jueves, 15 de diciembre de 2011

¡Tú ganas!

Subiendo la rampa de salida hacia a la calle, de la guardería de Bruno. Íbamos discutiendo sobre la tarea que teníamos que hacer para esa tarde; que no era otra que la de ir a cortarse el pelo. Hecho, y nunca mejor dicho, que le pone LOS PELOS DE PUNTA al canijo de las foles y que por tal motivo hemos pospuesto desde Agosto. Así que sino atajábamos el tema hoy,  podía pasar por el primo-hermano del Oso Baloo del libro de la selva.
Así que le digo:
-Bruno. Hoy vamos a cortarte el pelo. Que lo tienes muy largo y me recuerdas a Justin Bieber. (Odio a este niño.)
- ¡No, mami! ¡Yo no quiero ir a cortarme el pelo!
-Si, Bruno. No te pasará nada. Será una cosquillita. Además, en la peluquería hay cuentos, pinturas, juguetes... ¡Verás que divertido!
-¡No, mami! ¡No quiero!
Mi paciencia comenzaba a agotarse. Pero se me ocurrió jugar al despiste intentando aturdirlo con un juego rápido de palabras para ver si así conseguía confundirle y ganar al No, por el Si. Y también, por que no decirlo, para divertirme un poco y reírme con él.
- ¡Cómo que no, Bruno! ¡Hay que ir! ¡Qué Papá Noel se pone triste si te ve con esos pelos! ( no sé muy bien por que acudí a este personaje. No sé si será por la fechas, o qué. Pero ahora el recurso para reprobar cualquier fechoría de mi pequeño Baloo es acudir a Papá Noel o los Reyes Magos. Pero he de ser sincera: a mi, no me funciona. Bruno se pasa a estos dos, por el forro...) Pero bueno, yo lo sigo intentando.
-¡Qué no! ¡Qué no!¡Mamiiiii!
Le contesto, ( y aquí comienza la guerra dialéctica): ¡Qué si!
Me dice: ¡Qué no!
Le digo de nuevo; ¡Qué si! ¡Qué si! ¡Qué si! -cada vez más rápido, e integro el No-. ¡Qué no! ¡Qué no! ¡Qué no! ¡Qué si, no! ¡Qué no, si!
Bruno sin saber que hacer y perdiendo, cada vez más la sincronización, empezaba a mostrar debilidad : ¡Qué no, mami! ¡Qué si, no! ¡Qué no, si! ¡Qué n-nn, s-ss-i!.....ME DA IGUAL!!!

O lo que es igual: ¡Ganas tú!

A mi pequeño Napoleón,- vencido y resignado-, no le quedaba otra que cortarse el pelo.

martes, 13 de diciembre de 2011

CONCILIAR, ES LA CLAVE.

El pasado miércoles 7 de Diciembre saltó la noticia de un estudio sobre"El Trabajo no Remunerado y su impacto en la economía" desarrollado por la socióloga e investigadora del CSIC Mª Durán. Sobre dicho tema con el que estoy especialmente sensibilizada como mujer, madre y trabajadora, (a pesar de formar, actualmente, parte de esa nueva clase social denominada "clase desempleada"; término de gran impacto psicosocial e injusto significado desde una óptica de género), vemos como la grandes perjudicadas son las mujeres paradas o no, o con edades cercanas a la jubilación. 
En el estudio se analiza como el trabajo no remunerado se traslada al entorno doméstico y es desarrollado por las mujeres labores reproductivas y de cuidado de ancianos, niños y personas dependientes. Además, se denuncia que por él no se percibe ninguna compensación económica y no computa en las cuentas de la economía formal. 
Lo que me llamó la atención, de esta noticia, fue el subtítulo en el que rezaba: "La crisis económica, el envejecimiento demográfico y la creciente incorporación de la mujer al mercado laboral pueden hacer peligrar, en menos de medio siglo, los cuidados que ahora reciben ancianos, dependientes y niños en gran parte de manos de la población femenina..." 
ESCALOFRIANTE, ¿no? Como mujer trabajadora en el espacio privado, pues soy madre y ama de casa; y del público, cuando tengo oportunidad, pienso que editoriales como estos son escandalosamente retrógrados, misóginos y parciales; que inevitablemente condenan, cosifican y normalizan el rol de la mujer al desempeño de estas tareas. La memoria histórica deja patente que esto es debido a un concepto de trabajo configurado en torno al varón como sustento económico de la familia y al que la mujer se la  encasille en el rol reproductivo y afectivo. ¿Y la variable IGUALDAD de OPORTUNIDADES en el EMPLEO? ¿Dónde queda?
Existen otras variables y otras explicaciones. El desigual reparto de responsabilidades entre hombres y mujeres en la esfera privada, la perpetuación de la división del trabajo en función del género y un déficit de servicios comunitarios de apoyo afectan negativamente a la igualdad de oportunidades en el empleo, al equilibrio social, al entorno familiar, a la calidad de vida. La CONCILIACIÓN, ¿puede ayudarnos a resolver estos problemas? 
Por tanto, el debate no sólo se ha de centrar en el impacto económico; en el PIB que supondría registrar este tipo de Trabajo. Hay que trabajar en el desarrollo de POLÍTICAS PÚBLICAS que desmonten y destruyan estas variables, que den oportunidad, en igualdad de condiciones, al empoderamiento de ambos géneros, en la vida personal y profesional. LA CONCILIACIÓN ES LA CLAVE.  
En mi caso, cuando fui madre uno de los primeros debates internos que tuve estaba relacionado con mi desarrollo profesional y por tanto, remunerado. Era seguir, o renunciar a el. Seguir en él, implicaba buscar las estrategias para CONCILIAR favorablemente, en equidad y en igualdad, la vida profesional y personal. ¿Cómo? Primero con tu pareja, si es que te da la oportunidad y tienes suerte; o segundo, practicando la delegación temprana, práctica que coexiste junto a los discursos que exhortan a las madres a dedicarse personalmente al cuidado de sus hijos, esto es, al espacio privado, a las tareas reproductivas o de cuidado. En definitiva: al TRABAJO NO REMUNERADO o INVISIBLE.
Por tanto, mi pregunta es ¿Cómo resuelven las mujeres el desafío de decidir entre los requerimientos que le impone la maternidad y las condiciones laborales? ¿CONCILIACIÓN?
Sin duda nos encontramos ante un problema que tiene un fuerte impacto en  cómo se organiza el vínculo con la familia considerando que las madres, al no cumplir con las expectativas sociales del "amor materno", sienten que traicionan los mandatos de la naturaleza, por una parte. Y de otra, se siente, en la mayoría de los casos frustradas en oportunidades en el espacio público o Trabajo Visible. 
Así que mientras el trabajo se estructure en respuesta a los intereses y objetivos de un empleado varón dentro de una estructura familiar que responde a la división sexual del trabajo (el trabajo remunerado lo desarrolla el hombre, mientras que la mujer se mantiene en las tareas reproductivas y de sostenimiento del hogar consideradas como “no laborales” y, por tanto exentas de derechos económicos, jurídicos y sociales) los discursos sobre la incorporación de la mujer al trabajo y sus consecuencias (reducción de la tasa de natalidad, alteración del modelo clásico de familia, etc.) seguirá motivando este tipo de editoriales desiguales, parciales de contenido y contrapuestos a  la búsqueda de la CONCILIACIÓN  de la vida laboral y la vida familiar.



martes, 22 de noviembre de 2011

Mini-Yo


Quizás para el Doctor Maligno tener una réplica exacta a él: "lo llenaba de orgullo y satisfacción" pero en mi caso, no es así. "El canijo de la foles" es: "MY PERSONAL MINI-ME". Sinceramente es HO-RRO-RO-SO tener PER-MA-NEN-TE-MEN-TE al enano detrás mío repitiendo e imitando todo, todo, pero absolutamente todo lo que hago y encima con recochineo: "Maaaamiiii. Te persigooo. Estoy detrás tuuuuyaaa."
Dentro de esta "ATRACCIÓN FATAL" se ha tomado "la licencia" de apropiarse de mi único recurso lingüístico para poder desahogarme en situaciones calificadas de alto estrés: "¡HOSTIA!"
Casualidad o no, hemos observado que por lo general utiliza la interjección para denotar asombro, sorpresa y admiración cuando vamos a comprar a algún supermercado: imagino que para él, eso de ir de compras, será como para nosotros un día de descanso, que ahora son pocos y no os podéis hacer una idea de lo¡¡¡emocinante!!! que resulta y lo que se puede llegar a ¡¡¡¡desear!!!!!!
El pequeño "Latre" el otro día repitió hasta la saciedad mi maravilloso y socorrido taco con una naturalidad y soltura humorístico-festiva que haría pensar, a cualquier académico de la lengua, que la palabra está totalmente integrada en su vocabulario. Y lo más, de lo más, es que lo suele acompañar,- pues se trata de un espectáculo completísimo-, con la canción de los payasos, ( de título redundante y tildada de esconder un mensaje "gay"), "Hola D. Pepito. Hola D. José."
Es gracioso...Una vez, dos, tres y hasta cuatro, si me apuras. Pero la quinta te quedan dos opciones: primera, dejar al niño "DEL CORO" en la zona de frutería con una lata vacía, para depositar los donativos, y un cartel colgado al cuello en el que rezaría: "LO TERMINARÁS HACIENDO" o segunda, y menos drástica, cambiar de supermercado, quizás...¿Hiper-Dino? Estoy segura que también sería zona CALIENTE de inspiración musical y otras OBSESIONES. No hay otra cosa PEOR, en el UNIVERSO de las repeticiones de un niño, que le pille cariño a un personaje de ficción llámese Dino, Sportacus, Bob Esponja, Caillou...etc,. Te puede llegar a pedir ver, al machango, entre 1000 y un millón de veces en menos de minuto y medio lo que por otra parte supone un infierno en vida para ti y un deseo "machacón" para tú retaco a pesar de que finalmente acabas cediendo y como Aladino: "sus deseos son ¡ORDENES!"... Pero eso es otro tema.
Me veo de tournée por los supermercados canarios con mi Mini-Yo y el MUSICAL: "¡Hostia D. Pepito ¡Hostia D. José." ¡¡TRUNFO, SEGURO!!

viernes, 11 de noviembre de 2011

Ya me veo como el padre del artista...

No fue un espejismo. La imagen me dejó perpleja, pasmada. Y se describe tal que así.  Sentado en su sillita, con la mandíbula pegada a su pecho, la mirada hacia abajo, casi como un reflejo de adoración a un Tótem. Sosteniendo entre sus manos, como si de un emblema protector se tratara, el que hasta ahora es, ha sido y será-creo que por mucho tiempo- el juguete favorito y el tesoro más preciado para mi aprendiz de "Gollum": LA PELOTA, BALÓN O ESFÉRICO. He de ir familiarizándome con la jerga futbolística pues parece que el niño apunta maneras. O eso es lo que dice MI QUERIDÍSIMO; el padre del artista.
Este objeto, de origen chino, ¡como no! Ha resultado ser el bálsamo de mi BG3. Me explico: B( Bruno); G (Gálvez) le daré la alegría al padre por "dejarle" utilizar su apellido para la futura estrella del fútbol y próspera marca de merchandising; y 3, -porque algo me tendré que llevar yo- en la futura camiseta- sea del Madrid o Barça-, botas, calcetines, joyas, tatuajes- al más puro estilo Beckan-, que exhiba, mostrará el número 3 en honor a su madre; la que escribe.   
¿Porqué cuento todo esto? Resulta que el otro día, en nuestro habitual y rutinario paseo de la tarde, decidimos subir a La Laguna pues acompañaba el tiempo, oportunidad que no se debe desaprovechar pues son pocas, la verdad. 
Como si de una rutina se tratara, BG3 nos "obliga" a hacer una parada, por decreto, en una plaza a la que el llama: "el banco". Lógicamente porque está llena de ellos. La plaza es una de nuestras favoritas; por espacio, porque no tiene peligro de tráfico y porque está rodeada de comercios y terrazas para tomarte algo mientras nuestro intrépido e impaciente futbolista le pega "PA-TA-DO-NES" al balón. 
Obedeciendo ordenes, nos sentamos. Dos minutos, creo que permanecí inmóvil observando como Bruno jugaba, más abstraída y pendiente de otras cosas que de mirar la peripecias y mañas de mi cachorro. Así que ni corta, ni perezosa decido ahuecar el ala dejando a mi gamonito y a mi queridísimo disfrutando de unos pases.
De regreso, la escena era la misma que cuando me..... ¿escaqueé? Padre e hijo dando balonazos a trote y moche. ¡De repente! El padre para el juego y se acerca a mi. En principio pensé que era para reprobar mi tardanza, pero no, la emoción de lo ocurrido le restaba importancia a mi huída. "Jo. Si vieras. Bruno le pegó tan fuerte a la pelota que la metió en un comercio. Y ¿ a qué no sabes que me dijo el que salió a darme el balón?" "No". Le contesté. "¡Qué de dónde había salido este niño! Que con la edad que tiene no veas la fuerza, la visión espacial y el control del balón. ¡Seguro que va pá futbolista! ¿Ves, cómo no son cosas mías? Ya son dos, las personas que me lo han dicho..."
 Ya veo a mi queridísimo como el padre del artista.  Al igual que la madre de Tamara; la Pantoja; la Jurado...o cualquier otra folklórica.
Mientras yo, al igual que curro; y padre e hijo se preguntarán: ¿Y mamá? ¿dónde estará?.... 

miércoles, 26 de octubre de 2011

Adhesión a una causa: "lo mío es el ROCK."

Si, hoy es un buen día y esperemos que sea así durante mucho tiempo. Quiero contar algo que me pasó ayer y que me hizo mucha ilusión.
14:45 de la tarde. Salgo de casa disparada hacia la guardería. Llego al garaje. Abro el coche. Me siento. Abrocho el cinturón y busco poner algo que me anime el trayecto hasta el "cole". Dedico un par de minutos a ojear mi archivador de CD´s. Pienso: "Necesito algo cañero. No he de acostumbrar al oído a tanta canción infantil: estoy segura que acabará atrofiándome el tímpano estas melodías suaves y ñoñas." La elección no se hizo esperar. La banda sonora de mi particular "easy-raider" de 15 min fué: Skizzo. ¡Me encanta este grupo! Guitarras de la generación de los 80 y 90 doblándolas como Thin Lizzy o Judas Priest: Heavy-Metal del clásico. 
Continúo mi singular desplazamiento al son "metalero." Por extraño que parezca, es de las pocas veces que me alegré de estar en pleno atasco. Era un momento único. Con la ventanilla cerrada, el volumen medio-alto del reproductor y utilizando el volante como si fuera un instrumento de percusión, me monté, en mi propio coche, una performance de lo más potente y enérgica. Vamos, cualquiera que me viera pensaría: "¡Qué hace esta perturbada!" 
Llego a destino. Con el coche en marcha me dispongo, -aún a sabiendas de una censura segura y que en ningún caso busca enemistad o enfado con mi pequeño dictador musical sino, más bien, probar suerte-, a seguir, la vuelta del viaje como la ida, marchosa y heavy-heavy. Conecto y..."Mamí. No me gusta. Quiero mi música." Contesto: "Canijo. Nunca me dejas escuchar mi música. Esto es bonito. ¡Mira! El grupo se llama Skizzo." Mi pequeño censor de la SGAE insiste: "No, no, Mami. Mi música." 
Sabía que iba a suceder esto. Le pongo su música machacona, lenta, lacia, ñoña, sin sustancia. Mientras yo, triste, desconsolada. Resignada a sufrir mi castigo hasta llegar a casa. Cuando de repente: "¡Maaaaaaami! Gracias. Te dejo tú música." Me apresuro a decirle, con entusiasmo desmedido: "¿Cómo?" "Te dejo tú música..."
Es esto, o no, ¿una lección de solidaridad? Para mi si.

Mi pequeño y futuro peludo me mostró, aunque circunstancialmente, su adhesión a mi causa: que lo mío es el ROCK. Y cuando digo que lo mío es el rock estoy diciendo que me gusta la música viva. Estoy diciendo que soy joven y planeo serlo durante mucho tiempo. Y me siento joven porque el rock lo es y está en constante re-invención. El rock está hecho para sentirse libre y asombrarte. No para adormecerte con un par de pastillas y pensar que lo que pasó, pasó. 


Por esto y otras mil cosas más digo que,  lo mío es el ROCK :

jueves, 20 de octubre de 2011

¿A la velocidad de la luz? ¿O de los neutrinos?

Todavía, a pesar de que ya son dos años, se repite la misma sensación,- que cuando mi canijo era un garbanzo,- de valor, vehemencia, de coger el toro por los cuernos; y de inquietud, contrariedad, tedio, pereza, extenuación, fatiga y a veces enfado, cada vez que se inaugura un periodo en la vida de, y con Bruno. La labor de observar, estimular y premiar,- como tu churumbel se hace mayor-, es tarea agotadora, ajetreada y con riesgo de ser decepcionante. Por lo cual se requiere de mucho entrenamiento y de  ánimo zen. También es verdad, que a cada peldaño que subes, en esa escalera hacia el cielo, significa un progreso más, una victoria de Bruno, de papá y de mamá. Un: "Por fin." Un: "Ya está." Un:"Lo conseguimos". Pero hasta que esto ocurre el estado anímico, físico y personal de la familia pasa del temporal más extremo, a una fase de pseudomemoria en la que es difícil determinar si son ciertos o no lo hechos pasados. Es increíble, pero cierto. No es que se trate de hechos traumáticos que se quieran olvidar. Pero al estar llenos de estrés rinde al más fuerte, física y psíquicamente. Con lo cual se sufre, con premeditación y alevosía, una amnesia parcial de lo acontecido. Colateralmente brota la lucha entre las debilidades y los deseos. El pensamiento de: "Quién me mandaría a mi" es una constante. Gira y gira durante la semana, o el mes que dura la prueba...
 Llega la noche. Rendida. Derrotada. El último aliento del día, aún, es para tu pequeño "Neutrino". Lo acaricias. Todavía preocupada lo tocas: "¿tiene frío?" Me digo: "¡Ya acabó el día!" "Deja la guardia." Replico."Él está bien." Me convenzo. Lo tapas. Lo besas. Por fin te acuestas a su lado para cerrar los ojos y dejar descansar a tú cuerpo cascado y fatigado. Aunque dedicas un último minuto, que es lo que gana el cansancio al pensamiento, a contemplar, en este tiempo de silencio y nostalgia ñoña, a tú gorrión: "el mundo de Bruno va demasiado deprisa y está bien. Pero pretende ir a la velocidad de los neutrinos. Y yo me conformo con ir tan deprisa como la luz. ¿Romperá mi neutrino el límite de velocidad de mi barrera cósmica?... 

lunes, 10 de octubre de 2011

¡Pronto! ¡Pronto! ¡Qué llegamos tarde!

Hace ya unos meses, tuve la oportunidad de ver el film documental "BEBÉS". Es una maravillosa visión sobre la crianza de cuatro bebés, en cuatro lugares distintos del mundo. Los niños son: Ponijao de Namibia; Mary Japón; Bayar Mongolia y Hattie de California. En el caso de Ponijao y Bayar, conviven con la naturaleza, sin necesidad de límites, de protocolos o artificios pedagógicos. Mientras que Mary y Hattie, viven rodeadas de hormigón, tecnología, límites, miedos, programas y modelos de psicopedagogía y psicomotricidad moderna. Personalmente, cuando vi el documental sentí una envidia enorme por la crianza de los niños de Namibia y Mongolia. La cámara recogía, en un año de sus vidas, juegos, necesidades fisiológicas, sorpresas, curiosidad, descubrimientos, el papel de las madres en la crianza sin miedos, sin angustia, con lo suficiente para ser felices. En definitiva, sin darle cabida al tiempo. Sin  programaciones, sin planes, sin diseños.
 ¿Por qué os cuento esto? Porque esta pequeña joya documental, a parte de ser carne de análisis sociológico, me ha hecho reflexionar sobre dos cosas: primera, como el ser humano está condicionado a un destino aún antes de su nacimiento, debido al entorno cultural y social en el que les toca nacer. Y segunda, y para mí la de mayor interés, el uso del tiempo cuando uno es padre o madre. ¿Nos condiciona la estructura, el entorno, en el uso del tiempo?...¿Qué buscamos cuando planificamos absolutamente todo en nuestras vidas? ¿Tiempo? ¿Creemos que por organizar ganamos más tiempo; ahorramos tiempo? O por el contrario ¿Es un efecto de contagio, de inercia, el control del tiempo? 
Sin ir más lejos un ejemplo de ello es el tema de la elección de colegio."Si quiere, desde que el niño/a está en la barriga puede hacer la preinscripción en el colegio." Así, de entrada. Me quedé sorprendida al oír con tanta vehemencia estas palabras que me parecieron tan exageradas. Pero parece ser que no son tan descabelladas pues se ha dado algún que otro caso, en esta premura de institucionalización temprana. No pude evitar imaginarme una agenda enorme dispuesta en un atril en el hall de cada casa, en la que se va anotando, de forma aleatoria e indiscriminada, toda la organización y programación,-el tiempo-, de cada una de las tareas futuras en la vida de los pequeños gorriones: inscripción en colegio "privado" bilingüe; inscripción en clases de violín; inscripción en el club de fútbol "X", inscripción en....De lo más cruel. 
Así que tras esta experiencia y las conversaciones que he mantenido con algunos padres y madres, -que no han sido muchas, para evitar intoxicaciones-, me llevaron a reflexionar sobre el uso del tiempo y nuestra obsesión por su estricta distribución. Y de cómo, poco a poco, nos vamos desprendiendo de la crianza sin tiempo, sin límites; inmaterial; cronológicamente feliz y natural. Actualmente vemos, o veo, o escucho, el uso de una crianza cómoda, egoísta. Acorde a las necesidades de los padres, no a lo que el niño pueda demandar,- la madre o padre prefiere ir a la ópera con su hij@, antes que ir al cumpleaños de su mejor amigo. ¿Desconocimiento de las necesidades de su hij@? ¿Egoísmo? O ¿realmente piensa que el niño será más inteligente por escuchar música clásica con dos años de edad?..
 Programamos sin conocer, sin análisis. Guiados por la falta de tiempo. O mejor, consumiendo el tiempo sin disfrutar lo que verdaderamente merece la pena: el tiempo de  nuestros hijos. Sin tomarnos el tiempo en observar, en el contacto para evitar el desastre: el desconocimiento de tu hij@.

¿Vivimos a contrareloj con nuestro hijos/as? ¿Es nuestra vida como la del conejo blanco de Alicia en el país de las maravillas? -Acelerada, impaciente, al trote, al galope.-:"¡Pronto! ¡Pronto! Qué llegamos tarde!.."
¿En qué se puede convertir nuestras vidas? Para contestar a esta pregunta, un pequeño extracto, -de uno de mis libros de infancia, MOMO-, del capítulo: "los hombres grises: ahorradores de tiempo."
"...Los ahorradores de tiempo viven mejor. Los ahorradores de tiempo son dueños del futuro. Cambia tu vida: ahorra tiempo.
El tiempo es precioso-no lo pierdas. El tiempo es oro-ahórralo.
...al norte de la ciudad se extendían ya inmensos barrios nuevos. Se alzaban allí, en filas interminables, las casas de vecindad de muchos pisos, que se parecían entre sí como un huevo a otro. Y como todas las casas eran iguales, también las calles eran iguales. Y estas calles monótonas crecían  crecían y se extendían hasta el horizonte: un desierto de monotonía. Del mismo modo discurría la vida de los hombres que vivían en ellas: derechas hasta el horizonte. Porque aquí, todo estaba calculado y planificado con exactitud, cada centímetro y cada instante.
Nadie se daba cuenta de que, al ahorrar tiempo, en realidad ahorraba otra cosa. Nadie quería darse cuenta de que su vida se volvía cada vez más pobre, más monótona y más fría.
Los que lo sentían con claridad eran los niños, pues para ellos nadie tenía tiempo. 
Pero el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón. Y cuanto más ahorraba de esto la gente, menos tenía." (Momo. Michael Ende. Primera edición 1978.)

martes, 4 de octubre de 2011

Yes we can

La verdad, no sabía que para la celebración de los cumpleaños se necesitaba tal despliegue de medios. Incluso, he descubierto que existe un "protocolo", no oficial, a seguir por los padres y madres como si del diseño de un proyecto de investigación se tratara. La planificación de evento se organiza por fases, y en mi caso, con tres días de celebración. Vamos, se asemeja más a los preparativos de una boda real,-aunque los nuestros más sandungueros-, que a una simple fiesta de cumpleaños.
Fase preliminar: ¿A quién invitamos, Bruno?
Averiguar. Ese era nuestro objetivo. Sacar información, "veraz", a Bruno sobre qué niñ@s eran con los que más  juega en la guardería y con los que quería compartir su festín. Queríamos algo que no fuera ni tan multitudinario como la celebración de una "comunión gitana inglesa", -que hay que verlas para creer todo el despliegue que llevan a cabo para recibir la "hostia" (eucaristía)...bueno, eso es otra historia-, pero si, que al menos Bruno no quedara huérfano en su segundo cumpleaños. Por lo que consideramos que 10 sería una cifra estupenda. Al final, casi vamos al parque para hacer un casting de niños que quisieran acudir al cumple, pues finalmente, confirmaron 5 entre los cuales, dos eran nuestros sobrinos¡Qué lastima!
Seguimos nuestra investigación sobre, ¿quién forma la "pandi" de Bruno? Nuestras pesquisas sobre dicha información tenían un largo recorrido. Hay que retrotraerse a este verano. Si, señores y señoras esto es un trabajo de mucho tiempo, insistencia y mucha, mucha repetición. Hasta la saciedad...y más. Creo, que sin exagerar, un día si y otro...también, la pregunta era: "Bruno, ¿y con quién juegas más en el cole?" Mi dulce de leche, demostró ser fiel y leal a sus incipientes relaciones de amistad. El único nombre al que hacía referencia siempre, en todo momento; del que nos contaba chascarrillos y travesuras era, de su amigo Joel. "Mami. Joel, dice Juno... Con Joel, jugo a la pelota...Joel esto...Joel lo otro...etc,." Así que a uno ya lo teníamos seguro. Pero, ¿y el resto? Pasaron los días y fueron apareciendo más nombres: Sofía, Sofí, Saúl. Definitivamente, estos fueron los top four. Los "elegidos/as..."
A partir de aquí, la siguiente tarea: las tres "C": "Contactar, Comunicar para Convidar."¿Cómo hacerlo? -Esto de ser padres primerizos es lo que tiene: cada etapa nueva, en la vida de nuestro pequeño koala, nos parece un lío del copón. Y a mi personalmente, me crea bastante ansiedad-. Nuestra fuente, lógicamente, recurrir a las educadoras de la guardería. Y como siempre, la misión me tocó a mí. Una vez que mi cachorro entra en el corralito con el resto de los gorriones, me dirijo a una de las educadoras para cumplir con mi deber: descubrir como realizar el llamamiento a la convocatoria cumpleañera. "Normalmente, se hacen invitaciones. Las traes y se las ponemos a los padres en la mochila de los niños/as. Y ya ellos/as se ponen en contacto contigo." Genial. Me puse manos a la obra y al día siguiente les llevé las invitaciones; al parecer demasiado pronto...
¿Dónde celebrar el evento? 
Guiándonos de la experiencia de la hermana de mi queridísimo, la falta de espacio en casa y siendo conscientes que Bruno, y el resto de los/as pichones, se lo iban a pasar de MI-E-DO dando votes como auténticos/as marsupiales; decidimos celebrar el cumpleaños en un centro de ocio infantil. 
Llegamos al establecimiento. Bruno sale escopeteado hacia el parque de bolas. Mi queridísimo y yo mientras, informándonos del jaleo para la celebración de la efemérides de mi colibrí.
Con el folleto en la mano, en el que se explican todas las ofertas del parque infantil, iniciamos el interrogatorio. Bla, bla, bla...número de niñ@s, bebidas incluídas, tiempo de juego, precio...etc,.
Convencidos. Nos decidimos por un menú ignorando que la entrega de regalos la hace un oso llamado: "PIPO". O-O-O. Bruno tiene pánico a los osos. No hay más que verlo cuando ve el oso, GIGANTE, apostado a la entrada de la tienda Natura, que a más de un niño, y no tan niño, le ha dado un patatús. Así que vaticinando una crisis de pánico, qué posiblemente se viera superada al calor de mis brazos o por un bufido de mi queridísimo, al oso PiPo decidimos anular la oferta y contratar dos horas de saltos y juegos...
Una vez hecha la planificación del evento y apropiándonos de la archiconocida frase: "Yes we can" como mantra en este periplo de tres días dedicados, íntegramente a los festejos del segundo aniversario del nacimiento de mi garbancito, -el martes,  celebración del cumpleaños en casa, con la familia. El viernes, la fiesta en la guardería. Tuve que preparar, por primera vez, un bizcocho, -debió salir bueno, pues no he recibido ninguna circular en la que se me pida responsabilidades por intoxicación alimenticia-Y el sábado, la traca final de fin de fiesta: parque infantil de juegos con bolas, castillo hinchable, pinturas, saltos, tarta, regalos, primitos y amiguitos-, no me queda más que decir que a pesar del agotamiento, no me quejo. Para mí ha sido todo un festival de emoción, risas, ilusión y nervios el recuerdo del 27 de septiembre en el que la ilusión cumplió sus cuentas y del dolor se pasó a la caricia; a la mirada que despierta la inocencia del que estaba protegido en mi vientre tomando rumbo hacia la luz en la madrugada de un incipiente otoño lleno de amor...Son ya dos años. Dos años sumando vida y brindando AMOR INCONDICIONAL...Felicidades Mi canijo de "las foles."


miércoles, 14 de septiembre de 2011

No subestimarás a tu hijo...

Estando en la cocina el hijo con la madre, mientras ella cocinaba y el niño jugaba con la cacharrería como pinche de cocina, dice el padre: "Voy a bajar a la calle a fumar un cigarro." El hijo lleno de curiosidad, propia de su edad, pregunta a mamá: "¿Y papiiiiiiiiiii?" La madre, evitando contar la verdad del paradero del padre, le contesta: "¿Papá? Ha ido a tirar la basura."....(Silencio)..... "Nooooooo, mami. Papi fue ha fumaaaaaarrrrr." 

viernes, 2 de septiembre de 2011

Algo para recordar

Pues si. Llegó el final de las vacaciones. Y casi sin darnos cuenta, el ocaso del verano. Como balance de este venturoso y afortunado asueto vacacional, las expectativas que llevábamos en la maleta, -leer un poco, hacer algo de ejercicio, ver a los amigos, ir a la playa con la familia, descansar y tapeo con cervecita-, con el paso de los días se iba mermando, y te conformas con ir a desayunar por las mañanas, ver a la familia, salir un par de veces con unos amigos, pasar un día en la playa con la familia al mas puro estilo, España cañí, y por las tardes cumplir con el rito de cervecita y tapa para pasar "la caló" pegajosa e insoportable del agosto granaíno. Pero como compensación y para sorpresa de todos, nuestro pequeño sugus de fresa, ha disfrutado con sus abuelos; se ha portado como un campeón cuando nos hemos ido de tapeo por Graná: por cierto, le encantan las tapas; ha jugado al fútbol con el balón de la "selesión" que le compró Tata; ha perfeccionado sus carreritas, estilo lagarto del National Geographic; se ha bañado, comido plastilina, peleado por derechos de propiedad y dado millones de besos a su primo Hermes; ha repetido, hasta la saciedad, los nombres de cada una de las personas que ha conocido: Tite Jose, Juan Pablo, Tita Loli, Tite Juan, Tite Paco, "Fransis", Rosario, más conocida como "Rosairo", Jose Manuel, Iván, Selene- según Bruno, "Cuchi Selena", Tao -el perrito de "Selena"-, Yulia: la niña que enseñó a mi pequeño Willy Fog ha maullar, Juan y Lola: dos hermanos encantadores que jugaron en el tobogán con mi trotacalles, Álvaro y Lucía: ambos hermanos y que llamaban a Bruno: "el niño pequeño que habla mucho", Teo, Olmo: niño al que Bruno llamaba "Elmo", y que por más que se lo repetía la madre: "Olmo. Oooolmo", Bruno, -no sé si con intención de vacilar o desafiar-, invariablemente machacaba a la madre con el nombre dado a confusión, "Elmo", no sólo por él, sino que seguramente por el resto de los retacos del parque. Finalmente la mujer, agotada, derrotada y resignada, se marchó sin decir adiós. Javi, con el que disfrutó montado en hombros, sobre 1.92 cm de altura, de las mejores vistas, -experiencia que tuvo como resultado "vomitona cascada de manantial"-, Maria Ángeles, Inés la dulce. "Guapa Inés", como le decía Bruno. A la que se comía a besos y a la que le pedía "cariñitos". Joaquín, María, Maruja, de la que repetía:"Bruno presioso"; los desayunos en Granada pidiendo la tostada de tomate y el descafeinado de máquina; ha pedir al camarero una tónica; cantando con el abuelito Antonio Bob esponja, o "Pobre esponja"; en la piscina con Tata, que lo dejaba tirarse de la escalera- daba la sensación que se estaba lanzando desde un trampolín de 7 u 8 m de altura, por la  emoción que le daba al momento; ha decir su edad:"dos años", y el mes en que los cumple: "en Septiembre"...etc,. 
Y todo eso sin separarnos del él. Disfrutando de cada momento. Así que descansar, lo que se dice descansar precisamente no es lo que hemos hecho. Pero supongo que esto es lo que nos queda de este verano; algo para recordar : que mi pequeño trotamundos se hace grande.

sábado, 27 de agosto de 2011

Por mi nieto: Ma-to

Una de las cosas que he observado en estas vacaciones es como los abuelos de Bruno, mis padres, han estado bajo una especie de hechizo bobalicón con las garambainas y pamplinas del benjamín. Ser abuelo/a, ¿realmente afecta al sentido común? O, ¿ al darles la opción de la inmortalidad en la memoria de sus nietos/as justifica hacer de cuidadores, compañeros de juegos, contadores de historias, transmisor de valores, el pino con la orejas? De todo ello he sido testigo estas vacaciones. 
Pero en esta experiencia de ser abuelo/a también hay diferencias, tipologías, competencias en las relaciones con otros abuelos: en esta nueva historia lo he observado. Y he diferenciado cinco tipos, en particular de abuelas:
1. Abuela agradable: muy escasas, menos mal, las detesto. Son extremadamente simpáticas, hasta el aburrimiento.
2. Abuela coñazo: no para, no para, no para de controlar y de saber todo, todo, pero, todo, todo.
3. Abuela historietas: se caracteriza porque siempre cuenta la misma historia un millón de veces. O también se las conoce por inventarse palabras como cuchibamba (refiriéndose a corchopan).
En cuarto lugar está la que catalogo como "Abuelatus". Se trata de una abuela omnipotente. Un ser mutante descendiente directo de Espartacus, Chuck Norris y Don Vito Corleone. Que bajo ningún concepto admiten que sus nietos/as sean inferiores a los de los demás, a pesar de que el niño sea un "Tronco", el angelito. Y no digo ya, críticas, burlas o mofas. La abuelatus orgullosa y llena de vanidad, incapaz de admitir una derrota frente al gran pater o mater, con un empeño propio de cultura nipona, no cejará, en el caso de sufrir alguno de estos hechos, hasta que sus nietos no salgan airosos y triunfadores frente a los demás abuelos con los que comparten anécdotas de sus nietos.
La quinta y última categoría es la de: "Abuela Ministra del Interior". Son aquellas abuelas que suelen tener una relación más estrecha e íntima y que incluso actúan como madres sustitutas. Son mujeres activas y están demasiado involucradas emocionalmente. Abuelas que organizan, planifican y gestionan la vida de sus nietos; normalmente por delegación deliberada de sus padres. Con esta descripción ya se pueden hacer una idea de que cuando se trata de compartir anécdotas con otros abuelos, sus nietos siempre serán los precoces y desarrollados antes de lo acostumbrado; los más espabilados; los más parlanchines...etc,. Y la verdad, no sé si esto esconde algún tipo de frustración en la crianza de los que ahora son padres y antes fueron hijos/as.
Estando en el parque, mi madre, coincidió con una vecina que también estaba acompañada por sus nietos. Los nietos de 8 y 4 años respectivamente según mi madre son dos "siesos repelentes" y con menos arte y gracia que Maxim Huerta(no he visto hombre con menos gracias que él). Compartiendo un tinto de verano, unas tapas, chuches y juegos con los niños, mi madre se percata de que el pañal de Bruno está bastante cargado de pis y que va siendo hora de cambiarlo. "Uy. Voy a cambiarle el pañal al niño. ¡Que mira! Casi lo va arrastrando". Dirigiéndose mi madre a la otra abuela. De estas, salta la abuela    con tono altanero: "Ah, ¿pero es que todavía no hace pipí sólo?" Mi madre, rápida, llena de coraje le salta sin pensarlo: "¡Qué dices! Hasta que no cumpla los dos años no empiezan con el tema del pipi." La otra interlocutora, sin ningún tipo de prudencia, es más, con un tono bastante chulesco dice: "Ah, pues mi niño el mayor antes de los dos años ya hacía el solo pipi."A mi madre ya se le estaban inflando las narices y la señora le estaba tocando los bemoles. Sin pensarlo dos veces, y con voz castiza le manifiesta: "Pues Bruno no hace pipí solo porque tampoco lo han puesto sus padres que sino, seguro que ya lo haría."
Cuando mi madre me contó el final de la anécdota, noté cierto aire picajoso aunque con remate victorioso sobre la historieta del aprendizaje, precoz, o no, de la micción de los nietos. Pero aún faltaba algo más a esta crónica entre yayas: "Pues no sé porque me dijo esa mentira. A su nieto, que lo conozco desde pequeño, no tenía los dos años y yo lo he visto con pañal. Ha sido envidia, de ver que Bruno es más parlachin y más simpático que los desabridos de sus nietos."
Está claro, las abuelas cuando intentan explicar como quieren a los/as nietas no saben como hacerlo. Al menos mi madre no. Ella lo ilustra con esta frase: "No sé. Querer a un nieto/a es algo muy especial. Es diferente." Esa incapacidad para explicar el afecto y el amor, se responde y se descubre con este tipo de acciones: relatos que no deja lugar a dudas de su condición de madre y de defender lo suyo a cuchillo.
Los nietos, en definitiva, siento, y no creo equivocarme, que son una fuente de renovación biológica, de continuidad vital de autorealización emocional que les posibilita ser fuente de experiencia. Así lo he sentido este verano. Y espero que así lo sienta mi canijo.

lunes, 22 de agosto de 2011

felices vacaciones II

..."El viajar es un placer, que nos suele suceder. En el auto de papá nos iremos a viajar. Vamos de paseo pipipi en un auto feo pipipi pero no me importa pipipi porque llevo torta pipipi"...
Así, con la banda sonora de los payasos de la tele, y en concreto con la tonadilla "en el auto de papá", se desarrolló la segunda parte de este periplo vacacional hasta mi tierra mora.
Felices, contentos, satisfechos por el viaje tan estupendo que tuvimos, recogemos nuestro equipaje y nos dirigimos al mostrador de alquiler de coches. Siempre me ha cabreado mucho, una vez cerrado el contrato del coche, las explicaciones que te "lanzan"para encontrar el vehículo: "Salga del aeropuerto. Verá un pequeño montículo. Siga hacia delante. Luego gire a la derecha. Verá a una persona de nuestra agencia que le entregará la sillita para el bebé y que le indicará donde se encuentra el vehículo." Vale. Hasta aquí, todo bien. Bueno, no. Nada más salir del aeropuerto, equivocación. Teniendo el montículo justo delante de nuestras narices, lógicamente, al igual que cualquier mortal, en vez de ir por la derecha, que justo es donde estaba el badén, no sé porqué razón, o si tiene algo que ver con alguna ley física, nuestra tendencia es la de dirigirnos hacia la izquierda. Gracias que el trayecto no fue mucho, pero bastó para que comenzara el desbarajuste dentro del parking del aeropuerto.
Rectificamos, al igual que los pilotos de carreras, y ya en la dirección correcta y con la instrucciones memorizadas, giramos a la derecha y efectivamente la trabajadora nos estaba esperando con la sillita de coche y con bastante prisa. Y las prisas no son buenas consejeras."Señorita, ¿nos podría indicar cómo llegar hasta el coche?"La sevillana nos dice: "Clarooo, zi. Uté, zale ahora de agquí y ¿ve donde etá la máquina pa pagar el coshe? Po zigue reto. Verá un pazo peatone. Zigue, zigue, zigue. Luego a la deresha. Verá donde etán tó lo coshe de la caza de alquilé. Po tuerce a la iquierda y allí eta." Contestación nuestra: "Estupendo. Nos ha quedado clarísimo. Gracias." Boquiabiertos, estupefactos. Como dos pasmarotes y sin saber como, nos dimos media vuelta para iniciar nuestra particular Odisea.
Con Bruno en brazos. Jose llevando el carrito, que resultó ser más un estorbo que un apaño y motivo para aumentar la ansiedad del momento,- el puñetero carrito no iba derecho ni "pa trás"-, mi Ulises casi se deja, las cervicales junto con la garganta, soltando improperios y blasfemias al amasijo de hierros con ruedas. Por fin, encontramos el coche: creo que jamás me había encomendado tanto a un santo como en esta ocasión.
Dispuesto el equipaje en el maletero; Bruno en su sillita; yo junto a él; y Jose conduciendo, partimos rumbo Granada. Ahora la prueba siguiente era: Salir del aeropuerto. Primer obstáculo: encontrar la indicación de salida. Cómo ya he comentado al principio, la tendencia fue la misma: ir en dirección contraria para salir al acceso de autopista. Esta vez los candidatos a recibir los insultos fueron: AENA, la empresa que gestiona el parking, Obras Públicas y si me apuras, hasta los mismísimos Payasos de la tele que se escuchaban de fondo haciendo las veces de censura sonora a cada blasfemia que se soltaba en el interior del coche.
Salimos y, segundo obstáculo: programar el GPS. El GPS se rie de mi queridísimo haciéndole dar vueltas sin parar en una rotonda, cual tiovivo; lanzándonos hacia una base militar en el culo de Sevilla. Hasta que, tras el correspondiente insulto al cacharro (¡Me cago en el puto chino que te fabricó!) y vuelta a restablecer la ruta;  por fin nos vemos, sin saber cómo en la A92 hacia Granada "Tierra Soñada por mí".
Por fin, las vacaciones iban a comenzar. Por fin, la caló, las cervecitas y el tapeo. Por fin, la Operación "XXS" iba ha hacerse realidad: Xola, Xiringuito y Sol. Bienvenido querido verano!!!

sábado, 6 de agosto de 2011

Felices Vacaciones I

¡¡Felices vacaciones!! A pesar de que la intención es esta: disfrutar, no hacer nada, bañarse, cerveza, tapeo y olgazanear mucho, mucho. En este momento de nuestras vidas, y a esta altura de la película, parece que no nos hemos enterado de que la palabra, planificar: no forma parte de nuestra actual situación. De hecho, la noche antes de partir rumbo a mi tierra querida, Bruno nos sorprendía con un pico de fiebre y con una de sus, ya olvidadas, pero necesarias purgas de mocos, que nos hacían presagiar que el comienzo de unas maravillosas vacaciones estivales se verían truncadas por un virus entrometido y agua fiestas. 
Las 5.30 de la mañana. La noche, prácticamente en vela. Suena el puñetero despertador. Remoloneando y pensando, al igual que hacía una amiga de infancia: "Que llegue la noche para poder dormir otra vez", (a esto se le llama vagancia extrema). Nos levantamos más zombies que, que. Hasta eso de las 6.30 no comenzamos a cruzar palabra mi queridísimo y una servidora. Aunque mi dulce "romeo" farfulló una palabra nada más verme:"¡Qué!" Mi contestación no se hizo esperar. Con la cara de un indio con las pinturas de guerra, le manifesté con una subida de hombros, que estaba echa una verdadera piltrafa y que a ver quien se metía ahora, 11horas de viaje ¡Cuanto significado tiene el lengua no verbal! ¡Y qué listo mi queridísimo que ni me rechistó!
Después de dar......una ciento cincuenta mil vueltas, motivadas por la falta de sueño. Y después de haber comprobado, otras....ciento cincuenta mil veces que no faltaba nada, siguiendo ordenes de cabo furrier Gálvez. Ponemos rumbo al aeropuerto Norte. Viento, no. Nublado, no. LO SIGUIENTE. El clima perfecto para coger un vuelo. La cara del oficial Gálvez era todo un poema. Y la mía: de nuevo recurría al lenguaje no verbal. Mueca con la boca, bufido y mano en la cabeza. Recurriendo a una de mis frases favoritas, -cuya autora provoca en mi un instinto asesino, debido a esa continua repetición de palabras y frases, DORA LA EXPLORADORA-, suelto la expresión trillada: "ÁLA. FIESTA TRÍO."
Pasado el percance climatológico. Llegamos al mostrador de facturación. "MALETAS". ¡¡Qué gran tema!! Desde el lunes llevaba preparando la dichosa maletetita, aunque de maletitia tenía más bien poco. Cada vez que mi queridísimo la veía expuesta en el cuarto de invitados, lo único que se le oía decir era: "Dios. ¿Y todo eso vamos a llevar? Mira que como nos pasemos del peso nos van a meter una clavada de mil pares." Mi respuesta, recurrir a la amenaza que siempre funciona con los hombres, en estos casos: "Eso se arregla fácil. Hazla tú."Fin del conflicto. No hay cosa que me de más coraje en esta vida, (bueno hay otra, llevar calcetines de color blanco con zapatos), que los aprendices de adivino o vaticinadores de tres al cuarto. Ahora, resulta que mi queridísimo se ha convertido en uno de ellos. Cómo decía, mostrador de facturación. Mostramos todos los documentos. Llega el momento de subir la maleta a la cinta. No se como decirlo. A ver. A José casi le da un colapso. Y a mí casi me fulmina con la mirada. La profecía de: "TE LO DIJE. ¿VES? TE LO DIJE, QUE ERA DEMASIADO EQUIPAJE", se iba a cumplir. 32 kilos de peso. La azafata de tierra nos dice que nos pasamos en un kilo. Que por normativa en prevención, los trabajadores nos pueden levantar más de 31 kilos. "!!No-me-jo-...-as!!" Pensé. José mientras, histérico. A punto de sufrir convulsiones. Me mira, cual inquisidor general para decirme: "¿Y ahora que hacemos? ¿eh? ¿qué hacemos?" No es por nada, pero mi pericia me avala y me precede al igual que Macgyver. "Abre la maleta. Saca los neceser." Dice el papá en apuros: "¿y dónde los metemos? Le contesto. "En mi bolso. Y en la mochila de Bruno."Ahora ya sabéis porqué las mujeres llevamos los bolsos tan exageradamente grandes, por si en el aeropuerto no te facturan la maleta y así  poder cargar los neceser.
El vuelo se desarrolla sin contratiempos. En tierra ya, con todo el equipaje perfectamente dispuesto en el carrito nos dispusimos a emprender la segunda parte de nuestro viaje Sevilla-Granada en carretera...



martes, 26 de julio de 2011

Carpe Diem

He de confesar, que lo que para muchos el inicio de la semana supone un sacrificio casi depresivo, para mi, es toda una liberación cuando dejo al churumbel en la guardería. Sé que a lo mejor por ello, no soy una madre perfecta. Qué decir esto quizás suponga renunciar, voluntariamente, a la entrada en el selecto club de las entregadas, pusilánimes y abnegadas mamás. Pero es la verdad. Liberada y llena de ideas para planificar el día; las 7 horas que pasa el canijo fuera, es como sufrir un espejismo en la llanura de un desierto: fugaz y efímero. Pero esta breve e intensa sensación de libertad me sorprende de nuevo para darme cuenta que a pesar de no recordar cuando fue la última vez que me tomé una tarde libre o, sencillamente, estar quince minutos sin hacer nada, absolutamente nada: Carpe diem, vive el momento, aprovecha el momento. De los 420 minutos de soledad marental, cada hora, cada segundo, cada minuto pienso en mi pequeño polluelo. Deseosa que llegue el minuto 419, para escuchar la voz gritona, puntiaguda y escandalosa de mi bebe que suena como eco reflejado a lo largo del pasillo que va desde el ascensor a la entrada de casa. La emoción de sentir la alegría y el alboroto de mi niño por el pasillo, no se puede igualar a nada: experimentarlo es indescriptible. Corro hacia la puerta a toda velocidad para abrirla y recibir, -al igual que si se tratara de un semidiós-, de cuclillas y con los brazos abiertos a mi pequeño Pavarotti. Y la imagen es insuperable. Sonrisa de oreja a oreja; abrazo fuerte, lleno de besos. El silencio taciturno, de la mañana, deja de ser afónico para dar paso al jaleo grandioso de mi parlanchín.Y pienso: Carpe Diem. No dejes que el presente se te escape de las manos; haz todo cuánto puedas para no perder el preciado instante de amar, de aprender, de ir más allá, de crecer como persona y de no dejar que la vida se te pase sin detenerte a reflexionar en lo que le da su verdadero significado: mi pequeño canijo de las "foles". ¿Será que el amor amorfa la identidad?

miércoles, 20 de julio de 2011

El cónclave del Parque. Pacto entre caballeros y otras reflexiones.

El parque que hay justo al lado de casa, bueno: la plaza con dos columpios, un caballito balancín y un amasijo de hierros, o aparato gimnástico, compuesto de dos grandes argollas de madera natural sujetas por dos correas de cuero y una barra fija. Resultan ser la composición lúdica que forma este "peculiar" "mini-mini-mini parque". 

No hace falta ser muy avispado/a para darse cuenta que en este "parque/plaza", los conflictos de juego por competencias de espacio son, y serán evidentemente palpables, visibles e inevitables. Pese a ser conscientes de tal hecho, nos arriesgamos a pasar un rato para complacer la martilleante tozudez-evitando con ello una severa cefalea- de Bruno por montar en los columpios.

Compartiendo espacio con niños/as de 5 a 6 años en el parque, Bruno, a pesar de ser un enano al lado de gigantes, y sin mostrar el mayor atisbo de miedo, susto o congoja se interesaba por los juguetes y juegos de los próceres del parque pues les resultaban ser más novedosos e interesantes que los propios. Deambulando de acá para allá. Curioseando y explorando todo. Pero, jugar, lo que se dice jugar con sus iguales, con otros niños de su edad, nada de nada. Con lo cual, os podéis hacer una idea de como Bruno se estaba convirtiendo en un elemento perturbador difícil de ignorar para el desarrollo del juego del cónclave infantil.

De repente, como si se tratara de un equipo de jugadores de baloncesto: reunión para planificar estrategia de juego. Objetivo: despistar y sortear al enano entrometido. Reunidos, emulando a la mesa mítica de Camelot, con sus brazos dispuestos en el hombro del contrario y sus cabezas gachas cuchilleando sibilinamente, como atajar y resolver con inteligencia colectiva, la intromisión en sus juegos del pequeño invasor. 
Finalizada la sesión extraordinaria del corrillo de nobles mortificados. El cabecilla del sarao, un moreno retaco de unos 6 años, fortachón, rechoncho, listillo y espabilado, se dispuso a manifestar las conclusiones y el fallo de la sentencia a la que habían llegado en la mini asamblea. Dando un paso adelante, gira su cabeza al lado derecho, localizando a Jose (padre de la criatura que iba a pasar a ser juzgada y condenada). "¡Señor!"Dice el morenito fortachón. "¿Si?" Contesta el Papá. -Mientras, yo, la madre del acusado, sigo la jugada desde la retaguardia. Impasible, perpleja, estupefacta, deseosa por saber cual sería el decretazo.- Continúa diciendo el regordete: "Verá. Querremos seguir jugando al fútbol. Pero como el parque es muy pequeño y el niño va por todos los lados. Lo que haremos será jugar con cuidado de no darle un pelotazo." El padre beligerante, y ansioso de socialización contesta: "Vale. No hay problema." Yo, no estando en absoluto de acuerdo con aquella propuesta, miré al padre con mirada asesina advirtiéndole que nada del pacto se iba a resolver con éxito pues cada niño/a tiene su tiempo para adquirir el sentido de colectividad, compromiso y ley distributiva. Sino al tiempo.
Efectivamente, al cabo de 5 minutos de juego Bruno iba a ser atropellado por el tsunami gordinflón pedante del parque. Lógicamente, el pacto entre caballeros lo rompí dando un soberano chillido. Conteniendo, eso si, cualquier tipo de blasfemia. "¡¡¡CUIDADO CON EL NIÑO!!!" Sin poder evitarlo, mi cabeza, al igual que Regan MacNeill (niña de la película "El Exorcista"), se volteó, dirigiendo mi mirada parricida hacia mi queridísimo, para soltarle: "Los niños/as, al igual que los políticos/as: NUNCA CUMPLEN SUS PROMESAS. Además, no entiendo el empeño por querer interactuar. ¡¡YA TENDRÁ TIEMPO!!"
A raíz de esta historieta surge una reflexión personal sobre la obsesión de muchos padres, la mayoría de las veces impuesta por nuestros familiares, o al menos este es mi caso, de la obligación de llevar a los niños pequeños a los parques con la idea de que es bueno que se relacionen con otros críos. Conclusión que no se de donde  la sacan. Además, para mí supone un reto: mi relación con los parques infantiles se asemeja a la de  Jesulín con Belén Estebán, IM-PO-SI-BLE. Por no ir a un parque infantil: ¡¡MA-TO!!. Los parques infantiles me suelen poner bastante nerviosa. Pero...no me queda otra.
Me pregunto por que los/as progenitores estamos empeñados en que nuestros hijos, desde bien temprano compartan, dejen,  presten y se relacionen si por lo general, en la mayoría de las ocasiones, lleva a la frustraciónenfado o llanto del niño. Y si esto acaba así es de sentido común pensar que los niños a estas edades no están preparados para esta interacción social. Es tan simple como pensar; ¿los adultos compartimos, dejamos, prestamos?
Una observación. Una pareja llega al parque, con su hijo de 2 años, el cual lleva su juguete favorito, un coche. De repente otro niño reclama el juguete del pequeño. No es extraño  escuchar como los padres incitan al niño a compartir, a que se lo preste, a que se haga amiguito del otro niño. Y el pobre niño estalla en un llanto, seguro de rabia e impotencia. Pero, ¿dejaría su padre, o su madre, su bien más preciado a un desconocido? Por ejemplo, su ordenador portátil. O su magnífico coche. Seguro que no se lo prestaría a nadie, mucho menos a alguien a quien no conoce. Esperamos que los niños hagan cosas que nosotros como adultos jamás haríamos.
Creo que no hace falta que los padres hagamos nada, la socialización vendrá sola. Debemos aprender a RELAJARNOS. Llegará el día en que los niños/as vayan al parque y busquen a sus iguales, y será entonces cuando no les importe dejar su pelota, compartirla con otros niños para así jugar juntos, o intercambiar un juguete, porque definitivamente entenderán la ventaja del trueque. 
¿Y yo? ¿Superaré mi fobia a los parques infantiles? Quizás les tenga tanta aversión porque no tuve una  socialización temprana. ¿Soy demasiado individualista? O es que pretendo proteger a Bruno de posibles luchas y batallas sobre los derechos de propiedad de un coche, de un rastrillo, de una pala... ¿Excusas? Creo que esta labor se la voy a encomendar a mi queridísimo.









viernes, 24 de junio de 2011

Tratando el lenguaje retórico: "El señor moreno."

Comunicarse es un esfuerzo por transmitir la propia subjetividad, para lo cual la simple palabra no alcanza y por eso recurrimos a ironías, metáforas, eufemismos, disfemismos...etc. Los poetas lo hacen de manera sencilla y simple; nosotros...las madres y los padres como podemos. Por ejemplo, como nos ocurrió el otro día con nuestro pequeño parlante al ver a una persona de color, en concreto un africano. Asustado y huidizo corrió a esconderse entre mis piernas, (al igual que si hubiera vista al "Capitán Painty" personaje secundario y pirata real, en la serie de dibujos Bob Esponja, al que le tiene auténtico pavor). Rápidamente su padre y yo quisimos de una forma suave y decorosa trasmitirle un significado mucho menos malsonante y metafórico, que si hubiéramos dicho: "Es un negro", (que a pesar de que sería lo correcto, sin embargo no deja de ser una expresión "políticamente poco correcta o aceptable". Y más, si se corre el riesgo de sufrir daños colaterales o pedagógicamente paralizantes, terroríficos e incluso sobrecogedores para su posible desarrollo cognitivo derivando en algún tipo de fobia hacia la raza negra por relacionarlo con algo malo, desagradable u horripilante).
Así que bajo la intención de utilizar una expresión un tanto cómica. Tratando de sustituir la palabra "negro" por una menos peyorativa a los oídos de Bruno para que entendiera, que el hombre no era, el "Hombre del Saco"(¿Por qué esta acepción es masculina?; ¿Por qué no es la mujer del saco? ¿Os dais cuenta que también en este tipo de lenguaje se utiliza la categoría sexo para estereotipar roles? Deformación profesional a parte, sigo con la anécdota), ni "El Bute", ni "El monstruo de los ojos verdes"... Era más, un intento de desorientar hasta que entienda realmente que hay personas de diferentes razas y culturas. Con lo cual, lo único que se nos ocurrió fue utilizar un eufemismo lo más políticamente aceptable para evitar una realidad que aún es difícil entender para nuestro pequeñajo.
"Bruno, no te asustes." Dijo el padre. "Es "El señor Moreno", que quiere jugar contigo. Mira, trae un elefante, unas pulseras, jirafas..." Sin darnos cuenta, le estábamos describiendo al mismísimo rey Baltasar. ¿Será el rey Baltasar un futuro candidato a sufrir una discriminación por razón de raza por parte de mi retoño? No lo creo. En este caso, seguro que no le importa del color que sea, (aunque a casi tod@s nos gustaba más sentarnos en el regazo de Melchor o Gaspar; ¿por qué sería? ¿A caso, en esas edades todos/as los niños sufrimos algún episodio de miedo, extrañeza o simple curiosidad a la raza, o al diferente? Pues me da a mí que si. De hecho, a mi me sucedió cuando tenía 4 años. Aunque más que miedo, lo que me produjo fue admiración. De echo así se lo manifesté a mi madre: "Mamá, Mamá, mira, un !!NEGRO¡¡". No me corté ni un pelo. Es más, aún recuerdo el cogotazo que me lanzó mi madre por no ser POLÍTICAMENTE CORRECTA). 
En fin, comienza a abrirse todo un nuevo horizonte por explorar: "el mundo del lenguaje y la estructura del discurso". Donde poco a poco los eufemismos sobrarán para dar paso a las respuestas a preguntas  con contenido comprometido. Y que con el paso de los años irán subiendo de grado en cuanto a  las posibilidades de argumentación y recursos lingüísticos, o no. Empezando por la más pueril: ¿Quienes son los Reyes Magos? Para continuar con la más atrevida, pudorosa e incluso tabú para muchos padres y madres: ¿Cómo vienen los/as niños al mundo? ¿Qué es el pene?
Deseosa estoy por contestarlas a todas ellas. ¿Cuáles serán mis recursos?

martes, 21 de junio de 2011

Exquisito Espectador

Llevamos 15 días escuchando el mismo CD: "Canciones infantiles de toda la vida." !Quién me mandaría a mí! Tuve la "brillante idea" de llevarme el disco al coche, para que el canijo de las foles tuviera también la posibilidad de escuchar su música, y no someterlo a mi dictadura automovilística-musical (sólo se escucha R3). Además, intento, (junto con la sufrida tortura de escuchar más de 5 veces el mismo CD en un trayecto de 10 minutos) como cualquier otra madre mortal y sin estudios de canto, amenizar el trayecto cantando al compás de las "coplillas del cuaternario". Comenzamos con: "Mueve tu cuerpo"; "Pimpón es un mucheco"; "Los juguetes de nina"; "La pata Tomasa"; "El Sr, Don gato".; "Cucú cantaba la rana"...Y así, hasta llegar a la esperada y deseada tonadilla: "Los pollitos". Todas las mañanas Bruno, desde que ponemos el pié en el ascensor para ir al garaje, con una perseverancia machacona y cargante comienza: "mami, mami. La múcica. O pollitoooo. mami, o pollito. Mucica...."Si. Cuando escucha el primer acorde de esta canturria, la cara de mi pequeño es pura felicidad. Parece como si su boca fuera una rodaja de sandía. Se estira hasta llegar  de una oreja a la otra. Maravilloso. Y muy, muy cómico. Y lo más curioso, no se pone a berrear, ni a gritar. No, no. Al contrario: no he visto mayor bálsamo para calmar a la pequeña fierecilla. Lo único que hace es, gesticular la letra de la canción,   moviendo su boquita al unísono de cada una de las estrofas de la cancioncilla. Increíble.
Esa mañana, como otras, estábamos en el coche a punto de salir para el cole. Bruno me pide la música. Yo aún estaba en la fase de reseteo y por tanto, con pocas ganas de cánticos, canturreos, ni gaitas. Pero en un esfuerzo, y por qué no, llena de remordimiento, no había recorrido ni 100 metros cuándo comencé con el CONCIERTAZO MATUTINO. (Vamos, que tiemble la Amy Winehaouse. Si me llevara de corista, ya tendría una razón justificada para drogarse).Pues haciendo el esfuerzo, me puse a cantar. Aunque más me hubiera valido callarme. Justo a la altura de la última rotonda antes de llegar al cole. Justo cuando, mis cuerdas vocales estaban ya calientes y mi voz parecía no tanto el sonido de un motor cascado, sino de algo más parecido....¿ a un loro? Bruno, con una voz pausada aunque eso si, llena de reproche y hartazgo me dice, con todos sus pulmones: "MAAAAAMIIII, DUELE  CABEZA"...
Mi único espectador y me salió EXQUISITO...

domingo, 5 de junio de 2011

Bruno, ¿y mamá que hace?

Aunque parezca mentira los/as niños comienzan a adquirir los estereotipos de género casi al mismo tiempo que toman conciencia de su identidad de género. Casi todas las niñas y niños, a los dos años y medio tres, tienen un cierto conocimiento de los estereotipos de género. En mi caso, el "canijo de las foles"está destacando precozmente en estas lides, estableciendo diferencias en el rol de género de papá y el de mamá. La otra mañana, sin ir más lejos, lo dejó bien claro.
Mi churumbel, cuando despierta, lo primero que hace, es lanzar,(al igual que Tarzán cuando llamaba a los animales en la selva para que acudieran en su búsqueda,- Bruno de los monos, le voy a llamar de aquí en adelante-), con una pose repanchingada: piernas en alto, intentando tocarse con las puntas de los dedos de sus manos la punta de sus pies y, por supuesto, el culo en pompa, (con esa postura: ¿quién es capaz de gritar a pleno pulmón? Antes se te escapa otra cosa. Y no precisamente un chillido. Y menos, por la boca), para soltar con toda la fuerza que la Naturaleza y la Genética le han dado: "Ma-maaaaa-aaaa", bajo la amenaza de comenzar un bis de su palabra predilecta: "Ma-maaaa-aaaa. Ma-maaaa-aaa..." -A una, no le queda más remedio que apresurarse a contestar sino quiere sufrir daños colaterales, físicos irreversibles...- Para cerrar su boquita, aproximadamente.....3 segundos. De los cuales, dos, los invierte en pensar: "¿Dónde estará Papi?" Y de nuevo, comienzan los berridos: "Paaaaaapiiiiii. Papaaa-aaa."
Repuesta del susto y comprobando una posible minusvalía en el tímpano, le digo al Niño "Aullido": "Papi. A trabajar". Lo curioso de soltar esta tipo de frases a tú hijo de 20 meses es comprobar su reacción de lo expresado con el interés claro de camuflar "se fue", por "trabajar", bajo el que no se esconde ningún interés, al menos consciente, de estereotipar el papel del padre. Simplemente se trata de una estrategia de disimulo para que el niño no monte el numerito a las 7:00 de la mañana por que Papi se marchó y no se despidió. ¿¿Llorará?? ¿¿Gritará hasta desgañitarse buscando a Papá?? ¿Lo ignorará? La reacción de Bruno, pacífica, inerme e inocua. Indiferente ante tal cuestión de tan enorme calado social: "Papi no eeeetá. E fue a tabajaaa".
Comienzo a vestirlo. No conforme, de nuevo pregunta: (ahora estamos en la fase: todo se repite y todo se pregunta. ) "¿Y Papi?" Le contesto: "A trabajaaar".
De repente, me pica la curiosidad y decido preguntarle: "Bruno, ¿y mami que hace?" No podía creer lo que estaba oyendo. -Las teorías sobre Psicología evolutiva y construcción  de roles de género estaban empezando a reflejarse.- Empecé por notar un sudor frío. Mis globos oculares comenzaba a tomar relieve y salirse de las órbitas. La vena del cuello se iba hinchando. El color de mi cara, rojo encarnado. Todo un poema. Mis manos, en la cabeza al compás de un chillido reprobando mi asombro, estupor, pasmo e impresión por lo que mi Rey de la Selva acababa de soltar por su párvula boca con total rotundidad: "¿!!!Mami, mamita¡¡?? A tendé, baré y fegá..." 
Ya las tragedias griegas lo advertían: el fondo común de lo trágico siempre estriba en la lucha contra un destino inexorable. En definitiva, ¿es inevitable la construcción de la identidad de género bajo los estereotipos tradicionales del género? 

domingo, 29 de mayo de 2011

De trajes regionales, de comidas y nacionalización

"El próximo 29 de Mayo tendrá lugar una pequeña celebración por el Día de Canarias en la guardería. Todo aquel que quiera podrá traer vestido al niño con "EL TRAJE DE MAGO". También se podrá traer "COMIDA TÍPICA CANARIA"  para compartir con el resto de los padres y madres…"

Esta fue la nota, "sorpresa", que encontré en la mochila de Bruno, y tal fue el shock que tuve que leer la circular dos, e incluso tres veces para cerciorarme de lo que en esa nota se nos estaba solicitando: testimoniar el fervor patriótico de la quimérica "Nación Canaria" o lo que otros, con mayor fervor  independentista llaman, "La Fiesta Nacional de la República de Canarias". Denominación, -me van a permitir una arriesgada observación-, que forma parte del ideario político del nacionalismo más recalcitrante, terco y rancio; mientras que para otros, no encierra más que un día de vacaciones para disfrutar del folclore y hacer el paripé confraternizador bajo el espejismo de la identidad canaria.

Este hecho, y después de siete años, en los que he vivido en la más profunda ignorancia en cuanto a festejos de índole tradicional y popular canario, me hicieron reflexionar y aventurarme en el reto de comprobar cuanto me queda de vernácula y cuánto tengo de asimilada. O, cuánto me queda de forastera y cuánto tengo de nativa. Esto último, si se lo preguntara a Antonio Cubillo me daría la extradición en menos de decir amén.

Primer exámen: Trajes Regionales.

Miércoles 25 de Mayo. 10:00 de la mañana. Estoy en la La Laguna. Me dirijo a la búsqueda del traje de mago para Bruno sin tener nada clara la idea de que indumentaria comprarle pues a pesar de que en todas las islas se atavían de igual manera en lo básico, existen pequeñas diferencias que permiten distinguir a los habitantes de unas islas de los de otras e incluso entre una localidad o una comarca. Así que ya os podéis hacer una idea del lío en el que me podría meter si, - y agravemos más el tema, para una necia "goda"-, la elección de la vestimenta no era correcta y con ellos evitar posibles comentarios hirientes, irónicos e incluso burlones que pudieran crear algún tipo de conflicto o debate, socio-regional o socio-histórico, dentro del cónclave de la guardería.

Nota aclaratoria: "He de decir que me llevé alguna que otra grata sorpresa con algunas madres, canarias, que también estaban en la misma situación que yo en cuanto al desconocimiento de encontrar la vestimenta tradicional de la isla hecho que me consoló bastante, todo hay que decirlo."

Recorrido de una hora y media. Cuatro tiendas visitadas. Noto que se va incrementando exponencialmente mi ansiedad de forma agónica si el desenlace de este entuerto no llega a buen puerto. Pienso: "las decisiones más cruciales de la vida se reducen a una cuestión de confianza." Y me repito: "Voy a encontrar el puñetero traje. Voy a encontrar el pu-ñe-te-ri-to tra-je-ci-to..." Por fin, me decido por una tienda pero del traje, nada de nada. Vuelvo a mirar. Cojo el que la mayoría de las mamás pondrán a sus hijos por ser el más barato y lo más acertado e inteligente de hacer:"Total es para un rato y el año que viene no le va a servir". Es lo que en el argot familiar se denomina: MIRAR POR LA ECONOMÍA FAMILIAR. Pero, cual no sería mi cara, entre espantada y acojonada, que la dependienta se me acercó para darme asesoramiento, -para ser franca, por lástima-, seguramente pensaría: "la pobre godita. Esta hecha un lio. Nadie le hace caso. Voy hacer la buena acción del día que seguro que la virgen de Candelaria me lo agradecerá." Mientras, yo, más despistada que un mono en una feria, sujetaba en una mano un sombrero de ala, de color negro, junto con el traje "barato"; en la otra, SIN SABERLO, REPITO, SIN SABERLO, llevaba unas prendas sueltas que resultaron ser la vestimenta de Gran Canaria, -así me lo confirmaría, poco después, Mi  inestimable Personal Chopper nativa-, pantalón beis, chaleco de rayas marrón y beis, fajín marrón, camisa beis y sombrero, esta vez de paja. Con la indecisión en la cara y con la firme, bueno, casi firme convicción de que ya tenía elegido el traje y resuelto el entuerto, continuaba con pensamiento dubitativo, vacilante, balanceando de un brazo a otro mi elección entre un traje u otro: "Este, o este. Este, o este..." Hasta que "MI PERSONAL SHOPPER" me dijo: "El más bonito es el de Gran Canaria. Le puedes poner el fajín que quieras. Y el sombreo puede ser tanto de paja, como de fieltro. A mi me gusta más este que el de Tenerife." Pensé: "¿¡Me estarán haciendo una cámara oculta!? ¿¡Me estarán poniendo a prueba!?¿¡Cómo voy a vestir a Bruno de canarión!? ¡¡Estamos en territorio hostil!! Es exponerlo a una "apartheid infantil" premeditado simplemente por que a su madre le gusta más la estética de Mago de la ISLA DE ENFRENTE que el de donde tendrá su proyecto de vida. Pero mi decisión no se hizo esperar. Cerrando bien los puños, procurando contener las lágrimas, ahogando los gemidos y repitiendome a mi misma: "Esto no traerá daños colaterales", puse, con las manos temblorosas, en el mostrador "el traje" para a continuación decirle al dependiente: "ME LLEVO EL DE CANARIÓN…"

Segundo examen: Cocinando Garbanzas.

Soy rebelde por naturaleza, que le voy hacer. A pesar de mi suicidio por llevar a Bruno con el traje de canarión quise, en pro de buscar la reconquista, (utilizar esta palabra en boca de una "goda" resulta un poco suicida pero es la que me viene a la cabeza y no puedo encontrar otro sinónimo), la confianza y reconciliación con el cónclave educador de la guardería, decido hacer unas Garbanzas, comida típica dentro de la cultura insular. El MUST de la tradición insular. Hacer unas garbanzas, "buenas",  te puede asegurar la nacionalidad canaria y hasta me atrevo a decir, el título de hija predilecta. Es como superar a una madre en la tarea de hacer unas buenas croquetas o una apetitosa y esponjosa tortilla de papas: (la palabra patatas aquí está prohibida. Te hundirás en la miseria más profunda del "godísmo").

Intentando buscar la mejor fuente para recoger la receta y llevarme de calle a todos los que asistirán al festín caigo en la cuenta que tengo a la persona ideal, la nativa perfecta. Una persona, oriunda, autóctona y natural del Valle de las Mercedes. ¡¡Qué más se puede pedir!! Recurro pues a su ayuda y le explico mi desasosiego y angustia por mi desconocimiento en la elaboración de platos canarios. Sin más, la primera receta que sale de su boca es : "¡¡¡Haz unas Garbanzas!!!". "Hala, qué confianza me tiene!!", pensé yoAnda que me dice, lleva un poco de Gofio o un bizcochón. He de reconocer que pensé en llevar un bote de Ketchup Libby´s o un par de botellas de appletise o de cliper de fresa, pero la vergüenza me pudo. Total, qué decido hacer las garbanzas. Compro todos los ingredientes y decido hacerlas el día de antes para probarlas y que mi queridísimo, como nativo, hiciera de jurado al más puro estilo "Mater Chef", aunque en este caso lo bauticé como: "OPERACIÓN GANBANZA: EN BUSCA DE LA NACIONALIDAD Y LA SOCIALIZACIÓN PARENTAL Y MARENTAL EN EL DÍA DE CANARIAS."

Otra hora y media me llevaron la dichosas garbanzas. De los nervios estuve esa hora y media, tensa como una vara de cañizo. El suspense por que la vianda, el condumio, saliera exquisito, sobresaliente, espectacular, me tenía consumida consumida pensando que no fuera el futuro catalizador de un estrés postraumático en el caso de que no saliera triunfante de la misión GARBANZA.

Las garbanzas están listas, esperando a ser probadas por el paladar de mi autóctono cónyuge. Tres de la tarde. Llegó la hora. Todo está preparado. Nos sentamos. Levantamos nuestras cucharas y las introducimos en el plato… (SILENCIO. SSSSSSSSSHHHHH….) Sublime, colosal, maravilloso: "¡¡Ñoo... mi maaadre!! ¡¡Mi niña!! Son las mejores garabanzas que he probado en mi vida." Así lo anunciaba mi queridísimo, había triunfado. Pero claro, esto para mí no era una valoración objetiva, por amor y cariño todo se puede hacer así sepan a perros muertos. Inasequible al desaliento el reto lo veré superado cuando las prueben en la guardería.

Llegó el día. Con mis garabanzas en un tupper y con la moral bastante alta llego al porche donde están todos los padres y madres en una mesa llena de pasteles, bizcochones, tarta de chocolate, jugos y alguna cerveza, sin alcohol, (lo cual, no que desanimó, sino que paradójicamente, en cierto modo, me hizo sentirme más poderosa pese a sentirme la víctima), dejo como el que no quiere la cosa con la mayor discreción, de forma, diría, sibilina "LAS GARBANZAS". Me retiro. Voy en busca de mi churumbel y justo cuando estoy saliendo hacia el patio oigo: "Muchacha, ¿¡quien trajo las garbanzas!?". Me quedé helada, como un icerberg. Las piernas me temblaban, la boca se me quedó seca y como pude, con un hilo de voz, dije: "So-so-so-son mi-as".. La vi con un plato en el que había echado un poco de garbanzas y papas arrugás e incluso vi como le daba garbanzas a su hija,- creo que toda una temeridad sabiendo ahora quién era la cocinera, la mamá goda de Bruno-, "Muchaha, están buenísimas, ¿¡las has hecho tú?!". Claro, esta pregunta era imprescindible, entiendo la desconfianza patria: "Si", le contesté. "Pues prueba superada. Me llamo Rita. Y ¿tú?" Por fin, LLEGÓ LA HORA, la operación Garbanza se había resuelto positivamente...En mi pensamiento sólo retumbaba una frase, gracias a las Garbanzas: "Rita, presiento que este es el comienzo de una gran amistad."

Tercer examen: Adquiriendo la nacionalidad.

Cada vez está más cerca mi sueño de nacionalizarme. Ya me veo con Manuel Artiles, en una ceremonia protocolaria, con la bandera de canarias a su derecha la foto de Paulino Rivero a su izquierda y en el centro una foto conmemorativa de "Pancho" el mero difunto de la isla del Hierro, y enfrente yo, jurando devoción a la patria canaria. Escalofríos me dan nada más que de pensarlo sobre todo por compartir escenario con Manuel Artiles: ¡¡Ese sex simbol!! Después de Bermúdez, claro.

Esta historia ha sacado lo mejor de mi; ha puesto de relieve mis recovecos más insólitos e insospechados en cuanto a historia, tradiciones y arte culinario canario.

Desde aquí reivindico mi nacionalidad, mi nueva identidad, mi nuevo D.N.I, EL CANARIO. A las pruebas me remito.
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