jueves, 24 de octubre de 2013

Batman Returns


El canijo sigue en su tónica de apasionado e incondicional fan de los superhéroes. Tal es su devoción, que se hace acompañar, todos los días, por uno de ellos. Pero ojo, ganarse el puesto de guardaespaldas/gorila super-estelar requiere, no en vano, pasar por una selección bajo un criterio definido por una serie de indicadores que le dan el rango suficiente para ser elegido y tener el honor de escoltar al canijo hasta el colegio, y que son: vigor, fuerza, valentía, super-poderes y por supuesto, aguantar sus envestidas, las del canijo, digo. (Ya verán porqué).   

Así, por ejemplo, los lunes el afortunado suele ser Spiderman. ¿Por qué? Se preguntaran. Pues no tengo la menor idea, pero es así. Quizás sea por aquello de que los lunes es más peligroso trabajar, el "Monday Effect" lo llaman, y sentirse protegido por el arácnido le da ese empuje físico que todos necesitamos para arrancar la semana. 

Los martes, se los dedica a Iron-man. Pobre Iron-man, éste ya no lo cuenta más pues pasó a mejor vida. El pasado martes realizó su última misión. Ahora yacerá en el yermo terreno de lucha que hay justo al lado del colegio, más solo que la una. El canijo, con el ímpetu que le caracteriza y por ese afán de meterse en el papel de titán de tebeo, tiene una especial querencia por lanzar al aire, (les pongo en situación: con los brazos agitados y frenéticos, dando vueltas como si fuera un lanzador de martillo olímpico), a la saga de superhéroes hasta mandarlos a los límites de la estratosfera. ¿Y qué sucede entonces? Pues que el volátil machango uno, acaba despachurrado; dos, con suerte sale ileso o tres, desaparece del escenario del crimen. En el caso de Iroman, no hemos sabido más de él. Y ahora que lo recuerdo, también sufrió igual destino Donatelo, la torturga ninja de los miércoles. En éste caso, el canijo, movilizó a toda la sección de infantil buscando, rebuscando, inspeccionando cada rincón, milímetro a milímetro, para dar con el paradero del galápago mutante. Resultado, nota de la profesora explicando, con todo lujo de detalle y con tono de, "hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos", que habían inspeccionado, rastreado, desmantelado e incluso batido la zona infantil en busca del reptil testudo, y describiendo la pérdida de la tortuga antropomorfa como un hecho dramático para el canijo. Mi respuesta: "Agradezco tú preocupación y tú disposición. Pero tranquila, el luto por la pérdida de Donatelo pasará en un suspiro.

Y mi adorado Hulk. Éste salía a escena los jueves. ¡El pobre! El "moco verde", perdió fuerza e interés para el canijo.  

Pero, una mancha de mora con otra mora se quita, ¿no? Las tres bajas, dos por lanzamiento estratosférico y uno, por no resultar atractivo vino a cubrirlas Batman, el cachas. A diferencia de los otros superhéroes, éste no posee superpoderes sino que utiliza el intelecto junto a aplicaciones científicas y tecnológicas para crear armas y herramientas con las cuales atrapar a los criminales. Puede que esto, valerse sólo de su fuerza física para combatir el mal, sea lo que le puede resultar interesante al canijo de cara a montarse las historietas de lucha de malos contra buenos. Tanto es así, que siempre en sus diálogos, cuando hay bronca entre unos y otros, Batman destaca con frases como: "Déjenme a mi, yo les daré una patada quetequetequete.... los mandaré muy lejos." Bueno, tampoco es que la frase contenga un mensaje intimidatorio y amenazante; es una frase light, básica, rudimentaria en el universo ficticio de los superhéroes porque una patada la doy hasta yo y no por eso soy una superheroína aunque el canijo se empeñe en decir que si. Pero esa condición de ser mortal y no mutante creo que le da un carácter más real en la mente del canijo y por tanto de poseer la condición de  supermachango. Hasta que......

-Mami, ¿has visto a Batman?
-No.
-Llevo días buscándolo y no lo encuentro.
-¿No lo has llevado al colegio?
-Si. Pero lo traje a casa. Lo tenía en la mochila.
- Pues no sé. ¿No lo habrás lanzado por ahí, como hiciste con los otros dos difuntos?
- No, Mami.

Se quedó algo triste y pensativo. No dejaba de pensar dónde estaría su adorado Batman. ¿Qué sería de él? ¿Estaría secuestrado en manos de el Joker? ¿Se habría quedado sin gasolina el batmovil y cómo no tiene dinero, y no puede robar porque es un superhéroe, no puede regresar a casa? ¿Estaba muerto o estaba de parranda? O peor, ¿habría sufrido el devastador final de sus dos anteriores compañeros Airoman y Donatelo?

Hasta que de repente, un día....

-¡Maaaami! ¡Maaaami!
-¡Qué paso!
-¡Batman! ¡Batman! ¡Batman ha vuelto!
- Cómo!!?? 
-¡Qué Batman ha vuelto! ¿¿¡¡Mira!!??
-¡Anda! 
-Mami, ahora que recuerdo, el otro día, cuando me puse a jugar con él,  de repente quise que volara y pommmmmm... lo tiré y desapareció. Y mira, ¡ha vuelto! ¡No como los otros! (Le faltó añadir: ¡Ingratos!)......

Batman Returns,  pero no sabemos por cuanto tiempo....



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viernes, 11 de octubre de 2013

EL FANTASMA CUTRE


Se acerca Holloween. Y qué mejor momento para contar una historia, de esas, fantasmagóricas. Pero no se me asusten, que en esta historieta ni los malos son tan malos, ni los buenos son tan buenos. Aquí el ectoplasma es, CUTRE. Y por cutre se entiende desaliñado, tanto, que despierta compasión por estar desprovisto de todo fundamento terrorífico. Es un pobre fantasma, torpe, uraño y atontado; sin esa garra que identifica a un superfantasma.

La visión quimérica de origen celta, lo que avala su antidiluviana identidad, pertenece a esa casta de fantasma de mala calidad, de serie B, de cutres desposeídos de sábanas blancas, carentes de espeluznantes y escalofriantes ojos negros, que se distinguen por la indiscreción y el mal gusto. 

El cutre fantasma es un outsider del inframundo. Lleva sábanas tuneadas a veces y otras, las mimetiza adoptando la apariencia de seres u objetos bien, por afinidad o por un extraño apego. En nuestro caso, el cutre fantasma porta unas sobrecogedoras y aterradoras sábanas de Bob Esponja, (ahora es cuando ustedes ponen cara de pánico y dicen: oooooh qué miedito!!), lo que le da un porte nada dantesco pero sí, ridículamente chigorotero. Sus ojos son verdes. ¿Por qué? Pues por lo que me cuenta, se debe a un extraño fenómeno conmutativo, es decir,  los ojos verdes es un indicador de estar cabreado como un cochino, y cuanto mayor es el cabreo, mayor es la intensidad de esos ojos verdes. Con lo cual, invariablemente, el cutre fantasma está permanentemente crispado independientemente de orden, tiempo y elementos. 

Un día, el cutre fantasma quiso conocer mundo; llevaba demasiado tiempo desarrollando labores de cabo furrier en aquel destartalado y encantado castillo a orillas de la vieja ciénaga. ¡Quiero tener una misión! Se decía animosamente cada vez que veía partir, con un cometido, por la ventana o por el hueco de la chimenea, a uno de ésos fantasmas de la élite blanca. Hasta que por fin, se armó de valor  y su deseo por espantar tomo el poderoso sentido de la realidad no sin antes pasar por un duro y sobrecogedor entrenamiento de truculentos gritos. Pero la genética de cutre-espectro es intrínseca e irremediablemente cutre y por ello, el grito no sería ni bramido, ni alarido, ni rugido, ni bufido, estrictamente sería un cutre chufletero y cómico "BOO!!!" 

Llevaba días pensando donde dar el terrorífico golpe: si en la habitación de un niño, escondido en un armario para mostrarse como una aparición fantasmal, o en plan poltergeist realizando ruidos y moviendo objetos. Pero de nuevo, el desánimo se apoderó de él: "soy un cutre fantasma. Nunca sería capaz de alcanzar ese nivel de espíritu paranormal. Mejor, algo más normalito." Se decía mientras se atusaba su alegórica cutre sábana.

Pensaba y pensaba donde dar ese susto de muerte. Hasta que llegó. Llegó a media noche, cuando se reúne la comunidad de espectros para repartir la inquietante faena. La elección de destino se realiza a través de un vetusto y monumental espejo donde se muestran los posibles objetivos; el cutre fantasma se acercó a echar un vistazo para curiosear toda la fantasmagórica liturgia laboral. Una vez finalizaron y cada fantasma realizó la tunelización a través del espejo, el cutre fantasma se quedo solo. Se acercó de forma sigilosa hacia el grandioso espejo no sin antes cerciorarse que ningún volátil ser inmaterial anduviera por allí. Veía imágenes de todos los lugares del mundo, casas, personas, animales, objetos  y entre todas las imágenes que se mostraban apareció una, la de un colegio localizado en una isla canaria, para más señas, Tenerife. Sus desiertas cavidades verdes se paralizaron: "Aquí. Aquí realizaré mi bautismo como fantasma." Dicho y hecho. Sin pensarlo, tunelización a través del espejo.

Allí estaba, dispuesto. Oteando objetivo. Formado y uniformado con su cutre sábana, espeluznante, de Bob Esponja, (risas por favor), y sus estremecedores ojos verdes parpadeando como luces de semáforo. Nervioso y atento para no meter la "cutre/sábana", (lógicamente no puede meter otra cosa pues, como saben, carecen de extremidades. Pero háganse la idea de que es una pata de las de toda la vida; más adelante se darán cuenta de por qué), inicia la tournée por el desierto colegio francés. Si. El colegio, era el colegio del canijo.

Levitando con porte de cutre/dandy/fantasma y con una gracia inusitada llega a la Moyen Section B, (Mediana Sección B, la clase del canijo, para entendernos. Ya saben de mi don, (ironía), con la lengua gabacha) y comienza a inspeccionar el habitáculo pensando en su fechoría para alcanzar el cenit terrorífico de la gloria fantasmo-franco-canaria-canijil. Deambulando de un lado a otro, mirando la tableau, (pizarra), el classeur (cartapacio), el banc (banco) donde el canijo pasa "pensando", (arrestado, mejor dicho) alguna vez que otra, la zona de récréation (recreo), y de repente... "CRASH, CRASH..."

"¡Por la "SANTA SÁBANA DE CASPER"! ¿¡ Qué está pasando aquí!?"

Ya les comenté que el cutre fantasma era torpe, muy, muy torpe y el propósito de pasar desapercibido, en ésta visita de reconocimiento, no pudo ser. El cutre fantasma metió la cutre/sábana, (la pata, ¿recuerdan?). Sin darse cuenta había partido el "petit parole d´parole", (el bastón de la palabra), que utilizan los canijos para parlotear, por orden y turnos, sus batallitas.

"¡Qué faena! Y ahora, ¿qué hago? " Se preguntaba agitado.

Como era bastante atontado, y el atontado por condición es olvidadizo, una vez hecha la inspección del lugar y recogido los datos para la planificación estratégica de su escalofriante plan, decidió regresar a su morada olvidando el desastre que había ocasionado.

A la mañana siguiente los canijos estaban en clase con total normalidad. La profesora, como todas las mañanas, se acercó al lugar donde guardaba el "petit parole d´parole" para entregárselo a uno de los canijos. Y de repente, "Oú est le petit parole  d´parole? Est cassé!!" (Dónde está el bastón de la palabra? ¡Está roto!) (Pido disculpas si hay algún francés en la sala; ya saben de mi don con la lengua francesa (ironía, eh!?)). La profesora y los canijos no podían dar crédito a lo que estaban viendo salvo uno de ellos. ¿Saben a quién me refiero? Si, al canijo.

El canijo, sabía todo lo que había pasado allí. Sabía quien había sido el artífice de tal desaguisado. Y sabiéndose poseedor de tal secreto, (y ya se saben que los niños eso de guardar secretos lo llevan, cómo decirlo, mal!?), lo hizo público: " ¡¡Ha sido "el fantasma cutre"!!!"

"¿Quién es el fantasma cutre, Bruno?" Le preguntaron al unísono.

"El fantasma cutre, además de cutre, es un falso fantasma." Dijo el canijo, para asombro de todos. Y añadió: , (quizás la siguiente frase les suene cinematográficamente familiar. Aunque en este caso sea el hijo quien manifieste la identidad del padre), "¡El fantasma cutre, es mi padre! Pero esto, que quede entre nosotros, eh!?.."


Ya les dije que los malos no son tan malos, ni los buenos son tan buenos.


Feliz Halloween!!   

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martes, 1 de octubre de 2013

Cumpleaños de Super-Bruno, "el mediano"


En Septiembre, durante el equinoccio de otoño, se produce el cambio de estación del verano al otoño. Se pasa, progresivamente, del calor al frío.  Es el mes de la recolección de las frutas, la miel y la vendimia. Se siguen acortando los días (crecen las noches y menguan las mañanas). El mes de Septiembre es conocido por hospedar al "veranillo de San Miguel o de los Arcángeles". Pero, y perdónenme, los señores de la "socorrida wikipedia", olvidaron una categoría más, que no sé si calificarla de climatológica, pero que por carácter y actitud, el canijo encaja perfectamente, por santo, a veces, y por pariente, "lejano", muy, muy "lejano", de algún arcángel. Les comunico, disculpen mi osadía y humilde atrevimiento, que en mi dulce morada albergo a un ciclón nacido justo a final de dicho mes y por tal coincidencia les propongo incluir una clasificación más en dicho mes: el "Veranillo de Super-Bruno, "el mediano"." Es decir, el canijo se hace presente en Septiembre al igual que la calor, la lluvia, el bochorno o una buena cuarta de vino. 

Desde que pusimos pie en tierra adoptiva, esto lo digo por mi, claro está, el tema omnipresente ha sido: "Mami, ¿cuanto queda para mi cumpleaños?" Calendario en mano, cual calendario de adviento, hemos hecho la cuenta atrás utilizando juegos de palabras, lenguaje no verbal, calendario iPop, iPap, Android e incluso hemos echado mano del bilingüismo, franco/español, por aquello de darle un toque más pedagógico a la espera de la onomástica del canijo. 

-A ver canijo, hoy es (Lunes) Lundi. Hasta el (Viernes) Vendredi, no es tu cumpleaños. 

Una vez soltada la frase, depositando, eso si, demasiada fe en que la entendiera, me di de bruces con mi incrédulo e irreflexivo pensamiento. O sea, me tragué, de sopetón, mi amor propio, sin pensar que para él, para el canijo, el espacio y el tiempo aún no tienen esa cabida temporal en su hemisferio cerebral izquierdo.

- ¿¡Lundi!? Y después del Lundi (lunes), ¿qué viene? ...

Septiembre es alegre, frutero y fiestero, asi reza en el refranero español. Y así ha sido el cumpleaños del canijo. Bueno, lo de frutero, no. Dos días de celebraciones. Si. Dos días. Si alguien encuentra algún parecido con una boda gitana, les diré que sí, que éste es el ejemplo claro de que así es: los cumpleaños se han convertido en el "género chico" de una boda al más puro estilo caló. 

¿Por qué digo esto? A los hechos me remito. 

La primera celebración, el día de su cumpleaños, lógicamente, con los colegas del colegio al completo: "Mami, hay que llevar la juerga al trabajo", me dice, el muy ganso. Ese mismo día, por la tarde, merendola con padre, madre y familia en el sitio ése tan famoso que ahora no me acuerdo como se llama pero si recuerdo su "melódica cuña publicitaria": "nananananaaaaaaaa..." ¿Saben cual es, verdad? Bueno, si no es el caso, les diré que tienen por mascota a un sospechoso payaso que más que provocar risa, al menos a mi, me provoca inquietud y desasosigego.

La segunda bulla, al día siguiente, en mi "¡¡¡¡A-DO-RA-DO PAR-QUE DE BO-LAS!!!". (Por favor, les pido que se pongan en situación y lean con todo el retintín que puedan, y con tono sarcástico, estas palabras.  Si no, no percibirán el grado de  aversión, galáctico, que les tengo. ¡Gracias!) El parque de bolas elegido, para más señas, era lo más parecido a un horno crematorio. No crean que exagero. Mi intención era buscar algo pequeñito para que los canijos disfrutaran de un ambiente más cómodo y menos arriesgado. Pero tan pequeño lo busqué, que la ventilación también hacía honor a sus dimensiones: dos miserables aires acondicionados que no daban a basto a sofocar la axila propia, de padres y niños. Por un momento pensé en sugerir hacer el juego de las prendas, creo que no hubiera sido una idea descabellada haber terminado todos en pelota dando botes por aquel parque del infierno. ¿O quizás si? Lógicamente, no la propuse. Ni tan siquiera la hice pública: soy consciente que en determinados ámbitos el pudor está sobrevalorado y éste, es uno de ellos. Así que dejé aparcado mis deseo frustrado de impúdica nudista para continuar padeciendo sofocos estoicamente y disfrutar, salvo este pequeño inconveniente de espacio y ventilación, del exitoso jolgorio de saltos, calor, juegos, calor, danza, calor, tarta, calor, diversión, calor, regalos, calor, más baile, más calor, despedida, calor, deshidratación, calor... Resumen: todos a casa felices, contentos y con mucha, mucha, calor!! 

Por último, qué decirles del despliegue logístico. Casi dos semanas, aquí, la que está cacareando, me ha llevado hacer la lista de invitados. Si señores. Dos semanas. El canijo, no sé si por suerte o desgracia, tiene don de gentes y eso, para sus progenitores, por una parte, es bueno porque el niño desprende sociabilidad por los cuatro costados; pero es malo, porque va a ser nuestra ruina, literal. Día si, día no, la lista o bien decrecía o se acrecentaba según soplara el barlovento por la azotea del canijo: "No Mami, a fulanita no. A este sí porque es mi más/mejor/ amigo. Y a éste. Y a ésta." ¡Loca me tenía la cabeza! Hasta que al final, ejercí la censura y atajé el pleito: ¡quince niños, y se acabó! (Ni pa ti, ni pa mi. ¡Ilusa!) Así que solícita y diligente me puse manos a la obra; tarjetas de invitación, per-so-na-li-za-das, bolsitas de chucherías, per-so-na-li-za-das, whatsapp con papás y mamás para confirmar, cancelar o preguntar preferencias sobre qué regalar al cumpleañero, reserva de parque de bolas, comprar dos tartas, una para el cumple en el colegio (por supuesto de superhéroes), y otra, para soplar la velas en casa, comprar regalo, por supuesto, de superhéroes...y más, y más, y más.... 

Dejando atrás la ironía, la calor, el escarnio, los deseos incontrolables de jugar al juego de las prendas, el curro del hand-made, que ya me vale a mi, los juegos idiomáticos dejando al descubierto lo mal que hablo en francés, la publicidad subliminal, (me refiero al siniestro payaso vende hamburguesas), a los superhéroes, a los parques de bolas (ya saben, con tonito, eh!?), a la propuesta, creo que bien merecida, de incluir una nueva categoría climatológica con el nombre de "ciclón super-canijo", ha sido un cumpleaños maravilloso. 

La cara del canijo lo decía todo: "Mami, ¡mírame! SOY FELIZ!!!


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