martes, 5 de junio de 2012

¡Anda, el donuts !..



Hay días que se hacen muy cortos y otros que no terminan nunca. Hay días que quisiéramos convertirlos en eternos y otros que no hubieran existido jamás. Días grises, días divertidos, días inolvidables, días negros, terribles...pero siempre hay un momento especial, privado; un momento con el que incluso soñamos, un momento en el que disfrutamos especialmente: nuestro momento del día.

Mi mejor momento del día es el desayuno. Y es que lo es. Lo es porque en el silencio del desayuno - el sonido del teclado del ordenador, el crujir de las tostadas, la cucharilla deslizándose en la taza de café- nos reconciliamos con nosotros mismos, con lo que nos rodea. Un minuto de sosiego, una pausa, un poco de cafeína, de felicidad. No imagino un momento mejor.

Me gusta desayunar sola. Antes no lo hacía, pero ahora con esto de la dedicación exclusiva a las tareas del hogar lo hago si, o si. Me hago mi zumo de naranja natural, me tomo mi descafeinado con leche y mis tostadas con aceite: rico, rico, rico. ¡Qué lujo! Desayunar sola te ayuda a despertar poco a poco: volver a la vida sin prisa.

Este ratito de paz que me da la matinal, me ayuda a ordenar ideas, me devuelve la calma y la cordura, me abstraigo en mis pensamientos, en mí mísma.

Mmmmmm!! Aquí en mi cocina, embelesada con mi desayuno, disfrutando de una visual en internet, concentrada en mis tareas virtuales: e-mail, blog, twitter, Facebook...

Y de nuevo vuelvo a la realidad. Repaso las tareas del día, las que forman parte de mi vida familiar:

-" Llevar el coche al taller, ir al banco (esta faltó), comprar pan, ir a la farmacia, al herbolario, poner lavadora, hacer la comida. ¡Perfecto! Salvo ir al banco, todo está ¡perfecto! "

- "Pero, pero ¿no sé? Tengo la sensación de olvidar algo."

 Vuelvo a repasar mi lista de tareas:

-" Taller, coche, banco (no), farmacia, compra, herbolario. Si, todo perfecto. ¡Ay! Se me escapa algo. Bueno, pues ya me acordaré..."

No vuelvo a darle importancia a la cosa y continúo con mis labores.

Treinta minutos después.

- " ¿Ahora que lo pienso?... "

Un sudor frío se apoderó de mi.

- "¡No! ¡No! ¡No puede ser! ¡A mi no me puede estar pasando esto! "

Cómo si de una pesadilla se tratara. Una pesadilla terrible, la más horrible que se puede tener.

Desesperada, empiezo a gritar, a tirarme del pelo. Noooooo!!!




-"¡JODEER! Yo, qué preparo una maleta para tres sin que se me olvide nada. Yo, qué soy como una Unidad Central de Procesamiento.Yo, que tengo el don de poder estar haciendo una cosa, pensando en otra sin perder el control. Yo, si yo. Qué tengo un blog dónde escribo cosas sobre mi vida con mi hijo para no perderlo en la memoria. Pues hoy....olvidé a mi canijo, olvidé a mi canijo. Si, lo olvidé..."

Al igual que el niño de los donuts,- qué olvidó la cartera por estar más pendiente de su desayuno: el donuts-, hoy me reconozco en él. Y utilizo su frase para contextualizar mi grave despiste:


"¡Anda, "el donuts"!" "Sino tengo coche, ¡cómo co...ones voy a ir a recoger a Bruno! "





Ahora me miro al espejo y esto es lo que veo:





Yolanda Manson. I am sorry.





Los desayunos es lo que tienen!!!


  
























4 comentarios:

  1. No lo puedo creer!!! donde lo dejaste???

    ResponderEliminar
  2. jajajajaj...soy una "mala madre", lo sé. Lo dejé en la guardería, pero me olvidé de que tenía que ir a recogerlo

    ResponderEliminar
  3. ¿cómo has solucionado la papeleta? te han dejado un coche o te has pegado un buen paseo?

    ResponderEliminar
  4. ...aaaaayyyy!!! Mi cabeza!!! No sé como estuve. Al final, pude conseguir coche. Pero, me olvidé por completo del canijo...Por cierto, ustedes no trabajarán en la fiscalía de menores, no? :)

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...