martes, 1 de octubre de 2013

Cumpleaños de Super-Bruno, "el mediano"


En Septiembre, durante el equinoccio de otoño, se produce el cambio de estación del verano al otoño. Se pasa, progresivamente, del calor al frío.  Es el mes de la recolección de las frutas, la miel y la vendimia. Se siguen acortando los días (crecen las noches y menguan las mañanas). El mes de Septiembre es conocido por hospedar al "veranillo de San Miguel o de los Arcángeles". Pero, y perdónenme, los señores de la "socorrida wikipedia", olvidaron una categoría más, que no sé si calificarla de climatológica, pero que por carácter y actitud, el canijo encaja perfectamente, por santo, a veces, y por pariente, "lejano", muy, muy "lejano", de algún arcángel. Les comunico, disculpen mi osadía y humilde atrevimiento, que en mi dulce morada albergo a un ciclón nacido justo a final de dicho mes y por tal coincidencia les propongo incluir una clasificación más en dicho mes: el "Veranillo de Super-Bruno, "el mediano"." Es decir, el canijo se hace presente en Septiembre al igual que la calor, la lluvia, el bochorno o una buena cuarta de vino. 

Desde que pusimos pie en tierra adoptiva, esto lo digo por mi, claro está, el tema omnipresente ha sido: "Mami, ¿cuanto queda para mi cumpleaños?" Calendario en mano, cual calendario de adviento, hemos hecho la cuenta atrás utilizando juegos de palabras, lenguaje no verbal, calendario iPop, iPap, Android e incluso hemos echado mano del bilingüismo, franco/español, por aquello de darle un toque más pedagógico a la espera de la onomástica del canijo. 

-A ver canijo, hoy es (Lunes) Lundi. Hasta el (Viernes) Vendredi, no es tu cumpleaños. 

Una vez soltada la frase, depositando, eso si, demasiada fe en que la entendiera, me di de bruces con mi incrédulo e irreflexivo pensamiento. O sea, me tragué, de sopetón, mi amor propio, sin pensar que para él, para el canijo, el espacio y el tiempo aún no tienen esa cabida temporal en su hemisferio cerebral izquierdo.

- ¿¡Lundi!? Y después del Lundi (lunes), ¿qué viene? ...

Septiembre es alegre, frutero y fiestero, asi reza en el refranero español. Y así ha sido el cumpleaños del canijo. Bueno, lo de frutero, no. Dos días de celebraciones. Si. Dos días. Si alguien encuentra algún parecido con una boda gitana, les diré que sí, que éste es el ejemplo claro de que así es: los cumpleaños se han convertido en el "género chico" de una boda al más puro estilo caló. 

¿Por qué digo esto? A los hechos me remito. 

La primera celebración, el día de su cumpleaños, lógicamente, con los colegas del colegio al completo: "Mami, hay que llevar la juerga al trabajo", me dice, el muy ganso. Ese mismo día, por la tarde, merendola con padre, madre y familia en el sitio ése tan famoso que ahora no me acuerdo como se llama pero si recuerdo su "melódica cuña publicitaria": "nananananaaaaaaaa..." ¿Saben cual es, verdad? Bueno, si no es el caso, les diré que tienen por mascota a un sospechoso payaso que más que provocar risa, al menos a mi, me provoca inquietud y desasosigego.

La segunda bulla, al día siguiente, en mi "¡¡¡¡A-DO-RA-DO PAR-QUE DE BO-LAS!!!". (Por favor, les pido que se pongan en situación y lean con todo el retintín que puedan, y con tono sarcástico, estas palabras.  Si no, no percibirán el grado de  aversión, galáctico, que les tengo. ¡Gracias!) El parque de bolas elegido, para más señas, era lo más parecido a un horno crematorio. No crean que exagero. Mi intención era buscar algo pequeñito para que los canijos disfrutaran de un ambiente más cómodo y menos arriesgado. Pero tan pequeño lo busqué, que la ventilación también hacía honor a sus dimensiones: dos miserables aires acondicionados que no daban a basto a sofocar la axila propia, de padres y niños. Por un momento pensé en sugerir hacer el juego de las prendas, creo que no hubiera sido una idea descabellada haber terminado todos en pelota dando botes por aquel parque del infierno. ¿O quizás si? Lógicamente, no la propuse. Ni tan siquiera la hice pública: soy consciente que en determinados ámbitos el pudor está sobrevalorado y éste, es uno de ellos. Así que dejé aparcado mis deseo frustrado de impúdica nudista para continuar padeciendo sofocos estoicamente y disfrutar, salvo este pequeño inconveniente de espacio y ventilación, del exitoso jolgorio de saltos, calor, juegos, calor, danza, calor, tarta, calor, diversión, calor, regalos, calor, más baile, más calor, despedida, calor, deshidratación, calor... Resumen: todos a casa felices, contentos y con mucha, mucha, calor!! 

Por último, qué decirles del despliegue logístico. Casi dos semanas, aquí, la que está cacareando, me ha llevado hacer la lista de invitados. Si señores. Dos semanas. El canijo, no sé si por suerte o desgracia, tiene don de gentes y eso, para sus progenitores, por una parte, es bueno porque el niño desprende sociabilidad por los cuatro costados; pero es malo, porque va a ser nuestra ruina, literal. Día si, día no, la lista o bien decrecía o se acrecentaba según soplara el barlovento por la azotea del canijo: "No Mami, a fulanita no. A este sí porque es mi más/mejor/ amigo. Y a éste. Y a ésta." ¡Loca me tenía la cabeza! Hasta que al final, ejercí la censura y atajé el pleito: ¡quince niños, y se acabó! (Ni pa ti, ni pa mi. ¡Ilusa!) Así que solícita y diligente me puse manos a la obra; tarjetas de invitación, per-so-na-li-za-das, bolsitas de chucherías, per-so-na-li-za-das, whatsapp con papás y mamás para confirmar, cancelar o preguntar preferencias sobre qué regalar al cumpleañero, reserva de parque de bolas, comprar dos tartas, una para el cumple en el colegio (por supuesto de superhéroes), y otra, para soplar la velas en casa, comprar regalo, por supuesto, de superhéroes...y más, y más, y más.... 

Dejando atrás la ironía, la calor, el escarnio, los deseos incontrolables de jugar al juego de las prendas, el curro del hand-made, que ya me vale a mi, los juegos idiomáticos dejando al descubierto lo mal que hablo en francés, la publicidad subliminal, (me refiero al siniestro payaso vende hamburguesas), a los superhéroes, a los parques de bolas (ya saben, con tonito, eh!?), a la propuesta, creo que bien merecida, de incluir una nueva categoría climatológica con el nombre de "ciclón super-canijo", ha sido un cumpleaños maravilloso. 

La cara del canijo lo decía todo: "Mami, ¡mírame! SOY FELIZ!!!


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2 comentarios:

  1. Otoño se caracteriza por los cambios climáticos jajaja Estoy leyendo y asintiendo con una sonrisa viendo-viviendo el momento jajaja Enhorabuena por tu texto, por tu blog, por tus historias y generosidad al compartirlas y, por tu familiar. Muuuuuchas felicidades y que celebréis con nosotros muchos cumples y/o momentos. Bsss

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    1. Gracias mi niña! Gracias a ti por ser una seguidora tan fiel! Y si, habrá canijo para rato...Besos enorrrrmes

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