miércoles, 26 de octubre de 2011

Adhesión a una causa: "lo mío es el ROCK."

Si, hoy es un buen día y esperemos que sea así durante mucho tiempo. Quiero contar algo que me pasó ayer y que me hizo mucha ilusión.
14:45 de la tarde. Salgo de casa disparada hacia la guardería. Llego al garaje. Abro el coche. Me siento. Abrocho el cinturón y busco poner algo que me anime el trayecto hasta el "cole". Dedico un par de minutos a ojear mi archivador de CD´s. Pienso: "Necesito algo cañero. No he de acostumbrar al oído a tanta canción infantil: estoy segura que acabará atrofiándome el tímpano estas melodías suaves y ñoñas." La elección no se hizo esperar. La banda sonora de mi particular "easy-raider" de 15 min fué: Skizzo. ¡Me encanta este grupo! Guitarras de la generación de los 80 y 90 doblándolas como Thin Lizzy o Judas Priest: Heavy-Metal del clásico. 
Continúo mi singular desplazamiento al son "metalero." Por extraño que parezca, es de las pocas veces que me alegré de estar en pleno atasco. Era un momento único. Con la ventanilla cerrada, el volumen medio-alto del reproductor y utilizando el volante como si fuera un instrumento de percusión, me monté, en mi propio coche, una performance de lo más potente y enérgica. Vamos, cualquiera que me viera pensaría: "¡Qué hace esta perturbada!" 
Llego a destino. Con el coche en marcha me dispongo, -aún a sabiendas de una censura segura y que en ningún caso busca enemistad o enfado con mi pequeño dictador musical sino, más bien, probar suerte-, a seguir, la vuelta del viaje como la ida, marchosa y heavy-heavy. Conecto y..."Mamí. No me gusta. Quiero mi música." Contesto: "Canijo. Nunca me dejas escuchar mi música. Esto es bonito. ¡Mira! El grupo se llama Skizzo." Mi pequeño censor de la SGAE insiste: "No, no, Mami. Mi música." 
Sabía que iba a suceder esto. Le pongo su música machacona, lenta, lacia, ñoña, sin sustancia. Mientras yo, triste, desconsolada. Resignada a sufrir mi castigo hasta llegar a casa. Cuando de repente: "¡Maaaaaaami! Gracias. Te dejo tú música." Me apresuro a decirle, con entusiasmo desmedido: "¿Cómo?" "Te dejo tú música..."
Es esto, o no, ¿una lección de solidaridad? Para mi si.

Mi pequeño y futuro peludo me mostró, aunque circunstancialmente, su adhesión a mi causa: que lo mío es el ROCK. Y cuando digo que lo mío es el rock estoy diciendo que me gusta la música viva. Estoy diciendo que soy joven y planeo serlo durante mucho tiempo. Y me siento joven porque el rock lo es y está en constante re-invención. El rock está hecho para sentirse libre y asombrarte. No para adormecerte con un par de pastillas y pensar que lo que pasó, pasó. 


Por esto y otras mil cosas más digo que,  lo mío es el ROCK :

jueves, 20 de octubre de 2011

¿A la velocidad de la luz? ¿O de los neutrinos?

Todavía, a pesar de que ya son dos años, se repite la misma sensación,- que cuando mi canijo era un garbanzo,- de valor, vehemencia, de coger el toro por los cuernos; y de inquietud, contrariedad, tedio, pereza, extenuación, fatiga y a veces enfado, cada vez que se inaugura un periodo en la vida de, y con Bruno. La labor de observar, estimular y premiar,- como tu churumbel se hace mayor-, es tarea agotadora, ajetreada y con riesgo de ser decepcionante. Por lo cual se requiere de mucho entrenamiento y de  ánimo zen. También es verdad, que a cada peldaño que subes, en esa escalera hacia el cielo, significa un progreso más, una victoria de Bruno, de papá y de mamá. Un: "Por fin." Un: "Ya está." Un:"Lo conseguimos". Pero hasta que esto ocurre el estado anímico, físico y personal de la familia pasa del temporal más extremo, a una fase de pseudomemoria en la que es difícil determinar si son ciertos o no lo hechos pasados. Es increíble, pero cierto. No es que se trate de hechos traumáticos que se quieran olvidar. Pero al estar llenos de estrés rinde al más fuerte, física y psíquicamente. Con lo cual se sufre, con premeditación y alevosía, una amnesia parcial de lo acontecido. Colateralmente brota la lucha entre las debilidades y los deseos. El pensamiento de: "Quién me mandaría a mi" es una constante. Gira y gira durante la semana, o el mes que dura la prueba...
 Llega la noche. Rendida. Derrotada. El último aliento del día, aún, es para tu pequeño "Neutrino". Lo acaricias. Todavía preocupada lo tocas: "¿tiene frío?" Me digo: "¡Ya acabó el día!" "Deja la guardia." Replico."Él está bien." Me convenzo. Lo tapas. Lo besas. Por fin te acuestas a su lado para cerrar los ojos y dejar descansar a tú cuerpo cascado y fatigado. Aunque dedicas un último minuto, que es lo que gana el cansancio al pensamiento, a contemplar, en este tiempo de silencio y nostalgia ñoña, a tú gorrión: "el mundo de Bruno va demasiado deprisa y está bien. Pero pretende ir a la velocidad de los neutrinos. Y yo me conformo con ir tan deprisa como la luz. ¿Romperá mi neutrino el límite de velocidad de mi barrera cósmica?... 

lunes, 10 de octubre de 2011

¡Pronto! ¡Pronto! ¡Qué llegamos tarde!

Hace ya unos meses, tuve la oportunidad de ver el film documental "BEBÉS". Es una maravillosa visión sobre la crianza de cuatro bebés, en cuatro lugares distintos del mundo. Los niños son: Ponijao de Namibia; Mary Japón; Bayar Mongolia y Hattie de California. En el caso de Ponijao y Bayar, conviven con la naturaleza, sin necesidad de límites, de protocolos o artificios pedagógicos. Mientras que Mary y Hattie, viven rodeadas de hormigón, tecnología, límites, miedos, programas y modelos de psicopedagogía y psicomotricidad moderna. Personalmente, cuando vi el documental sentí una envidia enorme por la crianza de los niños de Namibia y Mongolia. La cámara recogía, en un año de sus vidas, juegos, necesidades fisiológicas, sorpresas, curiosidad, descubrimientos, el papel de las madres en la crianza sin miedos, sin angustia, con lo suficiente para ser felices. En definitiva, sin darle cabida al tiempo. Sin  programaciones, sin planes, sin diseños.
 ¿Por qué os cuento esto? Porque esta pequeña joya documental, a parte de ser carne de análisis sociológico, me ha hecho reflexionar sobre dos cosas: primera, como el ser humano está condicionado a un destino aún antes de su nacimiento, debido al entorno cultural y social en el que les toca nacer. Y segunda, y para mí la de mayor interés, el uso del tiempo cuando uno es padre o madre. ¿Nos condiciona la estructura, el entorno, en el uso del tiempo?...¿Qué buscamos cuando planificamos absolutamente todo en nuestras vidas? ¿Tiempo? ¿Creemos que por organizar ganamos más tiempo; ahorramos tiempo? O por el contrario ¿Es un efecto de contagio, de inercia, el control del tiempo? 
Sin ir más lejos un ejemplo de ello es el tema de la elección de colegio."Si quiere, desde que el niño/a está en la barriga puede hacer la preinscripción en el colegio." Así, de entrada. Me quedé sorprendida al oír con tanta vehemencia estas palabras que me parecieron tan exageradas. Pero parece ser que no son tan descabelladas pues se ha dado algún que otro caso, en esta premura de institucionalización temprana. No pude evitar imaginarme una agenda enorme dispuesta en un atril en el hall de cada casa, en la que se va anotando, de forma aleatoria e indiscriminada, toda la organización y programación,-el tiempo-, de cada una de las tareas futuras en la vida de los pequeños gorriones: inscripción en colegio "privado" bilingüe; inscripción en clases de violín; inscripción en el club de fútbol "X", inscripción en....De lo más cruel. 
Así que tras esta experiencia y las conversaciones que he mantenido con algunos padres y madres, -que no han sido muchas, para evitar intoxicaciones-, me llevaron a reflexionar sobre el uso del tiempo y nuestra obsesión por su estricta distribución. Y de cómo, poco a poco, nos vamos desprendiendo de la crianza sin tiempo, sin límites; inmaterial; cronológicamente feliz y natural. Actualmente vemos, o veo, o escucho, el uso de una crianza cómoda, egoísta. Acorde a las necesidades de los padres, no a lo que el niño pueda demandar,- la madre o padre prefiere ir a la ópera con su hij@, antes que ir al cumpleaños de su mejor amigo. ¿Desconocimiento de las necesidades de su hij@? ¿Egoísmo? O ¿realmente piensa que el niño será más inteligente por escuchar música clásica con dos años de edad?..
 Programamos sin conocer, sin análisis. Guiados por la falta de tiempo. O mejor, consumiendo el tiempo sin disfrutar lo que verdaderamente merece la pena: el tiempo de  nuestros hijos. Sin tomarnos el tiempo en observar, en el contacto para evitar el desastre: el desconocimiento de tu hij@.

¿Vivimos a contrareloj con nuestro hijos/as? ¿Es nuestra vida como la del conejo blanco de Alicia en el país de las maravillas? -Acelerada, impaciente, al trote, al galope.-:"¡Pronto! ¡Pronto! Qué llegamos tarde!.."
¿En qué se puede convertir nuestras vidas? Para contestar a esta pregunta, un pequeño extracto, -de uno de mis libros de infancia, MOMO-, del capítulo: "los hombres grises: ahorradores de tiempo."
"...Los ahorradores de tiempo viven mejor. Los ahorradores de tiempo son dueños del futuro. Cambia tu vida: ahorra tiempo.
El tiempo es precioso-no lo pierdas. El tiempo es oro-ahórralo.
...al norte de la ciudad se extendían ya inmensos barrios nuevos. Se alzaban allí, en filas interminables, las casas de vecindad de muchos pisos, que se parecían entre sí como un huevo a otro. Y como todas las casas eran iguales, también las calles eran iguales. Y estas calles monótonas crecían  crecían y se extendían hasta el horizonte: un desierto de monotonía. Del mismo modo discurría la vida de los hombres que vivían en ellas: derechas hasta el horizonte. Porque aquí, todo estaba calculado y planificado con exactitud, cada centímetro y cada instante.
Nadie se daba cuenta de que, al ahorrar tiempo, en realidad ahorraba otra cosa. Nadie quería darse cuenta de que su vida se volvía cada vez más pobre, más monótona y más fría.
Los que lo sentían con claridad eran los niños, pues para ellos nadie tenía tiempo. 
Pero el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón. Y cuanto más ahorraba de esto la gente, menos tenía." (Momo. Michael Ende. Primera edición 1978.)

martes, 4 de octubre de 2011

Yes we can

La verdad, no sabía que para la celebración de los cumpleaños se necesitaba tal despliegue de medios. Incluso, he descubierto que existe un "protocolo", no oficial, a seguir por los padres y madres como si del diseño de un proyecto de investigación se tratara. La planificación de evento se organiza por fases, y en mi caso, con tres días de celebración. Vamos, se asemeja más a los preparativos de una boda real,-aunque los nuestros más sandungueros-, que a una simple fiesta de cumpleaños.
Fase preliminar: ¿A quién invitamos, Bruno?
Averiguar. Ese era nuestro objetivo. Sacar información, "veraz", a Bruno sobre qué niñ@s eran con los que más  juega en la guardería y con los que quería compartir su festín. Queríamos algo que no fuera ni tan multitudinario como la celebración de una "comunión gitana inglesa", -que hay que verlas para creer todo el despliegue que llevan a cabo para recibir la "hostia" (eucaristía)...bueno, eso es otra historia-, pero si, que al menos Bruno no quedara huérfano en su segundo cumpleaños. Por lo que consideramos que 10 sería una cifra estupenda. Al final, casi vamos al parque para hacer un casting de niños que quisieran acudir al cumple, pues finalmente, confirmaron 5 entre los cuales, dos eran nuestros sobrinos¡Qué lastima!
Seguimos nuestra investigación sobre, ¿quién forma la "pandi" de Bruno? Nuestras pesquisas sobre dicha información tenían un largo recorrido. Hay que retrotraerse a este verano. Si, señores y señoras esto es un trabajo de mucho tiempo, insistencia y mucha, mucha repetición. Hasta la saciedad...y más. Creo, que sin exagerar, un día si y otro...también, la pregunta era: "Bruno, ¿y con quién juegas más en el cole?" Mi dulce de leche, demostró ser fiel y leal a sus incipientes relaciones de amistad. El único nombre al que hacía referencia siempre, en todo momento; del que nos contaba chascarrillos y travesuras era, de su amigo Joel. "Mami. Joel, dice Juno... Con Joel, jugo a la pelota...Joel esto...Joel lo otro...etc,." Así que a uno ya lo teníamos seguro. Pero, ¿y el resto? Pasaron los días y fueron apareciendo más nombres: Sofía, Sofí, Saúl. Definitivamente, estos fueron los top four. Los "elegidos/as..."
A partir de aquí, la siguiente tarea: las tres "C": "Contactar, Comunicar para Convidar."¿Cómo hacerlo? -Esto de ser padres primerizos es lo que tiene: cada etapa nueva, en la vida de nuestro pequeño koala, nos parece un lío del copón. Y a mi personalmente, me crea bastante ansiedad-. Nuestra fuente, lógicamente, recurrir a las educadoras de la guardería. Y como siempre, la misión me tocó a mí. Una vez que mi cachorro entra en el corralito con el resto de los gorriones, me dirijo a una de las educadoras para cumplir con mi deber: descubrir como realizar el llamamiento a la convocatoria cumpleañera. "Normalmente, se hacen invitaciones. Las traes y se las ponemos a los padres en la mochila de los niños/as. Y ya ellos/as se ponen en contacto contigo." Genial. Me puse manos a la obra y al día siguiente les llevé las invitaciones; al parecer demasiado pronto...
¿Dónde celebrar el evento? 
Guiándonos de la experiencia de la hermana de mi queridísimo, la falta de espacio en casa y siendo conscientes que Bruno, y el resto de los/as pichones, se lo iban a pasar de MI-E-DO dando votes como auténticos/as marsupiales; decidimos celebrar el cumpleaños en un centro de ocio infantil. 
Llegamos al establecimiento. Bruno sale escopeteado hacia el parque de bolas. Mi queridísimo y yo mientras, informándonos del jaleo para la celebración de la efemérides de mi colibrí.
Con el folleto en la mano, en el que se explican todas las ofertas del parque infantil, iniciamos el interrogatorio. Bla, bla, bla...número de niñ@s, bebidas incluídas, tiempo de juego, precio...etc,.
Convencidos. Nos decidimos por un menú ignorando que la entrega de regalos la hace un oso llamado: "PIPO". O-O-O. Bruno tiene pánico a los osos. No hay más que verlo cuando ve el oso, GIGANTE, apostado a la entrada de la tienda Natura, que a más de un niño, y no tan niño, le ha dado un patatús. Así que vaticinando una crisis de pánico, qué posiblemente se viera superada al calor de mis brazos o por un bufido de mi queridísimo, al oso PiPo decidimos anular la oferta y contratar dos horas de saltos y juegos...
Una vez hecha la planificación del evento y apropiándonos de la archiconocida frase: "Yes we can" como mantra en este periplo de tres días dedicados, íntegramente a los festejos del segundo aniversario del nacimiento de mi garbancito, -el martes,  celebración del cumpleaños en casa, con la familia. El viernes, la fiesta en la guardería. Tuve que preparar, por primera vez, un bizcocho, -debió salir bueno, pues no he recibido ninguna circular en la que se me pida responsabilidades por intoxicación alimenticia-Y el sábado, la traca final de fin de fiesta: parque infantil de juegos con bolas, castillo hinchable, pinturas, saltos, tarta, regalos, primitos y amiguitos-, no me queda más que decir que a pesar del agotamiento, no me quejo. Para mí ha sido todo un festival de emoción, risas, ilusión y nervios el recuerdo del 27 de septiembre en el que la ilusión cumplió sus cuentas y del dolor se pasó a la caricia; a la mirada que despierta la inocencia del que estaba protegido en mi vientre tomando rumbo hacia la luz en la madrugada de un incipiente otoño lleno de amor...Son ya dos años. Dos años sumando vida y brindando AMOR INCONDICIONAL...Felicidades Mi canijo de "las foles."


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