martes, 28 de agosto de 2012

Sesión Matinée "Cine 35"



Con 35 meses nos hemos lanzado a otra de las aventuras de la socialización canijil: Sesión Matinée Summer o de Cine. ¿Osadía? ¿Incautos? ¿Alma de cántaro? ¿Manirotos? Estando como está el patio con la prima, la sobrina, los recortes y los pespuntes, ir al cine para que a los cinco minutos tener que salir escopeteados después de "soplarte" 20 napos es poco menos que comparable a quitarte un 1/4 de riñón. Así que de ricos, nanai. 

A pesar de ser conscientes del despilfarro nos lanzamos al precipicio cinematrográfico. A un suicidio en el manejo de la lides cinéfilas de mi piccolo Luchino Visconti. Por lo que nos han contado otros padres puede pasar de todo, pero básicamente las opciones pueden ser: que aguante toda la película y disfrute con ella, que aguante todo la película pero la experiencia no le guste demasiado, que haya que salir antes de tiempo del cine o que se duerman durante la película.

Pero a grandes males, grandes remedios. Quisimos ser cautos para que la misión "Cine 35 meses" tuviera un RELATIVO, ÉXITO. Para ello, practicamos algunos trucos para salir indemnes.

Hacer la prueba en casa: tanteando el terreno.

Con lo único, lógicamente, que se puede realizar la experiencia piloto es con un film de contenido infantil a ser posible dibujos. ¿Manga? ¡Nooooo! Ya sabéis: Rey león, Toy Story, Cars 2....
Primer inconveniente: en casa no hay películas de dibujos. Y claro, un clásico de Alfred Hitkock, Casa Blanca, El Halcón Maltés o la Gata sobre el tejado de zinc, va a ser que no. Plan B. Tirar de suministro ajeno, esto es: cuñada o amigos. O, del canal infantil y vamos que nos las ventilamos.

Observar. Es clave. Si el niño permanece tieso como la mojama. Paralizado y rígido como cuando se tiene una bajada de potasio, durante una hora ¡E Voilá! ¡Listo! Está preparado.
Pero si, por el contrario, es de culo inquieto, cinco minutos sentado, cinco de pié, ¡olvídalo! O, arriésgate. Nosotros lo hicimos.

Repetir hasta la saciedad lo divertido, chulo, chachi piruli, chufletero, chirigotero que será ir al cine. Esta actividad se ha de realizar a lo bruto. Sin tacañería e indiscriminadamente. Mañana, tarde y noche. Unas 41344712947317923...veces. Vamos que si el niño no acaba por pillar lo maravilloso, cautivador, fascinante, deslumbrante y hasta babilónico que será disfrutar de semejante experiencia, olvidado. El niño o está sordo, o se la SOPLAN tú y tus técnicas de mercachifle sobre sugestión psicológica.

Elección de la hora depende. Depende, de cómo sea el canijo. Si es como el mío, de rutina espartana, ¡Chungo! Debería llevarlo a las 7 de la mañana para que se mantenga despierto y no se convierta en una criatura mitológica de naturaleza malévola capaz de sabotear cualquier estreno de la Warner Bros, Fox, Disney o del mísmisimo Steve Jobs, antes de que pasara a mejor vida.

Explicar que es el silencio. La discreción y la vergüenza no son actitudes que venga de serie con el niño. Hay que cultivarlas. Con paciencia y cuajo. Con lo cual, pedirle a un niño que su nivel de voz sea inferior a 65 decibelios sería como pedirle a Kárpov que se dejara ganar por Kaspárov. Entonces, ¿qué hacer en el cine? ¿Vendarle la boca? No. Simplemente recurre, de nuevo, a la repetición quedándote sin aliento. Violeta. Morada. A punto de hacerte el masaje cardiaco: "ssssshhhhhhh....ssssssshhh...sssssssssshhh" Y si la tolerancia de tú hijo es de cero patatero no te preocupes, la sala estará llena de niños igual que el tuyo voceando, bramando, berreando y desgañitándose. Aunque si resulta insoportable, también puedes intentar controlar a la bestia peluda recurriendo al sutil y socorrido soborno aunque vaya en contra de tus principios dietéticos: "Te llevaré al sitio de las hamburguesas..." O a la súplica del silencio absoluto cual dolorosa de Murillo:... No lo olvides. No te arriesgues. Si esto sucede en el cine, ni te cuento cuando visite una iglesia..

Y por último, justo antes de que empiece la película, llévale al baño...ni se te ocurra sentarte en el centro de la sala. La primera vez que pases entre la gente te miraran bien, pero la segunda y la tercera, querrán partirte las piernas. Por eso, no dejes que se beba de un tirón el agua o el refresco o inevitablemente te pasarás toda la película de paseo al baño y pondrás en peligro tu integridad física.

Si acaba la película y no se ha levantado, no se ha aburrido y no ha querido irse antes salvo algún "¿ya ha terminado?" cada vez que acababa una secuencia, te puedes dar con un canto en los dientes pues  has TRIUNFADO. Ahora, eso sí, tendrás que elogiarlo, adularlo, jalearlo...hacerle la pelota diciéndole que es un "niño mayor". Verás que cara de...."me hago el interesante".  Y por supuesto, prométele que lo repetirán.

Ayer firmé mi sentencia. Mi sentencia de muerte cinematográfica. A puerta gayola . Levanté mi mano dirigiendo la mirada hacia la cartelera con lágrimas en los ojos, la voz entrecortada e hiposa: "Dedico este adiós al cine de autor, a Lars Von Trier por esos momentazos cinematográficos estrambóticos, conceptuales y de videorecreaciones absurdas. Para dar la bienvenida obligada por las circunstancias marentales a Pixar, el general de las condecoraciones en animación gráfica en 3D.

Y esta fue la película con la nos estrenamos con el canijo. Os dejo con el video de una de las canciones de la banda sonora. Mola!




4 comentarios:

  1. Buenisima eleccion. Con 35 meses ya se les puede llevar donde te aperezca q se adaptan en un plis.
    Besos.

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    1. Ya te digo que si se adaptan. Con la boca abierta nos ha dejado.
      Besos y gracias por el coment.

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  2. chamus! valiente! yo tengo que hacerlo pero esperaré un poco más.....;) gracias por los consejos!

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    1. Hoola, holita!!! Qué bueno verte por aquí Lingo!!! El día que vaya, verás como se lo va ha pasar el Peque...del 10!!!

      Besacos chichi

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