Ai Se Eu Te Pego 50 cachetadas, ¡mi niña!

La novela erótica fue todo un descubrimiento. Mi primera vez fue con “Amorrada al Piló”,-aunque en el cine se conoce como “El escote”-, de María Jaén. Me encantó encontrarme con este librito, picante, divertido y entretenido. Sobretodo porque por aquél entonces, la sofisticación de los 80′, plena pubertad y las hormonas revueltas, leer este libro fue la bomba, en todos los sentidos. Creo que este tipo de literatura, considerada de genero menor, -pues es complicado no caer en lo zafio, y eso al fin y al cabo es difícilmente vendible-, aunque ayude a liberarte de muchos tabúes aún sigue estando estigmatizada. Y éste, quizás ha sido el gran triunfo de 50 sombras, trascender el nicho del mercado del género rosa desestigmatizando la novela "porno" a considerarla "erótica-romanticona-rosita." Y para conseguirlo, no se puede negar, ha contribuido el tratamiento estético. Seguramente que si en su tapa hubiera aparecido un tipo tatuado, perforado de piercings, moreno de rayos UVA y con el torso tipo toblerone, no hubiese tenido tanto efecto sobre el público femenino. El objetivo: vender un producto sofisticado, atractivo, elegante, seductor que te pique la curiosidad nada más verlo sin miedo a llevar bordada la letra escarlata. Por tanto, un lavado de imagen en toda regla para escapar de la imagen estereotipada de  la literatura erótica. Quizás, ahora, si 5o sombras la comparamos con las novelas de Corín Tellado, la escritora de la insinuación, de sugerir más que mostrar, sería tachada de cuentito casto y beatífico a pesar de ser primos hermanos o sacados de la misma costilla, los tres rombos encarnados. 

Lo llaman el nuevo porno para mamás. ¿De qué mamás? Yo soy madre y no me va este "porno soft que te da aaaalas." 

No me gustan los "best seller" y menos si se trata de un fanfic copiado  sacado de otra sonada saga vampírica,- yo, señores, ya pinto canas-, con sus mismos defectos, en concreto: 

Uno, la protagonista. Con menos sangre que una papa. Utilizar el mismo cliché, trillado y machacón, de morderse el labio a modo de lolita, por no decir loba.  Y lo más de lo más, como de forma vertiginosa pasa de ser Teresa de Calcuta a  Diosa del Sexo. 

Dos, la historia. Repetida. Más de lo mismo. Da la sensación de entrar en el túnel del amor y empezar a dar vueltas y vueltas leyendo siempre lo mismo. En fin, predecible. Muy predecible. 

Y tres, la narración. Más original. Pulir más el estilo.

Después de haber hecho el intento, esfuerzo y empeño vehemente por terminar el libro, no ha podido ser. Y me perdonaran ustedes, las y los, que lo hayan terminado pero no acabo de entender el revuelo generado con estas 540 páginas de las que yo alcancé a leer tan sólo 150. Hay escenas de sexo, explícitas, pero no creo que sean para tanto. Se limitan a media docena de. Es verdad que te pueden provocar cierta quemazón en ciertas partes despertando cuerpo y libido. Pero vamos, he leído libros de la colección "la sonrisa vertical" que te harían caer las bragas de un soplido.

Ai Se Eu Te Pego 50 cachetadas, ¡mi niña! lo pueden leer, yo no lo recomiendo, por lo dicho. Pues para jugar a usar una corbata, una máscara y unas esposas me veo pasión de Gavilanes que encima son tres y toco a más. ¡Ea!

Por cierto, si no lo saben, prepárense para un Otoño de pasiones tormentosas: Charles Dubow y Sylvia Day serán autores que darán que hablar.