Afirmaba en una de sus obras Wayne W. Dyer que las personas no tienen problemas en la vida. "La vida no nos presenta problemas, sino dificultades." Esta frase, tan de manual de auto-ayuda, aplicada a la práctica familiar, puede sonar un tanto: "por que tú lo digas, simpático. Eso vas y se lo cuentas a otra, guapo de cara." Ya me gustaría a mí verte en mi pellejo a las 6.30 de la mañana después de haber pasado una noche de perros no, sino la noche de los cristales rotos. Levantándote unas ciento-cicuentaseismilveces, incluyendo, otras ciento-cicuentaseismilveces pipí, agua, arrullo, beso, pipí, agua, arrullo, beso, pipí, agua, arrullo y beso...
¿Problema? ¿Dificultad? Yo lo llamaría realidad de las narices: mi hijo me está matando de a poquitos. Y eso es un problemón. Señores y señoras dejar a mi hijo huérfano cuando aún no me ha sacado de pobre, eso, eso NO SE LE HACE A UNA MADRE!!! Además, llámalo problema, dificultad, apuro, atolladero, conflicto, trance...etc...DA I-GU-AL. A mi lo que me interesan son las SOLUCIONES, las alternativas, las opciones que tengo para afrontar problema o dificultad. Es verdad que, "¿A GRANDES MALES, GRANDES REMEDIOS? ¿Se trata de una verdad universal? En mi humilde opinión, creo que cada maestrillo tiene su librillo. Y, ¿por qué digo esto?
El otro día, realizando una de esas tareas a las que estamos unidos, como pedo al culo, los padres y madres del UNIVERSO y del COSMOS a PARQUEAR, mi canijo en su afán por adquirir inquieta y rápidamente su socialización primaria, oséase acoplarse a "tó quisqui": porque la cabra no tira para el monte, la cabra tira para la gente, decidió entablar conversación con una oronda, ajamonada y rolliza niña con cierto parecido a la Lupe, la mejicana y mutada amiga de Fanboy y Chum Chum. Pues allí nos ves a los dos, madre e hijo. Hijo utilizando lenguaje no verbal para dar expresión corporal a la gran emoción que embarga todos sus sentidos cada vez que trata de confraternizar, esto es: trazando círculos de izquierda a derecha, de modo pendulante, a compás de un respingón trote estética Mi Pequeño Pony, cuya lectura es : "Me caes muy bien, ¿vamos a jugar?"Mientras que la madre, impávida aunque con cierto aire circunspecto, sigue la senda que le abre su hijo hacia la amistad y la camaradería.
El retaco mutante estaba acompañada por su padre que tampoco tenía desperdicio pues era como Tony el gitano , -leyenda de la rumba y héroe de barrio-, pero éste, leyenda de las papas con carne, ¡échale mojo! y de "a poder que yo pueda, ¡mi niña!"
Conseguida la misión "Lupe, ¿quieres ser mi amigüita?" Que no la misión: "Tony el gitano, ¿quieres ser mi amigüito?" Por la parte que me tocaba como madre del inoportuno invasor. Entre columpio y columpio, tobogán y tobogán, tierra, camión, pelota, correr...Llegamos al balancín.
"¡Papi! -Le dice Lupe con voz firme y de mando al padre de aspecto calé- "Tengo mocos"
El cíngaro isleño se echa mano al bolsillo delantero, y nada. Echa mano al bolsillo de atrás, y nada. Echa mano al bolsillo de la camisa, y nada. "Mi niña, no tengo pañuelos."
Al ver esto, la duda me asalta: ¿qué hago? ¿lo ayudo? Me da un poco de miedito. Pero justo, justo cuando decido prestar apoyo logístico y lanzarme cual saltadora de trampolín, sucedió. ¡Riégate, agüita! ¡A GRANDES MALES, GRANDES REMEDIOS!
El cañí iba a dar solución a su dificultad. ¿Cómo? Digitalmente. Dedo pulgar e indice con rumbo al hocico de la infante con gesto de pinza recoge fluidos espesos y pegajosos.
Y yo, allí a punto de arcada: ¿lo hará? No, no lo hará. ¿Se atreverá?
"Mi niña, ¡sooooopla!"
"Snrrrrrrrrr......Snrrrrrrrr.....Snrrrrrr..."
No una. Ni dos. Tres veces.
Había subestimado al hombre romo.
Pero la gorrino escena no había finalizado. Ni corto, ni perezoso Tony después de terminar la maniobra de desatasque de las napias ñatas de su querubín tenía otra misión, ¿dónde depositar la bahorrina?...
El flemático, cachazudo y perito padre demostró tener soluciones para todo, o "casi todo." Y por mi parte aprendí y acepté que ante un problema de cierta magnitud, la única posibilidad de solucionarlo puede ser recurrir también a soluciones de cierta magnitud, a pesar de las consecuencias que pueda acarrear.
El otro día, realizando una de esas tareas a las que estamos unidos, como pedo al culo, los padres y madres del UNIVERSO y del COSMOS a PARQUEAR, mi canijo en su afán por adquirir inquieta y rápidamente su socialización primaria, oséase acoplarse a "tó quisqui": porque la cabra no tira para el monte, la cabra tira para la gente, decidió entablar conversación con una oronda, ajamonada y rolliza niña con cierto parecido a la Lupe, la mejicana y mutada amiga de Fanboy y Chum Chum. Pues allí nos ves a los dos, madre e hijo. Hijo utilizando lenguaje no verbal para dar expresión corporal a la gran emoción que embarga todos sus sentidos cada vez que trata de confraternizar, esto es: trazando círculos de izquierda a derecha, de modo pendulante, a compás de un respingón trote estética Mi Pequeño Pony, cuya lectura es : "Me caes muy bien, ¿vamos a jugar?"Mientras que la madre, impávida aunque con cierto aire circunspecto, sigue la senda que le abre su hijo hacia la amistad y la camaradería.
El retaco mutante estaba acompañada por su padre que tampoco tenía desperdicio pues era como Tony el gitano , -leyenda de la rumba y héroe de barrio-, pero éste, leyenda de las papas con carne, ¡échale mojo! y de "a poder que yo pueda, ¡mi niña!"
Conseguida la misión "Lupe, ¿quieres ser mi amigüita?" Que no la misión: "Tony el gitano, ¿quieres ser mi amigüito?" Por la parte que me tocaba como madre del inoportuno invasor. Entre columpio y columpio, tobogán y tobogán, tierra, camión, pelota, correr...Llegamos al balancín.
"¡Papi! -Le dice Lupe con voz firme y de mando al padre de aspecto calé- "Tengo mocos"
El cíngaro isleño se echa mano al bolsillo delantero, y nada. Echa mano al bolsillo de atrás, y nada. Echa mano al bolsillo de la camisa, y nada. "Mi niña, no tengo pañuelos."
Al ver esto, la duda me asalta: ¿qué hago? ¿lo ayudo? Me da un poco de miedito. Pero justo, justo cuando decido prestar apoyo logístico y lanzarme cual saltadora de trampolín, sucedió. ¡Riégate, agüita! ¡A GRANDES MALES, GRANDES REMEDIOS!
El cañí iba a dar solución a su dificultad. ¿Cómo? Digitalmente. Dedo pulgar e indice con rumbo al hocico de la infante con gesto de pinza recoge fluidos espesos y pegajosos.
Y yo, allí a punto de arcada: ¿lo hará? No, no lo hará. ¿Se atreverá?
"Mi niña, ¡sooooopla!"
"Snrrrrrrrrr......Snrrrrrrrr.....Snrrrrrr..."
No una. Ni dos. Tres veces.
Había subestimado al hombre romo.
Pero la gorrino escena no había finalizado. Ni corto, ni perezoso Tony después de terminar la maniobra de desatasque de las napias ñatas de su querubín tenía otra misión, ¿dónde depositar la bahorrina?...
El flemático, cachazudo y perito padre demostró tener soluciones para todo, o "casi todo." Y por mi parte aprendí y acepté que ante un problema de cierta magnitud, la única posibilidad de solucionarlo puede ser recurrir también a soluciones de cierta magnitud, a pesar de las consecuencias que pueda acarrear.
Jajajaja, por dios hay fauna para todos los gustos. jajaja. Y que hizo con los fluidos de su pequeña??? Mejor no pensarlo.
ResponderEliminarBesos.
Imagina...pero lo importante es que encontró solución..y eso, como norma general, en un hombre, es impensable..:
EliminarUps! y justo ayer me paró una señora a decirme "tu hija muy bonita pero con esas velas te deja mal como madre" y no tenía pañuelos y pues no use la mano pero use mi jersey...UPS....antes de pasar como mala madre pues uno aplica lo que encuentre...
ResponderEliminar...no creo que sea de mala madre, ni nada..es cuestión de ser resolutiva..y tú lo fuiste, igual que Tony...
EliminarGracias guapa por comentar...
Me alegra verte por aquí
Besos
ay estos enanos que nos llevan como puta por rastrojo, y sabes que todos son muy resolutivos que pesados!! que poco corazon petardos de la vida
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