viernes, 26 de octubre de 2012

El salón de belleza

En mi próxima vida, porque la voy a tener, en vez de pedirme ser caballo, león, pez o ave, quiero ser gay. 100%. Por los cuatro costados. Como una buena tortilla de patatas: bien cuajada, con sustancia, con personalidad, con solera, doradita por fuera y esponjosa por dentro. ¡Ojo! Y que no se me ofenda nadie. Que no quisiera herir sensibilidades. No. No soy yo de esas que practica la retórica hiriente haciendo sorna de ello. ¡Líbreme Dios de pensarlo! Injusta sería conmigo misma y con mis principios de respeto a los derechos de tercera generación. Nada más lejos. Pero déjenme soñar por un momento que soy otra; que volveré a vivir o aparecer con otro cuerpo. Y quien sabe, si más evolucionado. 
Todo este delirio hecho vox pópuli, - últimamente mi mente anda como caballo desbocado; sería capaz de farfullar tres tristes tigres hay en un trigal con toda la boca llena de munchitos, sin despeinarme- , viene a cuento porque ayer, en virtud de mi salud mental decidí realizar un ejercicio de reafirmación de autoestima, fui a rasurar mi hermosa cabellera de sioux en pie con el puño en alto optando por ir a una nueva peluquería pensando, que un cambio de imagen y de aires no me vendría mal. Quizás suena a gilipollez; ¿en qué puede afectar un cambio de peluquería en el estado de ánimo? A mí, en mucho. Otra de tantas cosas que me caracterizan es no ser fiel a los desayunos rutinarios que terminan por hacerse costumbre en cafeterías, ni a las peluquerías. Esto último para una mujer es tener agallas pues abandonar a un peluquero es como poner cuello en guillotina, un suicidio. ¡Qué le vamos hacer! No soy mujer que me ate a lo habitual; termino aburriéndome. Y antes de que suceda  le intento poner freno buscando el cambio. Ayer, era vital hacerlo. Era de S.O.S
Como iba diciendo, una nueva peluquería que llamó la atención a mi instinto de intrépida y arrojada pica flor. Y, ¿cuál fue mi sorpresa? Encontrarme con un auténtico escenario más propio de la gala drag queen  que de franquicia de peluquerías tipo...bueno ya sabemos todos. 
Lo primero que pensé: "tener un carácter definido un día de estos me traerá problemas. A veces sería más consecuente hacer caso al juicio y al sentido común que a los actos deliberados e impulsivos de un espíritu desordenado y atrevido. Nada de practicar situacionísmo, te lo tengo dicho, mari."
Pero, ya era demasiado tarde. Fue poner el pie en el umbral de la puerta y ¡zas! Captación de cliente.
-Buenas tardes. Mi amollll, ¿qué te vas hacer?
Aquellas melosas palabras con acento elástico, flácido y tierno, acabaron por confirmar mis sospechas. Estaba en el paraíso gay de "JOHAN MANOS TIJERAS."
No sé si presa del pánico, de la vergüenza o de querer abortar la misión: salvemos a Yoli, pero ya no podía dar marcha atrás. -¡Mierda!- Pensé. No se trataba de un centro comercial que en cualquier momento puedes utilizar el recurso de: "sólo estoy mirando", y darte el piro. No. Aquí nada de zarfarse. Sólo quedaba apechugar, sí o sí.
-Hola. Buenas tardes. Dije, haciéndome la sorprendía. 
-Quería cortarme, -y justo cuando iba a decir....el pelo me di cuenta de la estupidez del chiste fácil, consecuencia de los nervios y que posiblemente hubiera acarreado un sonrojo bochornoso o quizás alguna respuesta de esas, obvias, que te dejan, por espacio de corto tiempo, quedar como el ser más tonto de la faz de la tierra: Y..., ¿qué hacemos aquí, si no cortar el pelo?
Doy las gracias a mi mini-yo que supo controlar mi lengua para dejarme caer rendida a los pies del estoicismo gay del salón de belleza. 
-Rubén, por favor. Atiende a la señora.
Rubén era...Rubén. El elegido. El peluquero. Mi salvador. 
Rubén me indica que le siga. Comienzo a adentrarme en un pasillo laaaargo, laaaargo...y poco iluminado. -¡Ay Dios mío! ¿Dónde me he metido? Aunque he de confesar que en el fondo me gustó aquella sensación un tanto enigmática. 
Pasamos una primera sala donde había otro peluquero trabajando y un chico esperando a que le cortaran. Continuamos a una segunda, el salón de manicura. Y finalmente llegamos a destino: zona de lavado. Otra de las cosas que me gustó es que esos tres minutos, aproximadamente, que dedicamos a caminar por aquel pasillo de paredes pintadas de negro con decoración barroca en plata, me olvidé de todos mis tormentosos y angustiosos pensamientos. Me sentí bien. Muy bien.
Ya puestos en faena. Rubén me pregunta:
- Bueno, mi amolll (voz melosa y amable) ¿qué tenías pensado?
- Pues no sé. Lo dejo en tus manos.
Decirle a un peluquero eso de, "lo dejo en tus manos", es una perita en dulce. Trabajar con libertad les libera la creatividad y los desestresa. Con lo cual, el porcentaje alto de que elaboren un buen trabajo, está garantizado.
Rubén se puso manos a la obra. Chassss...chasssss....chasssss....chasssss....Las tijeras se movían a una velocidad pasmosa demostrando su avezado y experto manejo. Chassss...chassss..chaasssss...
Rubén tenía, tiene un don. Pero además de ese don para desarrollar su trabajo, además, irradiaba buena onda. Su arte se adaptó perfectamente a mi fisionomía. Conectamos. Perfecta simbiosis entre cliente y dador de mejora estética.
Mi objetivo de lanzarme al situacionismo en busca de un subidón de autoestima, se había cumplido. No hay nada mejor que eso, de un hecho tan simple concluir con significados imprescindibles para el encuentro del bienestar. Hoy el salón de belleza, mañana un paseo a la orilla del mar, pasado un cafe con amigos, el otro una sonrisa de tu hijo...La vida no ha de regirse por reglas únicas que violarán nuestra sensibilidad, nuestra capacidad de emocionarnos aspirando a SER, encontrando nuestro YO sin maquillaje ni disfraz.

  


martes, 23 de octubre de 2012

En boca cerrada no entran moscas

Que repetidos somos los padres. Y por eso, por cansinos y preguntar cuando nos advierten con el silencio que mejor NO LO HAGAS, volvemos a hostiarnos con la misma piedra en todos los hocicos.
El otro día cuando fui a buscar al colegio al canijo, en la parada, impuesta por decreto, para merendar sentados en el parterre del acceso a la zona de recogida; se me ocurre la brillante, original y manida idea de preguntar : ¿qué has hecho hoy en el colé? 
123456324 veces realicé la preguntita de marras. Recibiendo como respuesta un  testarudo, ignorante y prolongado SILENCIO. 
-Venga...venga..canijo, ¿qué has hecho hoy en el cole? ¿Cuéntame? -confiada, espero respuesta-
Pero su cara era la expresión de quien te está diciendo: qué parte de....NO TE VO Y A CON TES TAR, ¿no has entendido? ¡Alma de cántaro! 
Pero señores, a tozuda no me gana ni Dios!! Y vuelvo al ataque : ¿No me cuentas nada?
Él, ensimismado con su merendola de orden ecléctico; sorbiendo jugo de melocotón, mezclado con actimel y bocata de serrano, me farfulla, con el lado derecho inflado e inutilizado por una enorme bola de comida: ¡Mmmmami, lllooo de ssshiempre!! 
Asiento con la cabeza. Pero...pero... y, ¿qué es lo de siempre? 
Presto. Se levanta. Deja el jugo de melocotón en el suelo. Coloca sus brazos en jarra y me larga con impetuoso desparpajo: "A ver Mami. Hoy me levanté. Tomé el bibi. Me lavé los dientes, la cara y las manos. Me llevaste al cole. Pinté, jugué, hice deporte, hablé francés, comí potaje y arroz con salchichas, eché siesta, jugué y...Y...¡YA ES TÁ! ¡Eso es todo!"
A veces es más útil callar. La prudencia y la moderación son grandes virtudes.






 

Saludo a mi suerte

Que sí. Que sí. Hoy luce el sol. Los días tranquilos pasan. La calma. La respiración. Las nubes en el cielo. El mar. Cambio de color. Tus ganas. Mis ganas. Hoy gano. Tú ganas. Ganamos. Esto no se para. Esto no se para. 
La brisa suave rozando la piel desnuda. El rugido del mar. Lo sé. Lo sé. Esto no se para. Esto no se para. Suelta los puños se acabó el temporal. Ecos del ayer. 
Saludo a mi suerte. 

lunes, 22 de octubre de 2012

Viejas filosofías



¡Qué difícil! Lo sencillo que sería todo si lo de simplificar más se nos quedara grabado a fuego en el hipotálamo. Esa necesidad innata a veces, terca otras, de querer estar continuamente pegando saltos estratosféricos que desgraciadamente hacen olvidar, desterrar los buenos hábitos mentales. Por eso hoy vuelvo a retomar viejas filosofías personales y me quedo con el mío; con mi minúscula cabriola, mi párvula pirueta, mi imperceptible pero mayúsculo respingo que probablemente será intranscendente para el UNIVERSO. Mientras que para mí significará el inicio de algo más grande, cual efecto mariposa.  

sábado, 20 de octubre de 2012

Aquella tarde

Eran casi las cinco. 
La tarde era cálida. Cálida como la mayoría de las que da la primavera; regalando flecos de luminosidad tierna, sosegada y ligera a través del ventanal. Se agradecía la tibieza  de esas lineas de luz; daba la sensación de que la naturaleza quería templar el frío del adiós. 
Sentados junto al ventanal de la cafetería. Aprovechando los últimos minutos antes de la despedida. Recordando la noche pasada. La noche que los uniría como uña y carne. Como botón a ojal. Como pies a la tierra. Para siempre.
Ella se sonrojaba e intentaba disimular el recuerdo de la noche; aunque una difuminada sonrisa la delataba. Delataba su gracia de sentirse dichosa, afortunada 24 horas después. Al sentirse valiente alimentando su recuerdo con los besos de una noche de primavera. 
En ese momento, la luz meliflua quedó fija en los ojos del que partía. Dejando cristalino, pupila, iris y retina exhibir, sin pudor, la hermosura que poseían. Eran hermosos. Únicos. "Si el amor tiene nombre; esos ojos dan nombre al mío."
Momentos que quedan grabados en la memoria del corazón, para siempre. Aquella noche. Aquella estación. Aquellos ojos llenos de amor. Una noche inolvidable; de esas en las que no tienes que abrazar con preocupación sin dar tregua a las caricias con entusiasmo y exaltación. Donde los enamorados transidos de amor y procelosos por el tiempo abrazan la noche con el ansia del que no quiere que acabe uno de esos momentos irrepetibles, puros, propios, para siempre.
Aquella tarde de primavera conocieron la suerte. Estaba delante de ellos. PARA SIEMPRE.

viernes, 19 de octubre de 2012

Nada es lo que parece

De corazón y científicamente. ¡Cómo explicarlo! ¡Hijo de un soldado! ¡Sometido desde su nacimiento a disciplina militar! Nos acostumbró a su ímpetu de luchador vehemente, con redundancia e intensidad. 
El spray, con una potencia de 10.000 voltios, disparó una corriente de células cardíacas con el fin de recomponer, dando latido, las porciones del tejido cardiaco recién salido del nitrógeno liquido.
Unos segundos pasaron. Segundos angustiosos mordisqueando los labios y cruzando los dedos esperando la resurrección.
¡Corten! ¡Cooorten! 
No trates de vivir el momento, nada es lo que parece, es científicamente imposible.

miércoles, 17 de octubre de 2012

La próxima vez


De corazón y científicamente se dieron las condiciones idóneas de temperatura. Era el día. Así lo comprobé en el calendario. Dispuesto en el frente de batalla , mandoble tras mandoble, el resto no era competencia para mi: mi velocidad y mi fuerza me daban la seguridad del emperador carolingio. 
-¿Hiciste tus ejercicios de calentamiento? 
-Si. ¡Cómo si me estuviera adiestrando para un combate!.. 
La épica aventura había concluido.
El test calló sobre la mesa. Negativo.
-Llegué al campamento ayer. Es mi primera batalla. ¿Quizás no soy el que esperabas? 
-No te disculpes. Este NUNCA seguro que esconde un OJALÁ...Dijo confiado, el óvulo al espermatozoide.

lunes, 15 de octubre de 2012

Semana Horribilis

La semana comenzó en blanco y negro. Y conforme avanzaba se tornaba zaina. 
Tensión, nervios, cansancio, irritabilidad y volatilidad emocional. Resumiendo, al borde de la demencia. 
Por eso hay días, (en éste caso, semana) en los que te gustaría haber pasado página. Ahora entiendo a William Foster , -Día de Furia-, cuando decidió enfrentarse a las adversidades de una forma violenta. Ahora lo entiendo más que nunca pues casi he traspasado esa delgada línea que existe entre la furia feroz y el delirio desmesurado.
Mi super-semana, -llamémosla así por no llamarla mierda de semana-,comienza el domingo con el canijo y la olvidada fiebre. Cuatro meses cuatro, ha tardado en golpear, de nuevo, a nuestra puerta el germen infeccioso. Y una, señores, se acostumbra a lo bueno, o mejor, no quiero ser tan osada, a lo "falso-bueno."A, "virgencita, virgencita, que la rachita me acompañe y mi niño los virus los engañe." Pero si hacemos una lectura con sentido común, -algo que las madres, a veces, nos resulta desquiciantemente ajeno-, este "falso-bueno" resulta ser como excremento de vaca por lo enorme del autoengaño pues los niños los tres primeros años de vida están predestinados a caer en manos de virus, exantemas, catarros, gripes, gastroenteritis, otitis, varicela, rubeola....sí o sí.
Decidimos llevarlo al médico. Siendo domingo la única opción, ir por urgencias. Diagnóstico: cuadro vírico. Ibuprofeno y esperar. Se te queda una cara de gilipollas estúpida, o a mí por lo menos, cada vez que te dicen: "...es un virus. Y los virus, ya se sabe; hay que esperar a ver que traen..."
¡Cómo me revienta esta frase! Además, si la aderezamos con cierto tono desidioso, jode aún más. Creo, y esto es una observación mía, quizás sea retorcida y malpensada, pero estoy convencida o casi, que sino todos un porcentaje alto de pediatras, y sobre todo de urgencias, les fastidia que vayas sin esperar al día siguiente para ir a tu pediatra de cabecera porque el niño no tiene fiebre alta, -para mí fiebre alta es 38º. Y lo traigo porque me sale de la peineta. O hay que esperar a que el niño convulsione-, y se le jeringue su sugestivo, fascinante y delicioso plan de tocarse las pelotas narices durante la guardia. Con lo cual los diagnósticos que hacen suenan más a una producción en cadena que a un juicioso y vehemente criterio médico. Fíjate, sería más sencillo que te dijeran: ¡Te jodes! En mi humilde, sincera, aunque no contrastada opinión, esta es la verdad que esconde la dichosa y trillada frase.
A partir de aquí comienzo a rumiar  y alimentar mi semana horribilis. Mi día de furia. Mi vía crucis. Mi, ¿por qué a mí, Señor, por qué? Mi semana de chica de la cruz roja. Mi semana de, "Mami, no te separes de mí o lloro, me lo hago encima, vomito, o, o.." Mi semana de blasfemias, improperios y crosería arrabalera manifestando mi disconformidad con el chantaje emocional que estoy padeciendo en mi moribundo cuerpo.
Tres días de fiebre alta, sin síntomas de toses, dolor de oído o vómitos que hicieran pensar que las placas de pus, ésas desterradas AMIGAS, nos iban a recibir con un inmisericorde..."Ya estamos aquiiii iiiiii..." Como agua de mayo las esperaba. Con lo brazos abiertos. A puerta gayola. Con resignación cristiana. Con mis fuerzas de madre coraje por los suelos. Bajo mínimos. Como zombie recién parida   The Walking Dead. Irritable como la gata sobre el tejado de zinc. Requetemelodramática,  extraordinariamente decaída, increíblemente decrépita....Y así, hasta 234.567 adjetivos superlativos más.
Y con esa ansia e inquietud del desenlace viral, el destino me sorprendió sin piedad ni compasión haciéndome caer como toro cuando le dan la puntilla. Mostrándome hasta donde el egoísmo puede hacerse patente olvidando lo que verdaderamente importa, tu hijo.
El canijo al cuarto día fue al colegio. Firmemente convencida de que todo estaba bien. No pasaron ni tres horas cuando me llamaron para ir a buscarlo. Recogí a un niño quejoso y desanimado. ¡Éste no es mi niño! Pensé. "Mami, me duele la cabeza." Repetía. No me hizo falta más. Rápidamente al médico. Sorprendentemente nos libramos de una meningitis. Susto no, ACOJONANTE...
Esto ya fue la guinda del pastel a mi Semana Horribilis. No atendí a ese instinto que decimos tener, y que todo el mundo confirma: "quién conoce mejor que a su hijo que su propia madre." No fui capaz de darme cuenta. Si. Mi instinto no funcionó. Nono. Mi instinto simplemente, no estaba. En mi cabeza lo único que reinaba era el agotamiento físico y el desgaste emocional que me mantenían sumida en una incoherencia mental de mil pares donde la furia y el delirio desmesurado me apartaban de lo importante, mi hijo.

   

domingo, 14 de octubre de 2012

Llámalo...


Escandaliza pensar en una experiencia sin proyección. Sentirse animal de laboratorio, instrumento y material de experimento para aprender a decir NO, es un despropósito. Cuántos segundos, cuántos minutos, cuántas horas, cuántos días, semanas, meses, años alimentando al monstruo.
Rabia de la rabia. Porque anula el entendimiento, la razón.
Rabia de lo aparente. Lo irrebatible. La asunción de lo incuestionable hace sentirse estúpido. Estúpido, si. 
La rabia lo único que aviva es la estupidez. ¿Cuándo llegará la sensatez, la cordura? Lo juicioso.
Rabia por depender de constantes permanentes, abrumadoras y angustiosas. 
Enfurece tender la mano y sentirse rechazado bajo verdades inconcusas. Y de nuevo sentirse, estúpido.
Enloquece no sentirse libre de tener opiniones propias. De no gritar. De no llorar. De no reír. De involuntariamente no saber controlar los impulsos emocionales del cerebro. Desbarajuste neuro-emocional. Ciclotimia que aumenta los niveles de adrenalina y noraadrenalina. Pero, ¿acaso no se es libre de hacerlo?
¡Lunático! ¡Chiflado! Normaliza. Encauza. Endereza. Ordena. ¡Rápido! ¡De inmediato! ¿Uno no es dueño de vivir y expresarse como le venga en gana? Tampoco en eso te pueden dejar en ¡PAZ!
Una de las virtudes del ser humano es esa; poner trabas a las emociones. Y si con ello se sienten ufanamente satisfechos, estarán a un paso de convertirse en mediocres, manipuladores, traidores y cínicos emocionales. 
Rabia pensar que el capital emocional está a -50.
Rabia sentir la identidad perdida, abandonada, arrinconando el Ser por el DEBER SER.
Rabia disponer de un pensamiento vago e impreciso, propio de un Neardental.
Rabia utilizar la pluma intentando ser más prudente que con la palabra, pues tiende a rebajar en algún grado los modos que pudieran ser ofensivos; intentando, sin quererlo, ser más socrático.
Rabia por sentir equivocarse con ansia y egoísmo sin percatarse en el daño ajeno, ingenuo e inocente.
Rabia por ser indolente. Echar el peso del mundo sobre los hombros sin atender al sufrimiento que asola a la humanidad desde hace mucho tiempo, más del que se pueda recordar.
Rabia de la soledad. No con exceso. Quizás una soledad ingrávida sin ser angustiosa y atosigante. Siendo respetuosa y flexible. A tiempo parcial. Elegida.
Rabia por no tener esa solidez pétrea característica de  las pirámides de Egipto.
Rabia por la obsesión de vencer al pasado a base de hacer la cosas bien, con esa mezcla de entusiasmo por la seguridad de que se vencerán los fantasmas internos, y la desesperación por la seguridad de que nunca se derrotarán.





Probabilidad...? Simplificar...?

Sinceramente, ¿ a quién le importa si sacas bola negra o bola blanca? Si calculas de cuantas maneras se pueden sentar ocho personas en una mesa redonda. O cuantas permutaciones distinguibles se pueden hacer con las ocho letras de la palabra crocante. 
¿Una entre mil? ¿Una entre un millón? ¿Una entre 3721? ¡Qué carajo importa! Si tan preocupado estas, ¡no lo dejes en manos del azar!
Pero...pero...Deja que piense que probabilidades hay.
Pero, ¡nada! ¡Mira en la maldita urna y saca la bola del color que quieras!

jueves, 11 de octubre de 2012

El Pacto


Con esa exactitud tan característica de la ciencia sentía miedo... 

...“¡Cobarde!..” 

Sentirse el ser más inmundo y miserable no daba tregua a su alma. Siente el ahogo del que sufre obsesionado por vencer definitivamente al pasado...

...Callada agitación... 

... “¡Lánzate! Deshazte de esos zapatos de hierro y entrégate a un sueño profundo. Olvida memorias desagradables. Te ofrezco la paz en sólo unos segundos...”

...Trémula respiración, al borde de un precipicio de locos...

..."Los desgraciados son egoístas, injustos y menos capaces de comprenderse que los imbéciles.¡Lánzate!..”¡Cobarde! ¡Deja de estrangular el tiempo!...”

...Silencio mortal...

...”¿Cuál es mi misión?..”

...” Quedarte y estar preparado para lo que sea...”

lunes, 1 de octubre de 2012

Soluciones para casi todo




Afirmaba en una de sus obras Wayne W. Dyer que las personas no tienen problemas en la vida. "La vida no nos presenta problemas, sino dificultades." Esta frase, tan de manual de auto-ayuda, aplicada a la práctica familiar, puede sonar un tanto: "por que tú lo digas, simpático. Eso vas y se lo cuentas a  otra, guapo de cara." Ya me gustaría a mí verte en mi pellejo a las 6.30 de la mañana después de haber pasado una noche de perros no, sino la noche de los cristales rotos. Levantándote unas ciento-cicuentaseismilveces, incluyendo, otras ciento-cicuentaseismilveces pipí, agua, arrullo, beso, pipí, agua, arrullo, beso, pipí, agua, arrullo y beso...
¿Problema? ¿Dificultad? Yo lo llamaría realidad de las narices: mi hijo me está matando de a poquitos. Y eso es un problemón. Señores y señoras dejar a mi hijo huérfano cuando aún no me ha sacado de pobre, eso, eso NO SE LE HACE A UNA MADRE!!! Además, llámalo problema, dificultad, apuro, atolladero, conflicto, trance...etc...DA I-GU-AL. A mi lo que me interesan son las SOLUCIONES, las alternativas, las opciones que tengo para afrontar problema o dificultad. Es verdad que, "¿A GRANDES MALES, GRANDES REMEDIOS? ¿Se trata de una verdad universal? En mi humilde opinión, creo que cada maestrillo tiene su librillo. Y, ¿por qué digo esto? 
El otro día, realizando una de esas tareas a las que estamos unidos, como pedo al culo, los padres y madres del UNIVERSO y del COSMOS a PARQUEAR, mi canijo en su afán por adquirir  inquieta y rápidamente su socialización primaria, oséase acoplarse a "tó quisqui": porque la cabra no tira para el monte, la cabra tira para la gente, decidió entablar conversación con una oronda, ajamonada y rolliza niña con cierto parecido a la Lupe, la mejicana y mutada amiga de Fanboy y Chum Chum. Pues allí nos ves a los dos, madre e hijo. Hijo utilizando lenguaje no verbal para dar expresión corporal a la gran emoción que embarga todos sus sentidos cada vez que trata de confraternizar, esto es: trazando círculos de izquierda a derecha, de modo pendulante, a compás de un respingón trote estética Mi Pequeño Pony, cuya lectura es : "Me caes muy bien, ¿vamos a jugar?"Mientras que la madre, impávida aunque con cierto aire circunspecto, sigue la senda que le abre su hijo hacia la amistad y la camaradería. 
El retaco mutante estaba acompañada por su padre que tampoco tenía desperdicio pues era como  Tony el gitano , -leyenda de la rumba y héroe de barrio-, pero éste, leyenda de las papas con carne, ¡échale mojo! y de "a poder que yo pueda, ¡mi niña!"
Conseguida la misión "Lupe, ¿quieres ser mi amigüita?" Que no la misión: "Tony el gitano, ¿quieres ser mi amigüito?" Por la parte que me tocaba como madre del inoportuno invasor. Entre columpio y columpio, tobogán y tobogán, tierra, camión, pelota, correr...Llegamos al balancín. 
"¡Papi! -Le dice Lupe con voz firme y de mando al padre de aspecto calé- "Tengo mocos"
El cíngaro isleño se echa mano al bolsillo delantero, y nada. Echa mano al bolsillo de atrás, y nada. Echa mano al bolsillo de la camisa, y nada. "Mi niña, no tengo pañuelos."
Al ver esto, la duda me asalta: ¿qué hago? ¿lo ayudo? Me da un poco de miedito. Pero justo, justo cuando decido prestar apoyo logístico y lanzarme cual saltadora de trampolín, sucedió. ¡Riégate, agüita! ¡A GRANDES MALES, GRANDES REMEDIOS!
El cañí iba a dar solución a su dificultad. ¿Cómo? Digitalmente. Dedo pulgar e indice con rumbo al hocico de la infante con gesto de pinza recoge fluidos espesos y pegajosos. 
Y yo, allí a punto de arcada: ¿lo hará? No, no lo hará. ¿Se atreverá?
"Mi niña, ¡sooooopla!"
"Snrrrrrrrrr......Snrrrrrrrr.....Snrrrrrr..." 
No una. Ni dos. Tres veces. 
Había subestimado al hombre romo. 
Pero la gorrino escena no había finalizado. Ni corto, ni perezoso Tony después de terminar la maniobra de desatasque de las napias ñatas de su querubín tenía otra misión, ¿dónde depositar la bahorrina?... 

El flemático, cachazudo y perito padre demostró tener soluciones para todo, o "casi todo." Y por mi parte aprendí y acepté que ante un problema de cierta magnitud, la única posibilidad de solucionarlo puede ser recurrir también a soluciones de cierta magnitud, a pesar de las consecuencias que pueda acarrear.




















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