domingo, 17 de junio de 2018

NO ME PREOCUPA CUMPLIR AÑOS




No me preocupa cumplir años. No me preocupa porque el paso del tiempo es signo de vida, de cambios, madurez, de incorporar nuevas percepciones que  conviertan tú mirada en otra más transparente, versátil, diversa y cálida. 
No me preocupa cumplir años; prefiero centrar mi energía en otro tipo de cuestiones de mayor calado, que no me hagan perder el tiempo, ésas, que día tras día me propongo poner en práctica, con mayor o menor éxito, pero que no me resisto a que sean, a que brillen como un ardiente reto o como un gozoso logro. Ésas que nada más ser nombradas ya son pasado,  no existen: "renovarse o morir" lo llaman. Ésas que cuando nombro la palabra quizás dejan de ser justas porque no alcanzan la esencia de las cosas por pequeñas, insensatas o efímeras que sean. 
No me preocupa cumplir años; intento, con cierta fe, guiarme por la intuición pues he comprobado que a veces puede ser una certeza. Una certeza absoluta porque confirma reconocerme. Por ejemplo, uno/a no deja de respirar, ¿verdad? Pues tampoco puede dejar de amar. Incluso dormido/a se puede amar. Esa certeza de reconocerte en cuestiones de amor, guiada por la intuición y que deriva hacia la certeza, hay que experimentarla inagotablemente tanto, como despertar el dolor de la lucidez sin límites, sin piedad; como hacer de lo simple, exagerado; de lo bello, excelencia o del agua, caudal. Se trata de cuestionarse, eternamente, que el  "Ser o No ser" no es para una persona normal para una mujer o un hombre corriente; la certeza de reconocerte es abrazar más el futuro que el pasado. 

No me preocupa cumplir años porque no me apetece estar muriendo, simplemente quiero morir un buen día; porque estoy cansada de esa sensación de eternidad melancólica, infinita, que arrastra la edad; porque me aburre pensar que el amor, el deseo muere, agoniza, se disuelve, se diluye en el universo.

No me preocupa cumplir años porque me gusta mirar al horizonte pensando que soy parte de algo más; porque resulta que no quiero estar ciega ante el deseo de mejorar sin dejarme atrapar por rancios prejuicios que lastran la ilusión, la inquietud o la creatividad. 

No me preocupa cumplir años porque no creo en los latosos tópicos de que a cada edad le corresponde un ideal, pensamiento, actitud, ropa, gusto, color de pelo, maquillaje, bañador, biquini, desnudos/as, izquierdas, derechas, heavy, clásica, fútbol, yoga, gorda/o, flaco/a, vegano/a,.. me resisto a ellos, me toca las narices.  Rendirse ante el dogma de la "inutilidad de lo inútil" me provoca revelarme siempre. La idea de que cada vez iré sintiendo menos y recordando más me provoca desobediencia. El recuerdo está sobrevalorado, el sentimiento, por el contrario, la emoción, se convierte en luz de gas, instantánea, fugaz, pasajera...La emoción hay que mimarla hasta que el corazón  quede deshidratado, ése es el gran secreto de la "eterna juventud".

No me preocupa cumplir años porque es maravilloso tener esa agradable sensación de ingravidez, laxa, fluida y atemporal, esperando a convertirme en aquella mujer tribuno que lucha por cambios significativos, sostenibles en el tiempo que habitan en un lugar eterno, MI CORAZÓN.





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