martes, 5 de septiembre de 2017
LA INVENCIÓN DEL AMOR
Conozco un jardín donde el silencio es amor.
Conozco una vida donde los besos son combustible.
Conozco unos ojos que brillan como incandescentes luceros.
Conozco un río, un mar, una catarata que desemboca en un reposado océano.
Conozco las estaciones porque te conozco a ti: dulce brisa de primavera, ardor de canícula de verano, ternura del otoño y vehemencia de la lluvia de invierno.
Conozco el SER porque he reconocido mi soledad, mi nudo gordiano, revelando así todas sus inagotables implicaciones.
Conozco mis miserias, mis debilidades, mis bondades y mis fortalezas porque has destruido aquellos demonios azules demasiado pesados para transportarlos a los largo de todos mis días y todas mis noches.
Conozco el amor inmortal, al igual que Aquiles lo fue por sus grandes hazañas.
Conozco la sonrisa en esta alegra triste vanidad del ser vivo.
Conozco el dolor que escarba como el gusano lo hace en el hueso pero también, reconozco la salvación de sentirse atraída hacia un lugar donde regresar por ti.
Conozco mis recuerdos, cuando la juventud era insolentemente feliz, para ti.
Conozco el renovarse o morir.
Conozco el impulso de vivir con excitación; semejante a la de un jefe en el campo de batalla cuando se le ocurren miles de ideas afortunadas que apenas tiene tiempo de realizar.
Me-Conozco y Me-reconozco frente a ti.
Y así, en este aprendizaje, en esta construcción y re-construcción de una vida, de una relación, de un binomio perfecto, de aquellos número primos que vencieron a la soledad y llegaron a tocarse, inventamos NUESTRO AMOR cada día: MI GRAN HISTORIA DE AMOR, BRUNO.
¡¡TE QUIERO!!
FELIZ CUMPLEAÑOS.
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