Mi deseo parte de una gran melodía, de un beso, de amar, de la felicidad. Mi deseo parte de ti, eres tú.
Mi deseo eres tú, porque eres energía absoluta y poderosa que impulsa cualquier estado líquido o sólido, eres así, mágico.
Mi deseo eres tú, porque de ti me nutro: eres agua, sol, tierra y mar, eres elemento natural que ruge con fuerza indómita sin agotarse.
Mi deseo eres tú, porque eres un ser sensible y me emociona, y te quiero, al sentir tu luz celeste en mi corazón.
Mi deseo eres tú, porque nuestra relación no es un tonteo galante, un coqueteo romántico, un capricho de trovador caballeresco, sino un amor confirmado en estos nueve años con todas las insignias de su poder: la pasión, el valor, la grandeza de tú corazón y tú derrochadora generosidad.
Mi deseo eres tú, porque te amo de manera exagerado, tanto, como una exhalación liberadora, con desmesurada voluntad, con apetito insaciable.
Mi deseo eres tú, porque me rodeo de ti para que la vida sea un rayo de sol y espuma de mar.
Mi deseo eres tú, porque incluso dormida te quiero...
Mi deseo eres tú, porque eso me dicen mis sueños...
... porque ya no puedo hacer otra cosa sino QUERERTE...
Porque tal y como te escribí una vez:
Duda que son de fuego las estrellas,
duda si al sol hoy movimiento falta,
duda lo cierto, admite los dudoso;
pero no dudes de mi amor las ansias.
Hamlet, Cap.II.
William Shakespeare.
