viernes, 30 de noviembre de 2012

Llegó la hora

Después de que la ginecóloga me invitara a quedarme, sentí un palpitar taladrando todo mi cuerpo de tal magnitud, que tuve la sensación de que iba a estallar en mil pedazos. Éste efecto, lleno de impresión, que produjo la comunicación de que "ya estaba aquí-iii.." de que "llegó la hora..." coadyuvó a mi cerebro a disparatarse sucediéndose un sin fin de pensamientos inútiles imposibles de controlar: "Hay que llamar a mis padres. Y, ¿el móvil! ¿Dónde dejaré mi ropa? ¿Me pondrán la bata dejando ver mis partes nobles? ¡Dios! ¿Guardé el gel en la maleta? ¿Estaré sola en paritorio?...Tortuoso. Un sinsentido. Los nervios se apoderaron de mí y de mi entendimiento. Bloqueda. ¡Shock, brutal! Asustada. 

En ese momento también recorrió mi mente aquella imagen de pequeña, en el comedor de casa junto a mi madre, tendría unos 7 u 8 años, viendo en la televisión un reportaje sobre la maternidad, y en concreto sobre los partos. Aquella imagen se quedó grabada en mi alma con dolor y sufrimiento. Recuerdo que le dije a mi madre: "Mamá nunca seré madre." Aquel escozor tornado temor, se convirtió durante muchísimo tiempo en una de mis peores pesadillas. Y ahora, me veía ahí; yo, la que renegaba de la maternidad por miedo al dolor,  con angustia y desasosiego. Llegó la hora. Era mi hora: la hora de ser madre. Casualidades del destino.

Después de intentar sobreponerme al anuncio del inminente parto quedaba la nada desdeñable y osada tarea de dar la buena nueva al padre del futuro infante. La encarga de hacerlo, mi cuñi. He de confesar que utilizó una artimaña viperina y pérfida aunque no falto de comicidad pues se trata de un ritual laboral que forma parte de sus trasnochados años de matrona. Con lo cual, estaba más que justificado hacerlo. Y pensándolo bien, su hermano no iba a ser menos en pasar por esa pequeña broma macraba de ver su cara de pérdida súbita y pasajera del sentido y el movimiento. "Cuñi, ¡verás qué cara! Mientras recorríamos el pasillo hacia un un vestuario donde tendría lugar mi cambio de outlift, la cuñi iba con un porte chirigotero y sibilino pensando en la imagen que vería una vez se abriera la puerta y su hermano contemplara a la futura madre de su hijo con tan distinguida a la vez que humillante guisa. "Ponte la bata,  los patudos y el gorro." Dijo la cuñi, con premura y ansioso deseo.  Así que sin más preámbulo se abrió la puerta y...¡Tachán! Lo que esperábamos se cumplió: la viva imagen del vapor hecho realidad. "Que me quedo. Comienza la cuenta atrás." El padre, engarrotado, entumido, paralizado ante tal estampa y ante tales palabras. Mientras, la cuñi y yo, explotadas de la risa y el impedido procreador con lengua de trapo contraatacaba a las carcajadas con delirantes frases y movimiento vacilante: "Y ahora, ¿qué? ¿Qué hago? ¿Me voy? ¿Me quedo? ¿Qué necesitas? ¿Has llamado a tus padres? No, claro. Tengo que llamarlos yo. ¿Y la maleta? y...y...y..."

Deambulando pasillo arriba, pasillo abajo. Vuelta a la cama. Escuchando música. Vuelta para un lado, vuelta para otro. Risa nerviosa. Esperando que la oxitocina hiciera su efecto. De nuevo, deambular. Pasillo arriba, pasillo abajo. Hasta hubo oportunidad de hacer algunas fotos: ¡qué cara, Dios! El miedo estaba escrito en mis ojos. Y otra vez en la cama. Imaginando como sería la hora: si saldría todo bien, cuanto se tardaría, cómo serían las contracciones, ¿las aguantaría? Las aguantaríamos. Concentrándome en mi respiración. Respirar: uuuuno, dooossss.. ¿Estará todo apunto? Pañales, pijamas, mudas, bodies, libreta para hacer las anotaciones correspondientes...etc Puro nerviosísmo.

La espera agota. Angustia. Y más si estás rodeada de otras parturientas observándolas como llevan la espera; que las hay de todos tipos. Si tienes la suerte de que te toque alguien con algo de sentido común, bien, aunque son pocas. Pero si no, si no tienes esa suerte, debes intentar que no se produzca el efecto contagio he intentar ser lo más práctica posible, aunque ya, ya sé que es impracticable: en ésos momentos el ser humano es capaz de convertirse en un diabólico engendro. 

El pasillo de paritario fue el escenario del tsunami. Mientras a cada contracción los dos, al igual que una pareja de guardia civiles, respirábamos concentrándonos para que el dolor fuera lo más humanamente llevadero, de repente, como si hubiera estado dos o tres días aguantando el pis, salió una tromba de líquido desbocada y estrepitosa. Comienzo a gritar como una posesa, el progenitor, pálido con un muerto,sin saber que hacer, bueno sí, gritar pidiendo ayuda, nos dirigimos a la cama y aquí viene lo más divertido, tacto vaginal a pelo. ¡Diossss! Todavía lo recuerdo y me duele. Intentando tener la cordura que te puede dar  tener un dolor de mil pares, o sea una mierda, con voz de ultratumba endemoniada, le pedía, le suplicaba, le rogaba, le imploraba que sacara su miserable, dañino, putrefacto y doloroso dedo de mi genital aderezando el momentazo con algún que otro improperio, blasfemia, grosería y maldición, no personal, pero si llena de búsqueda de piedad y magnánima humanidad. 

Comienzo a dilatar. ¡No puedo! Ni respiración, ni mierdas. Me meto en la ducha. Estoy un poco más calmada. Llega mi cuñi, y con ella intento controlar la contracciones. Aguanto un poco más. Pero mi resistencia llegó al límite. Le pido, por dios  ¡qué me pinchen! ¡Pínchame! ¡Por dios! ¡Pínchame!

Conseguí aguantar hasta los 8 centímetros a pelo. El resto lo dejé en manos de la epidural.

A las 2:30 de la madrugada del domingo 27 de septiembre del 2009 nació el canijo. Lo pasé mal, muy mal. Pero es verdad, y cuando lean esto seguro que estarán conmigo, cuando los ves te olvidas de todo lo pasado. 

LLEGÓ LA HORA. YA ESTÁS AQUÍ, ENTRE MIS BRAZOS.





martes, 13 de noviembre de 2012

Cuarenta y una semanas

El 17 de septiembre era cuando estaba previsto que naciera el canijo. Pero no, no sucedió así. 
El niño, quizás estaba algo confundido y pensó que su madre era elefanta y que debía estar ahí dentro hasta pasados 22 meses para salir con 100 kilos de peso y en edad preescolar. Pero no, no pudo ser. La naturaleza quiso que naciera humana, no Paquidermus tremebundus
Recuerdo cuando iba a las últimos controles o registros o, retomando el argot que dentro del mundo de las experimentadas y vetustas madres existe para referirse a algunas de las etapas del preñamiento, y la de los registros es una de ellas, como mi santa madre los llama: "las correas". Sí, lo oís bien: las correas. 
Una, que durante los 9 meses está todo el día con el ojo en garita, contratando participaciones preferentes con la santa sede por la súbita y repentina fe ciega depositada en vírgenes, cristos y beatos, mi cartera era un puesto ambulante de ésos que hay a pie de iglesia, producto del secuestro al que tenían sometido mis hormonas a mi agnóstico entendimiento de que las santas divinidades me ayudarían a combartir el canguelo preñeril,  para que llegue tú madre, tú santa madre y en un nanosegundo, con esa sutileza práctica que le ha dado mare, te desmonte, tú bienaventurada  y celestial confianza, diciéndote que lo siguiente, en tú proceso de mujer bocoy, será rodear tú panza de correas, postrada en una camilla, a modo de Hannibal Lecter en el Silencio de los Corderos. Ésa es mi madre. 
Pues recuerdo esos registros en los que llena de cansancio y desesperación, sin alcanzar ya a verme los pies, porque el cachorro de Dumbo diera señales de humo, el señorito, para que se manifestara cual espíritu de ouija, aquí, la futura parturienta, debía zamparse uno de los más emblemáticos y tradicionales dulces granadinos: la Martitoñi. En los cinco o seis registro que tuve, si quería  notar patada, mano o culo, el dulce alimento rico en grasas y colesterol era su gasolina. Ergo, atiborrarme a maritoñis podía ser la clave para encabritar al devorador de tortas y salir de su sueño de bienestar fetal. Peeeero, peeeero la evidente crisis hiperglucémica que sufriría no era una idea brillante, la verdad. Así que en el último de los registros a los que me sometí , viendo que el niño oKupa no se decidía a mostrar culo o cabeza , llegó la hora, la frase que tanto quise escuchar: "Mi niña, ¿te has traído la maleta? El Show va a comenzar... "

En el siguiente capítulo. Contracciones, respiración y tacto vaginal..."sáquenmelo de ahí, por el amor de diosss..."

TO BE CONTINUED....




lunes, 12 de noviembre de 2012

Un universo aparte


En un país en el que los niños no pueden creer en las hadas existía un enorme, robusto y vetusto árbol llamado Baobab, el gigante africano. Así era como lo llamaba Ousmane. Un niño de 11 años hijo de un agricultor de cacao que compartía choza con 6 hermanos, que trabajaba en las tareas de cultivo y en alguna que otra chapuza más que le ayudaba a traer algo de sustento al hogar. Un ángel en territorio comanche. Ousmane el león, así lo llamaba su madre. “Eres como el león: valiente, fuerte, brioso y aguerrido.” Ousmane, poseía una sabiduría, ingenio y ganas de saber sometido, por el instinto de supervivencia. Pero este dios sin nombre, de cuerpo enjuto, pelo azabache y serena mirada discursiva guardaba un secreto. Si. Un sueño de la razón donde se sentía libre para construir su universo animado. Un universo aparte. Donde dibujaba los mapas de su pequeña parte del mundo. Donde lo que le hacía grande no era difícil de ver. Donde el tiempo se paraba y parece que está, pero que no sabe que está. Donde la inocencia perdida aparece golpeando fuerte, como un estallido de luz. Donde hadas, elfos, gnomos, genios, brujas y faunos, conviven a la vera de la imaginación. Ousmane tenía un secreto, un refugio, que alguna vez compartiría; sentarse a la sombra del orgullo de África, el Baobab. Buscando la paz, la calma y la esperanza de lo que su majestuosidad simboliza: la victoria de la fuerza y la determinación con la injusticia y la escasez. “Tú me das fuerzas.” -Repetía.- “Bajo tú sombra me cobijo. Gracias a tú corteza increíblemente gomosa y dura, tus frutos y tus hojas nos dan alimento, agua y medicinas.” 
Sentía auténtica devoción por el gigante de raíces inversas. Para él, lo sentía como si fuera una especie de hada cabalística africana, llena de magia y misterio. Se sentía protegido, lleno de energía cuando yacía ante él. “Sería una osadía pensar que ésta árbol pudiera acabar con el mundo. Pero si fuera así, ojalá fuera con éste en el que no reinan hadas sino bestias, monstruos y demonios. Censurando, brutal e impunemente los deseos de niñez. Ojalá, Dios Baobab lo consiguieras. Consiguieras hacer, del azul oscuro casi negro, algo melífluo, acaramelado para hacernos meridianamente felices a nosotros, los dioses sin nombre. Para dejar de sentirnos reptando, en vez de caminar erguidos, entre el cielo y la tierra sin haberlo pedido.” “Baobab, sálvame de esta pesadilla donde ni Peter Pan ni Campanilla tienen cabida. Para dejar de preguntarme: ¿cuál será mi última misión, pararme y estar preparado para lo que sea? ”
De repente, el milenario árbol dobló una de sus ramas rodeando a Ousmane. Y sucedió. El corpulento y magnífico árbol parecía querer transmitir al pequeño un mensaje. Ousmane, pegó su oreja a la prodigiosa corteza y comenzó a escuchar como la savia se transformaba en un aullido penetrante: “Ousmane”, -dijo el cavernoso árbol.- “El universo se expandirá y volverá a su estado. Y de nuevo se expandirá y volverá a su estado. Y lo errores también regresarán. Pero llegará el momento en el que el universo no se expandirá y será cuando llegarán las oportunidades de no volver a cometer esos mismos errores para aprovechar la ocasión que te brinda el Universo...”

jueves, 8 de noviembre de 2012

Reina, Spiderman, Buzz lightyear y más allá...

Todavía recuerdo aquel salón de plenos del ayuntamiento de mi pueblo. Si, allí estaba yo con cuatro añazos bien calzados. Dispuesta y preparada a luchar por la corona de reina infantil de la feria de 1977. 
Pero en toda batalla hay rivales, en éste caso la lista de adversarias, cinco. Y perdonad mi vanidad pero no eran competencia para mí. Si algo había que me daba confianza y seguridad era que con mis cuatro primaveras estaba para toma pan y moja, no era la versión miniyo de Nefertiti pero tenía un "ángel", parafraseando a la madre que me parió. Pues bien, como decía, un convencimiento con aplomo, con premeditación y alevosía. Reconozco que era la candidata perfecta pues me avalaban mis grandes dotes de comunicación, desparpajo, liderazgo y sobretodo mucha habilidad para las relaciones sociales. Conocida por todo el pueblo, mis padres eran dueños de negocios de hostelería, me abrían el camino a ser una auténtica star systems en el arte de las public relations. Cuantos pellizcos de mofletes no me habré llevado por mi notorio, reconocido y popular gracejo descarado, ¿mil? ¿Dos millones? ¿Cuatro cientos millones? Infinitos. El leit motiv que guió mi infancia: "aaaainsss, la gracia y el salero que tiene la niña." Con lo cual, igualdad matemática,  jugaba con ventaja. No porque las otras 4 fueran unas siseas, que no, o sí, dejemos la crueldad infantil de lado eso es harina de otro costal, sino porque existía una clara relación de equivalencia entre mis cualidades físicas y las sociales dejando claro que quién apostara por mí jugaba a caballo ganador en la misión encomendada a toda reina: llevar el nombre de mi pueblo con, (voz de hombre que va a África a cazar elefantes), "orgullo y satisfacción" en mis cinco días de reinado parrandero sandunguero sesentero.

Con trajes almidonados, pelo lleno de tirabuzones y madres con el ladrillo dentro del bolso por si acaso debían hacer uso de él,  cual madre coraje que defiende la lastimada autoestima de su delicioso, bello y atractivo querubín con dientes, uñas y "ladrillazos",  nos mordíamos los labios deseosas de saber quién, finalmente, se haría con la preciada diadema de brillantes,..., falsos, claro....

Dejando atrás recuerdos de niñez y de juego de tronos que no sirven más que para introducir los deseos que rondan la cabeza terca de mi canijo de QUERER SER piel que habita en personaje de ficción, llevo padeciendo el asalto insidioso, fatuo, petulante y valentón de la saga Marvel y Pixar . Y cuando digo, padeciendo, digo sufriendo la posesión diabólica del hombre arácnido y del muñeco con anquilosis galopante, que se ha apoderado de mi canijo . Pido prisión para ambos. No puedo más. O mejor, pido un exorcismo para que ambos se desintegren en el inframundo y más allá. 

A mi lo de reina me duró cinco días: felices, serenos, llenos de gloria. Pero lo del canijo, ¡llevamos un mes! ¡Bendito sea! Llevamos un mes soportando disfraz del señor telaraña, mañana, tarde y noche. Combates de pressing-catch dentro y fuera de las lindes familiares y además con algún que otro daño colateral en la cara de un niño ajeno a los delirios animados del híbrido Spider-Buzz Man-lightyear. 

"Maaaamiiii, (voz de niño fantasma y ojos mefistofélicos), ¿verdad que Spiderman tiene que caminar por las paredes?" ¡Incrédula! Lo que la verdad esconde, ¿no lo recuerdas? Cuando un niño suelta esa clase de afirmaciones buscando respuesta cerrada, si o no, ¡agárrate lo machos! Mientras el niño poseso del veneno radiactivo bisbisea su aserción, los daños quedaban marcados a modo de surcos de dos centímetros en la pared de la morada familiar. A cada paso, y a cada: "Maaamiii, ¿verdaaaad? ¿verdaaad?", refregaba, estriando, ondulando más y más con el señor SPIDERMAN alias, me estas tocando los bajos fondos hasta el infinito y más allá, mi impoluto y virginal, hasta aquel momento, pasillo...

A la luz de tamaña fechoría de portada donde rece "WANTED CANIJO", me he visto obligada a tomar la determinación de dar arresto domiciliario sin derecho a fianza a estos dos personajes que hacen las delicias de toooodos los niños del universo y que a mí me han jodido fastidiado mis dos metros de pared color crema... Bueno, ahora crema con surcos... ¡HASTA EL INFINITO...Y MÁS ALLÁ!

  


martes, 6 de noviembre de 2012

Yo quiero...

...algo tan propio de los niños como el deseo de QUERER que te toque la primitiva. 
Yo quiero. Tú quieres. Él quiere. Primera, segunda y tercera persona del presente indicativo del verbo querer. Y las tres formas personales las utilizo (yo), utilizas (tú) y utiliza (él). ¿Cómo? ¿Cuándo? Ultimamente, a todas horas. Constantemente estoy (yo), estás (tú), está (él), machacándola. Pero resulta que, y esta es una condición de ser mortal, la mayoría de las veces, lo que (yo) quiero no es lo que (tú) quieres. Y lo que (tú) quieres, a veces, no es lo que (él) quiere. Coincidencia. Casualidad. Excepción. Regla. Trabalenguas. Delirio. No. Realidad. Agotadora realidad. 

Los deseos del canijo se topan con la cruda realidad. (Él) quiere su realidad. (Yo) quiero la mía. Roces. Contradicciones maternales. ¿Quién actúa? ¿El instinto? ¿La duda? 

La maquinaria de apego maternal se paraliza en esos momentos de posesión absoluta del QUERER (él) con el no QUERER (yo). Relinchas como caballo salvaje. Resoplas como humano. Híbrido de sentimientos.  

(Tú) quieres autonomía. (Él) quiere estar contingo. (Yo) quiero estar con él; pero también (yo) quiero un minuto. Medio. Dos segundos...¡Ilusa! Cero. No hay tiempo. El tiempo de soledad dejó de existir.  

(Él) quiere ser el actor principal. (Él) quiere ser el caballero sin espada. Y tú, ¿qué haces? ¿Te rindes? ¿Permisiva voluntad? No, (yo) no quiero. 

¿Cómo responder? 

No lo sé. Lo que sé es que (YO) LO QUIERO. Y LO QUIERO, ¡YA!

viernes, 2 de noviembre de 2012

Todo depende...

...del cristal con que se mire.
¿Subes o bajas?
Que el vaso esté lleno o medio vacío. Que esté lleno de circunstancias personales donde a veces nos vemos reflejados, ignorados, ajenos. 
Depende de los genes, de la familia, de la personalidad, de la sensibilidad, de la capacidad para conmoverte con lo que nos rodea.
Ante una misma situación hay miles de formas de reaccionar, millones tantas quizás como estrellas. La tierra está en continuo movimiento y por tanto los seres humanos nos adaptamos a las circunstancias, a las situaciones, sin remedio, con resignación limitadora, adquirida e impuesta.

Uno puede mirar la lluvia desde el sentimiento, la tristeza. Otro quizás la mire desde la desidia, desde el fastidio. Diferentes formas de actuar; diferentes formas de pensar, ¿libres? Algunas. No todas. Estoy convencida. Por tanto, consecuencias infinitas, múltiples. 
Dentro de esta maraña de dependes, quizás y tal vez se nos olvida el PERMITIRNOS. Darnos permiso. Permiso para que la vida no sea en blanco y negro. 
Darnos permiso para tener un día malo, o dos, o tres o los que quieras. Somos libres de hacerlo porque queremos. Porque quiero. Porque me da la gana. Porque está en mis manos elegir el guión de lo que será mi vida, una película. Una película con actores principales, secundarios, algunos, pocos, los necesarios, cameos fugaces sin dejar huella. Y en esta película el director, tú, yo, él, vosotros. 
Yo sólo tengo el poder de dar al "on" al "off" o al "pause": me doy permiso para ello.
Me doy permiso para avanzar. Dicen los que saben de esto, "los sabios", que cada dificultad, cada escollo, cada traba, sirve para avanzar, para seguir el rodaje. Para aprender a desaprender, a descubrir, a perdonar desde el amor. Para quererte y querer lo que te rodea. Para aprender a desprenderte de lo que te asfixia , ahoga, emborrona, mancha. Para darte permisto, hoy, ayer, anteayer, mañana.
Me permito callar y disfrutar. Hay que seguir el rodaje con las circunstancias, seas las que sean: adecuadas, o no. Inesperadas o programadas. Me doy permiso para equivocarme no solo una vez sino todas cuantas veces me suceda: ¡fuera la idea de errores irrevocables!
Hay que parar. Pensar. Retroceder. Hay tiempo para transformar, mejorar, repasar el diálogo. Hay que prepararse para una interpretación estelar alejado de censura y crítica que nos aparten del nuestro primer plano enviándonos al exilio de la filmoteca de serie B. 
Todo depende, si. Pero depende de ti; de permitirnos ser libres, responsables, consecuentes, sensibles, tolerantes, empáticos, reflexivos.
Eso te lo dejo a ti, en tus manos, a tu reflexión.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Chapter III. El Canijo facundo. Sesión de Risoterapia

¿Quién será Spiderman? Doy pista: el de la derecha
huele a impostor
Recién salido del horno. Calentito, calentito. Tercera entrega de las chifladuras tweeteras del Canijo facundo. Señoras y señores preparen bolsa de pipas y refrescos. Dejen todo lo que estén haciendo, esta sesión de humor atrabilis necesita de los cinco sentidos. Si se siguen correctamente la instrucciones se garantiza producir beneficios mentales y emocionales.
Dicen que lo básico para disponer de una buena calidad de vida es dedicarle un minuto, tres veces al día a reírse. Pues adelante, os animo a seguir la terapia, en éste caso aquí, con el artista del disparate y lo absurdo, el Canijo facundo.
Sesión de risoterapia para aprender a reírse de uno mismo, de lo que nos rodea, de la vida, de las capacidades limitadas del ser humano. Permitámonoslo durante un minuto.

"A ver, canijo, cuéntame, ¿qué has hecho?... ... ... ¿Canijo? ¿Canijo? ¡Cuéntame!.. ... ... ¿No me vas a contar?... ¡Mamí! Me va bien en el colegio, ¿algo más?  #enbocacerradanoentranmoscas.

Canijo, ¿has estado en el MacDonald!...Si...¿Y qué tal?...Pues no estaba Ronalmacdonald...¿No? Y, ¿dónde estaba?.. En una fiesta...¿En qué fiesta? ¿De quién?...De una amiga #Ronalmacdonaldtienevida, hasta quizás familia.

¡Mami! No quiero lavarme la cabeza...¿Cómo? ¡Qué has ido a la playa!...Ya, mami y la cabeza también  #micabezaformapartedemicuerpo

¡Mami! Se me han caído las gafas de sol, ¿y ahora? No pasa nada, en el parque no hacen falta porque no hay refresco y yo me caliento #mezclarchurrasconmeninas

¡Mamí! La mascota del cole se llama Luli...Si, ya. Es un mono, ¿no?...Si, porque no tiene piernas...Ah! Y , ¿no es una mona?...No, Mami porque no tiene cresta. Tiene espalda, pies y manos pero no cresta #nomegustanlascrestas, queda claro.

Situación. En la puerta del cole.
Bueno, Mami, hasta luego. Me lo voy a pasar muy bien #confíaenmi #tranquilahistérica

¡Mami! Y, ¿cuando vengas a recogerme al cole vamos  pintar al monstruo de la basura?...Y, ¿cómo se hace el monstruo de la basura?...¡¡¡Aaaaaaarrrrggg!!! #pintar no #hacer.

¡Mami! Me he quedado sin voz. Estoy ¡CHILLANDO! #perforacióndetímpano

Canijo, y yo, ¿soy una superhéroe?..Noooo, mamiiii, tú eres una prinzeza #melocomoconpapas

¡¡Aaaayyy, mi canijo!! ¡¡Mi superhéroe favorito!! ...Nooo, mamiiii, yo soy tú hijo #noteconfundas

Mamiii, mañana es halloween, ¿tienes disfraz?...No...Pues te lo compras!!..¿Y cual?...De bruja!! Noooo, mami de prinzeza #trucootrato

Canijo, en el parque no hay niños...Mami y,  ¿niñas? #alparquesíosí

Coooome, canijo. Abre la boooca...!Jo! Mami, siempre me manchas...#perdona...Oooooommmhhh #soyunjuncohueco

Mamiii, ¿hoy hay guiso de papas?...Si, canijo.. Guay, mami!!...#guaymami #mequedomuerta

Mamiiii, ¡¡levántate yaaaa!!!...¡No! quiero quedarme en la cama...Nooo, levántate...pero, ¿para qué?...porque quiero verte...#mevayaaperder

Mami, spiderman no tiene cepillo de dientes...Si tiene, y se cepilla tres veces al día... No, una... No, tres. MAMI QUE SI NO NO PUEDO SER SUPERHÉROE #lasnormaslaspongoyo

Venga canijo vamos a leer el cuento...Mami espera un segundo que estoy comiendo pan y tiene que aterrizar en el estómago...#T4canijil

Mami, me hago pis...Y yo canijo...Pues mami, yo primero...vaaale...O Mami, si quiieres te dejo un hueco y hacemos los dos  #lafamiliaunidajamásserávencida

¡Qué guapo eres canijo! ¿A quién te pareces? ¿A mí?...No, mami. Yo no soy una niña...#ojitoconmigo

El canijo utilizando la tecnica: Como cabrear a una madre cambiando el nombre de su hijo: ¡Canijo! Brayan, Braaaayan...No mami, Iiiiian, Iiiann #hoymecanean


¡¡PLAS, PLAS, PLAS!!

TO BE CONTINUED



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