pueblo con, (voz de hombre que va a África a cazar elefantes), "orgullo y satisfacción" en mis cinco días de reinado parrandero sandunguero sesentero.

Con trajes almidonados, pelo lleno de tirabuzones y madres con el ladrillo dentro del bolso por si acaso debían hacer uso de él,  cual madre coraje que defiende la lastimada autoestima de su delicioso, bello y atractivo querubín con dientes, uñas y "ladrillazos",  nos mordíamos los labios deseosas de saber quién, finalmente, se haría con la preciada diadema de brillantes,..., falsos, claro....

Dejando atrás recuerdos de niñez y de juego de tronos que no sirven más que para introducir los deseos que rondan la cabeza terca de mi canijo de QUERER SER piel que habita en personaje de ficción, llevo padeciendo el asalto insidioso, fatuo, petulante y valentón de la saga Marvel y Pixar . Y cuando digo, padeciendo, digo sufriendo la posesión diabólica del hombre arácnido y del muñeco con anquilosis galopante, que se ha apoderado de mi canijo . Pido prisión para ambos. No puedo más. O mejor, pido un exorcismo para que ambos se desintegren en el inframundo y más allá. 

A mi lo de reina me duró cinco días: felices, serenos, llenos de gloria. Pero lo del canijo, ¡llevamos un mes! ¡Bendito sea! Llevamos un mes soportando disfraz del señor telaraña, mañana, tarde y noche. Combates de pressing-catch dentro y fuera de las lindes familiares y además con algún que otro daño colateral en la cara de un niño ajeno a los delirios animados del híbrido Spider-Buzz Man-lightyear. 

"Maaaamiiii, (voz de niño fantasma y ojos mefistofélicos), ¿verdad que Spiderman tiene que caminar por las paredes?" ¡Incrédula! Lo que la verdad esconde, ¿no lo recuerdas? Cuando un niño suelta esa clase de afirmaciones buscando respuesta cerrada, si o no, ¡agárrate lo machos! Mientras el niño poseso del veneno radiactivo bisbisea su aserción, los daños quedaban marcados a modo de surcos de dos centímetros en la pared de la morada familiar. A cada paso, y a cada: "Maaamiii, ¿verdaaaad? ¿verdaaad?", refregaba, estriando, ondulando más y más con el señor SPIDERMAN alias, me estas tocando los bajos fondos hasta el infinito y más allá, mi impoluto y virginal, hasta aquel momento, pasillo...

A la luz de tamaña fechoría de portada donde rece "WANTED CANIJO", me he visto obligada a tomar la determinación de dar arresto domiciliario sin derecho a fianza a estos dos personajes que hacen las delicias de toooodos los niños del universo y que a mí me han jodido fastidiado mis dos metros de pared color crema... Bueno, ahora crema con surcos... ¡HASTA EL INFINITO...Y MÁS ALLÁ!

  


martes, 6 de noviembre de 2012

Yo quiero...

...algo tan propio de los niños como el deseo de QUERER que te toque la primitiva. 
Yo quiero. Tú quieres. Él quiere. Primera, segunda y tercera persona del presente indicativo del verbo querer. Y las tres formas personales las utilizo (yo), utilizas (tú) y utiliza (él). ¿Cómo? ¿Cuándo? Ultimamente, a todas horas. Constantemente estoy (yo), estás (tú), está (él), machacándola. Pero resulta que, y esta es una condición de ser mortal, la mayoría de las veces, lo que (yo) quiero no es lo que (tú) quieres. Y lo que (tú) quieres, a veces, no es lo que (él) quiere. Coincidencia. Casualidad. Excepción. Regla. Trabalenguas. Delirio. No. Realidad. Agotadora realidad. 

Los deseos del canijo se topan con la cruda realidad. (Él) quiere su realidad. (Yo) quiero la mía. Roces. Contradicciones maternales. ¿Quién actúa? ¿El instinto? ¿La duda? 

La maquinaria de apego maternal se paraliza en esos momentos de posesión absoluta del QUERER (él) con el no QUERER (yo). Relinchas como caballo salvaje. Resoplas como humano. Híbrido de sentimientos.  

(Tú) quieres autonomía. (Él) quiere estar contingo. (Yo) quiero estar con él; pero también (yo) quiero un minuto. Medio. Dos segundos...¡Ilusa! Cero. No hay tiempo. El tiempo de soledad dejó de existir.  

(Él) quiere ser el actor principal. (Él) quiere ser el caballero sin espada. Y tú, ¿qué haces? ¿Te rindes? ¿Permisiva voluntad? No, (yo) no quiero. 

¿Cómo responder? 

No lo sé. Lo que sé es que (YO) LO QUIERO. Y LO QUIERO, ¡YA!

viernes, 2 de noviembre de 2012

Todo depende...

...del cristal con que se mire.
¿Subes o bajas?
Que el vaso esté lleno o medio vacío. Que esté lleno de circunstancias personales donde a veces nos vemos reflejados, ignorados, ajenos. 
Depende de los genes, de la familia, de la personalidad, de la sensibilidad, de la capacidad para conmoverte con lo que nos rodea.
Ante una misma situación hay miles de formas de reaccionar, millones tantas quizás como estrellas. La tierra está en continuo movimiento y por tanto los seres humanos nos adaptamos a las circunstancias, a las situaciones, sin remedio, con resignación limitadora, adquirida e impuesta.

Uno puede mirar la lluvia desde el sentimiento, la tristeza. Otro quizás la mire desde la desidia, desde el fastidio. Diferentes formas de actuar; diferentes formas de pensar, ¿libres? Algunas. No todas. Estoy convencida. Por tanto, consecuencias infinitas, múltiples. 
Dentro de esta maraña de dependes, quizás y tal vez se nos olvida el PERMITIRNOS. Darnos permiso. Permiso para que la vida no sea en blanco y negro. 
Darnos permiso para tener un día malo, o dos, o tres o los que quieras. Somos libres de hacerlo porque queremos. Porque quiero. Porque me da la gana. Porque está en mis manos elegir el guión de lo que será mi vida, una película. Una película con actores principales, secundarios, algunos, pocos, los necesarios, cameos fugaces sin dejar huella. Y en esta película el director, tú, yo, él, vosotros. 
Yo sólo tengo el poder de dar al "on" al "off" o al "pause": me doy permiso para ello.
Me doy permiso para avanzar. Dicen los que saben de esto, "los sabios", que cada dificultad, cada escollo, cada traba, sirve para avanzar, para seguir el rodaje. Para aprender a desaprender, a descubrir, a perdonar desde el amor. Para quererte y querer lo que te rodea. Para aprender a desprenderte de lo que te asfixia , ahoga, emborrona, mancha. Para darte permisto, hoy, ayer, anteayer, mañana.
Me permito callar y disfrutar. Hay que seguir el rodaje con las circunstancias, seas las que sean: adecuadas, o no. Inesperadas o programadas. Me doy permiso para equivocarme no solo una vez sino todas cuantas veces me suceda: ¡fuera la idea de errores irrevocables!
Hay que parar. Pensar. Retroceder. Hay tiempo para transformar, mejorar, repasar el diálogo. Hay que prepararse para una interpretación estelar alejado de censura y crítica que nos aparten del nuestro primer plano enviándonos al exilio de la filmoteca de serie B. 
Todo depende, si. Pero depende de ti; de permitirnos ser libres, responsables, consecuentes, sensibles, tolerantes, empáticos, reflexivos.
Eso te lo dejo a ti, en tus manos, a tu reflexión.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Chapter III. El Canijo facundo. Sesión de Risoterapia

¿Quién será Spiderman? Doy pista: el de la derecha
huele a impostor
Recién salido del horno. Calentito, calentito. Tercera entrega de las chifladuras tweeteras del Canijo facundo. Señoras y señores preparen bolsa de pipas y refrescos. Dejen todo lo que estén haciendo, esta sesión de humor atrabilis necesita de los cinco sentidos. Si se siguen correctamente la instrucciones se garantiza producir beneficios mentales y emocionales.
Dicen que lo básico para disponer de una buena calidad de vida es dedicarle un minuto, tres veces al día a reírse. Pues adelante, os animo a seguir la terapia, en éste caso aquí, con el artista del disparate y lo absurdo, el Canijo facundo.
Sesión de risoterapia para aprender a reírse de uno mismo, de lo que nos rodea, de la vida, de las capacidades limitadas del ser humano. Permitámonoslo durante un minuto.

"A ver, canijo, cuéntame, ¿qué has hecho?... ... ... ¿Canijo? ¿Canijo? ¡Cuéntame!.. ... ... ¿No me vas a contar?... ¡Mamí! Me va bien en el colegio, ¿algo más?  #enbocacerradanoentranmoscas.

Canijo, ¿has estado en el MacDonald!...Si...¿Y qué tal?...Pues no estaba Ronalmacdonald...¿No? Y, ¿dónde estaba?.. En una fiesta...¿En qué fiesta? ¿De quién?...De una amiga #Ronalmacdonaldtienevida, hasta quizás familia.

¡Mami! No quiero lavarme la cabeza...¿Cómo? ¡Qué has ido a la playa!...Ya, mami y la cabeza también  #micabezaformapartedemicuerpo

¡Mami! Se me han caído las gafas de sol, ¿y ahora? No pasa nada, en el parque no hacen falta porque no hay refresco y yo me caliento #mezclarchurrasconmeninas

¡Mamí! La mascota del cole se llama Luli...Si, ya. Es un mono, ¿no?...Si, porque no tiene piernas...Ah! Y , ¿no es una mona?...No, Mami porque no tiene cresta. Tiene espalda, pies y manos pero no cresta #nomegustanlascrestas, queda claro.

Situación. En la puerta del cole.
Bueno, Mami, hasta luego. Me lo voy a pasar muy bien #confíaenmi #tranquilahistérica

¡Mami! Y, ¿cuando vengas a recogerme al cole vamos  pintar al monstruo de la basura?...Y, ¿cómo se hace el monstruo de la basura?...¡¡¡Aaaaaaarrrrggg!!! #pintar no #hacer.

¡Mami! Me he quedado sin voz. Estoy ¡CHILLANDO! #perforacióndetímpano

Canijo, y yo, ¿soy una superhéroe?..Noooo, mamiiii, tú eres una prinzeza #melocomoconpapas

¡¡Aaaayyy, mi canijo!! ¡¡Mi superhéroe favorito!! ...Nooo, mamiiii, yo soy tú hijo #noteconfundas

Mamiii, mañana es halloween, ¿tienes disfraz?...No...Pues te lo compras!!..¿Y cual?...De bruja!! Noooo, mami de prinzeza #trucootrato

Canijo, en el parque no hay niños...Mami y,  ¿niñas? #alparquesíosí

Coooome, canijo. Abre la boooca...!Jo! Mami, siempre me manchas...#perdona...Oooooommmhhh #soyunjuncohueco

Mamiii, ¿hoy hay guiso de papas?...Si, canijo.. Guay, mami!!...#guaymami #mequedomuerta

Mamiiii, ¡¡levántate yaaaa!!!...¡No! quiero quedarme en la cama...Nooo, levántate...pero, ¿para qué?...porque quiero verte...#mevayaaperder

Mami, spiderman no tiene cepillo de dientes...Si tiene, y se cepilla tres veces al día... No, una... No, tres. MAMI QUE SI NO NO PUEDO SER SUPERHÉROE #lasnormaslaspongoyo

Venga canijo vamos a leer el cuento...Mami espera un segundo que estoy comiendo pan y tiene que aterrizar en el estómago...#T4canijil

Mami, me hago pis...Y yo canijo...Pues mami, yo primero...vaaale...O Mami, si quiieres te dejo un hueco y hacemos los dos  #lafamiliaunidajamásserávencida

¡Qué guapo eres canijo! ¿A quién te pareces? ¿A mí?...No, mami. Yo no soy una niña...#ojitoconmigo

El canijo utilizando la tecnica: Como cabrear a una madre cambiando el nombre de su hijo: ¡Canijo! Brayan, Braaaayan...No mami, Iiiiian, Iiiann #hoymecanean


¡¡PLAS, PLAS, PLAS!!

TO BE CONTINUED



viernes, 26 de octubre de 2012

El salón de belleza

En mi próxima vida, porque la voy a tener, en vez de pedirme ser caballo, león, pez o ave, quiero ser gay. 100%. Por los cuatro costados. Como una buena tortilla de patatas: bien cuajada, con sustancia, con personalidad, con solera, doradita por fuera y esponjosa por dentro. ¡Ojo! Y que no se me ofenda nadie. Que no quisiera herir sensibilidades. No. No soy yo de esas que practica la retórica hiriente haciendo sorna de ello. ¡Líbreme Dios de pensarlo! Injusta sería conmigo misma y con mis principios de respeto a los derechos de tercera generación. Nada más lejos. Pero déjenme soñar por un momento que soy otra; que volveré a vivir o aparecer con otro cuerpo. Y quien sabe, si más evolucionado. 
Todo este delirio hecho vox pópuli, - últimamente mi mente anda como caballo desbocado; sería capaz de farfullar tres tristes tigres hay en un trigal con toda la boca llena de munchitos, sin despeinarme- , viene a cuento porque ayer, en virtud de mi salud mental decidí realizar un ejercicio de reafirmación de autoestima, fui a rasurar mi hermosa cabellera de sioux en pie con el puño en alto optando por ir a una nueva peluquería pensando, que un cambio de imagen y de aires no me vendría mal. Quizás suena a gilipollez; ¿en qué puede afectar un cambio de peluquería en el estado de ánimo? A mí, en mucho. Otra de tantas cosas que me caracterizan es no ser fiel a los desayunos rutinarios que terminan por hacerse costumbre en cafeterías, ni a las peluquerías. Esto último para una mujer es tener agallas pues abandonar a un peluquero es como poner cuello en guillotina, un suicidio. ¡Qué le vamos hacer! No soy mujer que me ate a lo habitual; termino aburriéndome. Y antes de que suceda  le intento poner freno buscando el cambio. Ayer, era vital hacerlo. Era de S.O.S
Como iba diciendo, una nueva peluquería que llamó la atención a mi instinto de intrépida y arrojada pica flor. Y, ¿cuál fue mi sorpresa? Encontrarme con un auténtico escenario más propio de la gala drag queen  que de franquicia de peluquerías tipo...bueno ya sabemos todos. 
Lo primero que pensé: "tener un carácter definido un día de estos me traerá problemas. A veces sería más consecuente hacer caso al juicio y al sentido común que a los actos deliberados e impulsivos de un espíritu desordenado y atrevido. Nada de practicar situacionísmo, te lo tengo dicho, mari."
Pero, ya era demasiado tarde. Fue poner el pie en el umbral de la puerta y ¡zas! Captación de cliente.
-Buenas tardes. Mi amollll, ¿qué te vas hacer?
Aquellas melosas palabras con acento elástico, flácido y tierno, acabaron por confirmar mis sospechas. Estaba en el paraíso gay de "JOHAN MANOS TIJERAS."
No sé si presa del pánico, de la vergüenza o de querer abortar la misión: salvemos a Yoli, pero ya no podía dar marcha atrás. -¡Mierda!- Pensé. No se trataba de un centro comercial que en cualquier momento puedes utilizar el recurso de: "sólo estoy mirando", y darte el piro. No. Aquí nada de zarfarse. Sólo quedaba apechugar, sí o sí.
-Hola. Buenas tardes. Dije, haciéndome la sorprendía. 
-Quería cortarme, -y justo cuando iba a decir....el pelo me di cuenta de la estupidez del chiste fácil, consecuencia de los nervios y que posiblemente hubiera acarreado un sonrojo bochornoso o quizás alguna respuesta de esas, obvias, que te dejan, por espacio de corto tiempo, quedar como el ser más tonto de la faz de la tierra: Y..., ¿qué hacemos aquí, si no cortar el pelo?
Doy las gracias a mi mini-yo que supo controlar mi lengua para dejarme caer rendida a los pies del estoicismo gay del salón de belleza. 
-Rubén, por favor. Atiende a la señora.
Rubén era...Rubén. El elegido. El peluquero. Mi salvador. 
Rubén me indica que le siga. Comienzo a adentrarme en un pasillo laaaargo, laaaargo...y poco iluminado. -¡Ay Dios mío! ¿Dónde me he metido? Aunque he de confesar que en el fondo me gustó aquella sensación un tanto enigmática. 
Pasamos una primera sala donde había otro peluquero trabajando y un chico esperando a que le cortaran. Continuamos a una segunda, el salón de manicura. Y finalmente llegamos a destino: zona de lavado. Otra de las cosas que me gustó es que esos tres minutos, aproximadamente, que dedicamos a caminar por aquel pasillo de paredes pintadas de negro con decoración barroca en plata, me olvidé de todos mis tormentosos y angustiosos pensamientos. Me sentí bien. Muy bien.
Ya puestos en faena. Rubén me pregunta:
- Bueno, mi amolll (voz melosa y amable) ¿qué tenías pensado?
- Pues no sé. Lo dejo en tus manos.
Decirle a un peluquero eso de, "lo dejo en tus manos", es una perita en dulce. Trabajar con libertad les libera la creatividad y los desestresa. Con lo cual, el porcentaje alto de que elaboren un buen trabajo, está garantizado.
Rubén se puso manos a la obra. Chassss...chasssss....chasssss....chasssss....Las tijeras se movían a una velocidad pasmosa demostrando su avezado y experto manejo. Chassss...chassss..chaasssss...
Rubén tenía, tiene un don. Pero además de ese don para desarrollar su trabajo, además, irradiaba buena onda. Su arte se adaptó perfectamente a mi fisionomía. Conectamos. Perfecta simbiosis entre cliente y dador de mejora estética.
Mi objetivo de lanzarme al situacionismo en busca de un subidón de autoestima, se había cumplido. No hay nada mejor que eso, de un hecho tan simple concluir con significados imprescindibles para el encuentro del bienestar. Hoy el salón de belleza, mañana un paseo a la orilla del mar, pasado un cafe con amigos, el otro una sonrisa de tu hijo...La vida no ha de regirse por reglas únicas que violarán nuestra sensibilidad, nuestra capacidad de emocionarnos aspirando a SER, encontrando nuestro YO sin maquillaje ni disfraz.

  


martes, 23 de octubre de 2012

En boca cerrada no entran moscas

Que repetidos somos los padres. Y por eso, por cansinos y preguntar cuando nos advierten con el silencio que mejor NO LO HAGAS, volvemos a hostiarnos con la misma piedra en todos los hocicos.
El otro día cuando fui a buscar al colegio al canijo, en la parada, impuesta por decreto, para merendar sentados en el parterre del acceso a la zona de recogida; se me ocurre la brillante, original y manida idea de preguntar : ¿qué has hecho hoy en el colé? 
123456324 veces realicé la preguntita de marras. Recibiendo como respuesta un  testarudo, ignorante y prolongado SILENCIO. 
-Venga...venga..canijo, ¿qué has hecho hoy en el cole? ¿Cuéntame? -confiada, espero respuesta-
Pero su cara era la expresión de quien te está diciendo: qué parte de....NO TE VO Y A CON TES TAR, ¿no has entendido? ¡Alma de cántaro! 
Pero señores, a tozuda no me gana ni Dios!! Y vuelvo al ataque : ¿No me cuentas nada?
Él, ensimismado con su merendola de orden ecléctico; sorbiendo jugo de melocotón, mezclado con actimel y bocata de serrano, me farfulla, con el lado derecho inflado e inutilizado por una enorme bola de comida: ¡Mmmmami, lllooo de ssshiempre!! 
Asiento con la cabeza. Pero...pero... y, ¿qué es lo de siempre? 
Presto. Se levanta. Deja el jugo de melocotón en el suelo. Coloca sus brazos en jarra y me larga con impetuoso desparpajo: "A ver Mami. Hoy me levanté. Tomé el bibi. Me lavé los dientes, la cara y las manos. Me llevaste al cole. Pinté, jugué, hice deporte, hablé francés, comí potaje y arroz con salchichas, eché siesta, jugué y...Y...¡YA ES TÁ! ¡Eso es todo!"
A veces es más útil callar. La prudencia y la moderación son grandes virtudes.






 

Saludo a mi suerte

Que sí. Que sí. Hoy luce el sol. Los días tranquilos pasan. La calma. La respiración. Las nubes en el cielo. El mar. Cambio de color. Tus ganas. Mis ganas. Hoy gano. Tú ganas. Ganamos. Esto no se para. Esto no se para. 
La brisa suave rozando la piel desnuda. El rugido del mar. Lo sé. Lo sé. Esto no se para. Esto no se para. Suelta los puños se acabó el temporal. Ecos del ayer. 
Saludo a mi suerte. 

lunes, 22 de octubre de 2012

Viejas filosofías



¡Qué difícil! Lo sencillo que sería todo si lo de simplificar más se nos quedara grabado a fuego en el hipotálamo. Esa necesidad innata a veces, terca otras, de querer estar continuamente pegando saltos estratosféricos que desgraciadamente hacen olvidar, desterrar los buenos hábitos mentales. Por eso hoy vuelvo a retomar viejas filosofías personales y me quedo con el mío; con mi minúscula cabriola, mi párvula pirueta, mi imperceptible pero mayúsculo respingo que probablemente será intranscendente para el UNIVERSO. Mientras que para mí significará el inicio de algo más grande, cual efecto mariposa.  

sábado, 20 de octubre de 2012

Aquella tarde

Eran casi las cinco. 
La tarde era cálida. Cálida como la mayoría de las que da la primavera; regalando flecos de luminosidad tierna, sosegada y ligera a través del ventanal. Se agradecía la tibieza  de esas lineas de luz; daba la sensación de que la naturaleza quería templar el frío del adiós. 
Sentados junto al ventanal de la cafetería. Aprovechando los últimos minutos antes de la despedida. Recordando la noche pasada. La noche que los uniría como uña y carne. Como botón a ojal. Como pies a la tierra. Para siempre.
Ella se sonrojaba e intentaba disimular el recuerdo de la noche; aunque una difuminada sonrisa la delataba. Delataba su gracia de sentirse dichosa, afortunada 24 horas después. Al sentirse valiente alimentando su recuerdo con los besos de una noche de primavera. 
En ese momento, la luz meliflua quedó fija en los ojos del que partía. Dejando cristalino, pupila, iris y retina exhibir, sin pudor, la hermosura que poseían. Eran hermosos. Únicos. "Si el amor tiene nombre; esos ojos dan nombre al mío."
Momentos que quedan grabados en la memoria del corazón, para siempre. Aquella noche. Aquella estación. Aquellos ojos llenos de amor. Una noche inolvidable; de esas en las que no tienes que abrazar con preocupación sin dar tregua a las caricias con entusiasmo y exaltación. Donde los enamorados transidos de amor y procelosos por el tiempo abrazan la noche con el ansia del que no quiere que acabe uno de esos momentos irrepetibles, puros, propios, para siempre.
Aquella tarde de primavera conocieron la suerte. Estaba delante de ellos. PARA SIEMPRE.

viernes, 19 de octubre de 2012

Nada es lo que parece

De corazón y científicamente. ¡Cómo explicarlo! ¡Hijo de un soldado! ¡Sometido desde su nacimiento a disciplina militar! Nos acostumbró a su ímpetu de luchador vehemente, con redundancia e intensidad. 
El spray, con una potencia de 10.000 voltios, disparó una corriente de células cardíacas con el fin de recomponer, dando latido, las porciones del tejido cardiaco recién salido del nitrógeno liquido.
Unos segundos pasaron. Segundos angustiosos mordisqueando los labios y cruzando los dedos esperando la resurrección.
¡Corten! ¡Cooorten! 
No trates de vivir el momento, nada es lo que parece, es científicamente imposible.

miércoles, 17 de octubre de 2012

La próxima vez


De corazón y científicamente se dieron las condiciones idóneas de temperatura. Era el día. Así lo comprobé en el calendario. Dispuesto en el frente de batalla , mandoble tras mandoble, el resto no era competencia para mi: mi velocidad y mi fuerza me daban la seguridad del emperador carolingio. 
-¿Hiciste tus ejercicios de calentamiento? 
-Si. ¡Cómo si me estuviera adiestrando para un combate!.. 
La épica aventura había concluido.
El test calló sobre la mesa. Negativo.
-Llegué al campamento ayer. Es mi primera batalla. ¿Quizás no soy el que esperabas? 
-No te disculpes. Este NUNCA seguro que esconde un OJALÁ...Dijo confiado, el óvulo al espermatozoide.

lunes, 15 de octubre de 2012

Semana Horribilis

La semana comenzó en blanco y negro. Y conforme avanzaba se tornaba zaina. 
Tensión, nervios, cansancio, irritabilidad y volatilidad emocional. Resumiendo, al borde de la demencia. 
Por eso hay días, (en éste caso, semana) en los que te gustaría haber pasado página. Ahora entiendo a William Foster , -Día de Furia-, cuando decidió enfrentarse a las adversidades de una forma violenta. Ahora lo entiendo más que nunca pues casi he traspasado esa delgada línea que existe entre la furia feroz y el delirio desmesurado.
Mi super-semana, -llamémosla así por no llamarla mierda de semana-,comienza el domingo con el canijo y la olvidada fiebre. Cuatro meses cuatro, ha tardado en golpear, de nuevo, a nuestra puerta el germen infeccioso. Y una, señores, se acostumbra a lo bueno, o mejor, no quiero ser tan osada, a lo "falso-bueno."A, "virgencita, virgencita, que la rachita me acompañe y mi niño los virus los engañe." Pero si hacemos una lectura con sentido común, -algo que las madres, a veces, nos resulta desquiciantemente ajeno-, este "falso-bueno" resulta ser como excremento de vaca por lo enorme del autoengaño pues los niños los tres primeros años de vida están predestinados a caer en manos de virus, exantemas, catarros, gripes, gastroenteritis, otitis, varicela, rubeola....sí o sí.
Decidimos llevarlo al médico. Siendo domingo la única opción, ir por urgencias. Diagnóstico: cuadro vírico. Ibuprofeno y esperar. Se te queda una cara de gilipollas estúpida, o a mí por lo menos, cada vez que te dicen: "...es un virus. Y los virus, ya se sabe; hay que esperar a ver que traen..."
¡Cómo me revienta esta frase! Además, si la aderezamos con cierto tono desidioso, jode aún más. Creo, y esto es una observación mía, quizás sea retorcida y malpensada, pero estoy convencida o casi, que sino todos un porcentaje alto de pediatras, y sobre todo de urgencias, les fastidia que vayas sin esperar al día siguiente para ir a tu pediatra de cabecera porque el niño no tiene fiebre alta, -para mí fiebre alta es 38º. Y lo traigo porque me sale de la peineta. O hay que esperar a que el niño convulsione-, y se le jeringue su sugestivo, fascinante y delicioso plan de tocarse las pelotas narices durante la guardia. Con lo cual los diagnósticos que hacen suenan más a una producción en cadena que a un juicioso y vehemente criterio médico. Fíjate, sería más sencillo que te dijeran: ¡Te jodes! En mi humilde, sincera, aunque no contrastada opinión, esta es la verdad que esconde la dichosa y trillada frase.
A partir de aquí comienzo a rumiar  y alimentar mi semana horribilis. Mi día de furia. Mi vía crucis. Mi, ¿por qué a mí, Señor, por qué? Mi semana de chica de la cruz roja. Mi semana de, "Mami, no te separes de mí o lloro, me lo hago encima, vomito, o, o.." Mi semana de blasfemias, improperios y crosería arrabalera manifestando mi disconformidad con el chantaje emocional que estoy padeciendo en mi moribundo cuerpo.
Tres días de fiebre alta, sin síntomas de toses, dolor de oído o vómitos que hicieran pensar que las placas de pus, ésas desterradas AMIGAS, nos iban a recibir con un inmisericorde..."Ya estamos aquiiii iiiiii..." Como agua de mayo las esperaba. Con lo brazos abiertos. A puerta gayola. Con resignación cristiana. Con mis fuerzas de madre coraje por los suelos. Bajo mínimos. Como zombie recién parida   The Walking Dead. Irritable como la gata sobre el tejado de zinc. Requetemelodramática,  extraordinariamente decaída, increíblemente decrépita....Y así, hasta 234.567 adjetivos superlativos más.
Y con esa ansia e inquietud del desenlace viral, el destino me sorprendió sin piedad ni compasión haciéndome caer como toro cuando le dan la puntilla. Mostrándome hasta donde el egoísmo puede hacerse patente olvidando lo que verdaderamente importa, tu hijo.
El canijo al cuarto día fue al colegio. Firmemente convencida de que todo estaba bien. No pasaron ni tres horas cuando me llamaron para ir a buscarlo. Recogí a un niño quejoso y desanimado. ¡Éste no es mi niño! Pensé. "Mami, me duele la cabeza." Repetía. No me hizo falta más. Rápidamente al médico. Sorprendentemente nos libramos de una meningitis. Susto no, ACOJONANTE...
Esto ya fue la guinda del pastel a mi Semana Horribilis. No atendí a ese instinto que decimos tener, y que todo el mundo confirma: "quién conoce mejor que a su hijo que su propia madre." No fui capaz de darme cuenta. Si. Mi instinto no funcionó. Nono. Mi instinto simplemente, no estaba. En mi cabeza lo único que reinaba era el agotamiento físico y el desgaste emocional que me mantenían sumida en una incoherencia mental de mil pares donde la furia y el delirio desmesurado me apartaban de lo importante, mi hijo.

   

domingo, 14 de octubre de 2012

Llámalo...


Escandaliza pensar en una experiencia sin proyección. Sentirse animal de laboratorio, instrumento y material de experimento para aprender a decir NO, es un despropósito. Cuántos segundos, cuántos minutos, cuántas horas, cuántos días, semanas, meses, años alimentando al monstruo.
Rabia de la rabia. Porque anula el entendimiento, la razón.
Rabia de lo aparente. Lo irrebatible. La asunción de lo incuestionable hace sentirse estúpido. Estúpido, si. 
La rabia lo único que aviva es la estupidez. ¿Cuándo llegará la sensatez, la cordura? Lo juicioso.
Rabia por depender de constantes permanentes, abrumadoras y angustiosas. 
Enfurece tender la mano y sentirse rechazado bajo verdades inconcusas. Y de nuevo sentirse, estúpido.
Enloquece no sentirse libre de tener opiniones propias. De no gritar. De no llorar. De no reír. De involuntariamente no saber controlar los impulsos emocionales del cerebro. Desbarajuste neuro-emocional. Ciclotimia que aumenta los niveles de adrenalina y noraadrenalina. Pero, ¿acaso no se es libre de hacerlo?
¡Lunático! ¡Chiflado! Normaliza. Encauza. Endereza. Ordena. ¡Rápido! ¡De inmediato! ¿Uno no es dueño de vivir y expresarse como le venga en gana? Tampoco en eso te pueden dejar en ¡PAZ!
Una de las virtudes del ser humano es esa; poner trabas a las emociones. Y si con ello se sienten ufanamente satisfechos, estarán a un paso de convertirse en mediocres, manipuladores, traidores y cínicos emocionales. 
Rabia pensar que el capital emocional está a -50.
Rabia sentir la identidad perdida, abandonada, arrinconando el Ser por el DEBER SER.
Rabia disponer de un pensamiento vago e impreciso, propio de un Neardental.
Rabia utilizar la pluma intentando ser más prudente que con la palabra, pues tiende a rebajar en algún grado los modos que pudieran ser ofensivos; intentando, sin quererlo, ser más socrático.
Rabia por sentir equivocarse con ansia y egoísmo sin percatarse en el daño ajeno, ingenuo e inocente.
Rabia por ser indolente. Echar el peso del mundo sobre los hombros sin atender al sufrimiento que asola a la humanidad desde hace mucho tiempo, más del que se pueda recordar.
Rabia de la soledad. No con exceso. Quizás una soledad ingrávida sin ser angustiosa y atosigante. Siendo respetuosa y flexible. A tiempo parcial. Elegida.
Rabia por no tener esa solidez pétrea característica de  las pirámides de Egipto.
Rabia por la obsesión de vencer al pasado a base de hacer la cosas bien, con esa mezcla de entusiasmo por la seguridad de que se vencerán los fantasmas internos, y la desesperación por la seguridad de que nunca se derrotarán.





Probabilidad...? Simplificar...?

Sinceramente, ¿ a quién le importa si sacas bola negra o bola blanca? Si calculas de cuantas maneras se pueden sentar ocho personas en una mesa redonda. O cuantas permutaciones distinguibles se pueden hacer con las ocho letras de la palabra crocante. 
¿Una entre mil? ¿Una entre un millón? ¿Una entre 3721? ¡Qué carajo importa! Si tan preocupado estas, ¡no lo dejes en manos del azar!
Pero...pero...Deja que piense que probabilidades hay.
Pero, ¡nada! ¡Mira en la maldita urna y saca la bola del color que quieras!

jueves, 11 de octubre de 2012

El Pacto


Con esa exactitud tan característica de la ciencia sentía miedo... 

...“¡Cobarde!..” 

Sentirse el ser más inmundo y miserable no daba tregua a su alma. Siente el ahogo del que sufre obsesionado por vencer definitivamente al pasado...

...Callada agitación... 

... “¡Lánzate! Deshazte de esos zapatos de hierro y entrégate a un sueño profundo. Olvida memorias desagradables. Te ofrezco la paz en sólo unos segundos...”

...Trémula respiración, al borde de un precipicio de locos...

..."Los desgraciados son egoístas, injustos y menos capaces de comprenderse que los imbéciles.¡Lánzate!..”¡Cobarde! ¡Deja de estrangular el tiempo!...”

...Silencio mortal...

...”¿Cuál es mi misión?..”

...” Quedarte y estar preparado para lo que sea...”

lunes, 1 de octubre de 2012

Soluciones para casi todo




Afirmaba en una de sus obras Wayne W. Dyer que las personas no tienen problemas en la vida. "La vida no nos presenta problemas, sino dificultades." Esta frase, tan de manual de auto-ayuda, aplicada a la práctica familiar, puede sonar un tanto: "por que tú lo digas, simpático. Eso vas y se lo cuentas a  otra, guapo de cara." Ya me gustaría a mí verte en mi pellejo a las 6.30 de la mañana después de haber pasado una noche de perros no, sino la noche de los cristales rotos. Levantándote unas ciento-cicuentaseismilveces, incluyendo, otras ciento-cicuentaseismilveces pipí, agua, arrullo, beso, pipí, agua, arrullo, beso, pipí, agua, arrullo y beso...
¿Problema? ¿Dificultad? Yo lo llamaría realidad de las narices: mi hijo me está matando de a poquitos. Y eso es un problemón. Señores y señoras dejar a mi hijo huérfano cuando aún no me ha sacado de pobre, eso, eso NO SE LE HACE A UNA MADRE!!! Además, llámalo problema, dificultad, apuro, atolladero, conflicto, trance...etc...DA I-GU-AL. A mi lo que me interesan son las SOLUCIONES, las alternativas, las opciones que tengo para afrontar problema o dificultad. Es verdad que, "¿A GRANDES MALES, GRANDES REMEDIOS? ¿Se trata de una verdad universal? En mi humilde opinión, creo que cada maestrillo tiene su librillo. Y, ¿por qué digo esto? 
El otro día, realizando una de esas tareas a las que estamos unidos, como pedo al culo, los padres y madres del UNIVERSO y del COSMOS a PARQUEAR, mi canijo en su afán por adquirir  inquieta y rápidamente su socialización primaria, oséase acoplarse a "tó quisqui": porque la cabra no tira para el monte, la cabra tira para la gente, decidió entablar conversación con una oronda, ajamonada y rolliza niña con cierto parecido a la Lupe, la mejicana y mutada amiga de Fanboy y Chum Chum. Pues allí nos ves a los dos, madre e hijo. Hijo utilizando lenguaje no verbal para dar expresión corporal a la gran emoción que embarga todos sus sentidos cada vez que trata de confraternizar, esto es: trazando círculos de izquierda a derecha, de modo pendulante, a compás de un respingón trote estética Mi Pequeño Pony, cuya lectura es : "Me caes muy bien, ¿vamos a jugar?"Mientras que la madre, impávida aunque con cierto aire circunspecto, sigue la senda que le abre su hijo hacia la amistad y la camaradería. 
El retaco mutante estaba acompañada por su padre que tampoco tenía desperdicio pues era como  Tony el gitano , -leyenda de la rumba y héroe de barrio-, pero éste, leyenda de las papas con carne, ¡échale mojo! y de "a poder que yo pueda, ¡mi niña!"
Conseguida la misión "Lupe, ¿quieres ser mi amigüita?" Que no la misión: "Tony el gitano, ¿quieres ser mi amigüito?" Por la parte que me tocaba como madre del inoportuno invasor. Entre columpio y columpio, tobogán y tobogán, tierra, camión, pelota, correr...Llegamos al balancín. 
"¡Papi! -Le dice Lupe con voz firme y de mando al padre de aspecto calé- "Tengo mocos"
El cíngaro isleño se echa mano al bolsillo delantero, y nada. Echa mano al bolsillo de atrás, y nada. Echa mano al bolsillo de la camisa, y nada. "Mi niña, no tengo pañuelos."
Al ver esto, la duda me asalta: ¿qué hago? ¿lo ayudo? Me da un poco de miedito. Pero justo, justo cuando decido prestar apoyo logístico y lanzarme cual saltadora de trampolín, sucedió. ¡Riégate, agüita! ¡A GRANDES MALES, GRANDES REMEDIOS!
El cañí iba a dar solución a su dificultad. ¿Cómo? Digitalmente. Dedo pulgar e indice con rumbo al hocico de la infante con gesto de pinza recoge fluidos espesos y pegajosos. 
Y yo, allí a punto de arcada: ¿lo hará? No, no lo hará. ¿Se atreverá?
"Mi niña, ¡sooooopla!"
"Snrrrrrrrrr......Snrrrrrrrr.....Snrrrrrr..." 
No una. Ni dos. Tres veces. 
Había subestimado al hombre romo. 
Pero la gorrino escena no había finalizado. Ni corto, ni perezoso Tony después de terminar la maniobra de desatasque de las napias ñatas de su querubín tenía otra misión, ¿dónde depositar la bahorrina?... 

El flemático, cachazudo y perito padre demostró tener soluciones para todo, o "casi todo." Y por mi parte aprendí y acepté que ante un problema de cierta magnitud, la única posibilidad de solucionarlo puede ser recurrir también a soluciones de cierta magnitud, a pesar de las consecuencias que pueda acarrear.




















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