Guadalupe Plata suena a rock subterráneo, a voz en el fango, a quejido coplero, a acordes sucios y polvorientos. Suena a cadencia de la psicodelia de los 70´con punteos y distorsión de los grandes como John Mayal. Suena a blues gótico, incendiario, árido y crudo con graznidos sangrantes llenos de sorna con gatitos muertos y ratas malolientes.
Los tres de Úbeda, son diabólicamente peligrosos. Salidos de un sótano donde crearon un sonido personal y donde idearon sus propias melodías del subsuelo.
Guadalupe Plata y el sonido del subsuelo
Desde estar en una bar de mala muerte en el Far west, a escuchar el sonido del Fast Lane que cruza el viejo Oeste, pasando por mujeres rompecorazones y sin compasión como “Milana” ,(2013), que te noquean a la primera de cambio para después romperte en pedazos aullando de dolor con un sonido de bajos truculentos y con el despecho cínico, camorrísta y aberrante de letras que entran con la aspereza de una estaca como el mal olor del amor que “Huele a rata”.
Obligan a rendirse a ese blues rencoroso, diabólico y despechado que persigue, con la voz de Pedro pareciendo maldecir a Satanás por ese rechazo infame, la conquista de una chica que no ha querido caer rendida a los pies del trío del blues grasiento, desquitándose con ritmos asesinos, zapatos de punta, escusado y riff de guitarra eléctrico convirtiéndose en toda una tormenta de furia musical.
Los ubetenses, afincados en Granada, despliegan en su último trabajo homónimo, “Guadalupe Plata” , garaje blues folclórico, lanzándose al más puro estilo Howlin´wolf . El concierto de ayer en el teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife fue como rescatar un blues sin aditivos, un nuevo sonido y color salido de la tumba de un bluesman del Mississippi. Una hora y media dedicados a tocar sin pausa, sin setlist, guiándose tan sólo con las indicaciones de un compás,- un, dos, tres-, para dar paso a la siguiente y turbadora canción. Sin los protocolos a los que nos tienen acostumbrados las bandas de mainstream; tocando una música adictiva que aún estando sentado te hace mover el esqueleto a base de bien.
Una hora y media de música, incluido un bis, que se hizo fugaz con un blues que te posee irremediablemente ampliando, en éste disco homonónimo, a "Guadalupe Plata", con referencias y temas misturados llenos de diferentes estilos y sonidos que no dejan de perder la esencia misteriosa, oscura y profunda del Guadalupe Plata del 2009, 2011 y 2013.
Guadalupe Plata engancha por su personalidad, por su música punzante, explosiva y ácidas letras, y por que es imposible dejar de mover la pierna y la cabeza (cómo mínimo) al ritmo que marcan con: “Calle 24” o “Serpientes negras”.
Guadalupe Plata, los forajidos, los outsiders del panorama musical español, unos auténticos quebrantahuesos de las historias de desamor para dejarte Kao sin esperarlo. Un gran éxito el de ayer, un gran espectáculo, un disco como un buen aceite de pura oliva, de primera calidad jienense.
Mientras unos escriben porque no saben llorar y hablar al mismo tiempo; Guadalupe Plata hace música para despertar el alma oscura de bluesman que todos llevamos dentro.
OTRA FORAJIDA,
YOLANDA MÁRQUEZ DOMÍNGUEZ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario